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Mateo

1

​Genealogía de Jesús Cristo

lc 3.23

1 Libro de la generación de Jesús Cristo, hijo de David, hijo de Abraham.

2 Abraham engendró a Isaac; e Isaac engendró a Jacob; y Jacob engendró a Judas y sus hermanos;

3 Y Judas engendró a Fares y Zara de Thamar; y Fares engendró a Esrom; y Esrom engendró a Aram;

4 Y Aram engendró a Aminadab; y Aminadab engendró a Naasón; y Naasón engendró a Salmón;

5 Y Salmón engendró a Booz de Rajab; y Booz engendró a Obed de Rut; y Obed engendró a Isaí;

6 E Isaí engendró a David el rey; y David el rey engendró a Salomón de la mujer de Urías;

7 Y Salomón engendró a Roboam; y Roboam engendró a Abias; y Abias engendró a Asa;

8 Y Asa engendró a Josafat; y Josafat engendró a Joram; y Joram engendró a Uzías;

9 Y Uzías engendró a Jotam; y Jotam engendró a Acaz; y Acaz engendró a Ezequías.

10 Y Ezequías engendró a Manasés; y Manasés engendró a Amón; y Amón engendró a Josías.

11 Y Josías engendró a Jeconías y sus hermanos, en la transmigración a Babilonia.

12 Y después del traslado a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel; y Salatiel engendró a Zorobabel.

13 Y Zorobabel engendró a Abiud; y Abiud engendró a Eliaquim; y Eliaquim engendró a Azor;

14 Y Azor engendró a Sadoc; y Sadoc engendró a Aquim; y Aquim engendró a Eliud.

15 Y Eliud engendró a Eleazar; y Eleazar engendró a Matán; y Matán engendró a Jacob.

16 Y Jacob engendró a José, el esposo de María, de quién nació Jesús, quien es llamado Cristo.

17 Por lo tanto, todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce generaciones; y desde David hasta el traslado a Babilonia son catorce generaciones; y desde el traslado a Babilonia hasta Cristo son catorce generaciones.

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Nacimiento de Jesús Cristo

lc 2.1

18 Ahora bien, el nacimiento de Jesús Cristo fue de esta manera: Cuando su madre María, desposada con José, antes de que se juntaran, fue hallada embarazada del Santo Espíritu.

19 Entonces José, su esposo, siendo justo, y no queriendo hacer de ella un ejemplo público, pensó en repudiarla privadamente.

20 Pero mientras pensaba en estas cosas, he aquí que el ángel del Señor se le apareció en sueños, diciendo:

José, hijo de David, no temas recibir a María tu esposa: porque lo concebido en ella es del Santo Espíritu.

21 Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.

22 Y todo esto sucedió, para que se cumpliera lo que fue dicho por el Señor a través del profeta, diciendo:

23 He aquí que una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarán su nombre Emmanuel, que interpretado es: Dios con nosotros.

24 Entonces José levantándose del sueño hizo lo que el ángel del Señor le ordenó, y tomó para sí a su mujer:

25 Y no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y llamó su nombre JESÚS.

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2

La visita de los sabios

1 Y Jesús nació en Belén de Judea en los días del rey Herodes, he aquí que vinieron sabios del oriente a Jerusalén,
2 Diciendo: ¿Dónde ha nacido el Rey de los judíos? porque vimos su estrella en el oriente, y venimos a adorarlo.
3 Cuando el rey Herodes lo escuchó, se turbó, y toda Jerusalén con él.
4 Y reuniendo a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, demandó de ellos dónde Cristo nacería.
5 Y ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta,
6 Y tú, Belén, tierra de Judá,
No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá;
porque de ti saldrá un gobernador que pastoreará a mi pueblo Israel.
7 Entonces Herodes, privadamente llamó a los sabios, preguntándoles diligentemente en qué tiempo apareció la estrella.
8 Y los envió a Belén, diciendo: Vayan y busquen diligentemente al niño; y cuando lo hayan encontrado, infórmenme, para que vaya a adorarlo.
9 Cuando ellos oyeron al rey, se marcharon; y miraron la estrella que habían visto en el oriente, delante de ellos, hasta que llegó y paró sobre donde estaba el niño.
10 Cuando vieron la estrella, se regocijaron con gran alegría.
11 Y al entrar en la casa, vieron al niño con María su madre, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le presentaron regalos: oro e incienso, y mirra.
12 Y advertidos por Dios en sueños de que no volvieran a Herodes, se marcharon a su región por otro camino.

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Matanza de los niños

13 Y cuando se fueron, he aquí que el ángel del Señor se le apareció a José en un sueño, diciendo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y quédate allí hasta que te ordene, porque Herodes buscará al niño para destruirlo.
14 Cuando se levantó, tomó al niño y a su madre de noche, y partió a Egipto:
15 Y permaneció ahí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera el dicho del Señor por el profeta, que dijo: De Egipto llamé a mi hijo.

16 Entonces Herodes, viéndose burlado por los sabios, se enfureció en extremo, y envió a matar a todos los niños que había en Belén y en todos sus alrededores, de dos años para abajo, según el tiempo que había preguntado diligentemente a los sabios.
17 Entonces se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías, diciendo:
18 En Rama voz se oyó, lamentación, y llanto, y gran luto, Raquel se lamenta en voz alta por sus hijos, y no quiere ser consolada, porque no están.
19 Pero cuando Herodes murió, he aquí que un ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto,
20 Diciendo: Levántate y toma al niño y a su madre, y vete a la tierra de Israel, porque murieron los que buscaban la vida del niño.
21 Y él se levantó, tomó al niño y a su madre, y vino a la tierra de Israel.
22 Pero oyendo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre herodes, tuvo miedo de ir allí; no obstante, siendo advertido por Dios en sueño, se retiró a las partes de Galilea:
23 Y vino y habitó en la ciudad llamada Nazaret: para que se cumpliera lo dicho por los profetas: Será llamado Nazareno.

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3

Predicación de Juan el Bautista

mc 1.1 lc 3.1 jn 1.19

1 En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea,
2 Y diciendo: Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca.
3 porque esto es pronunciado por el profeta Isaías, diciendo: la voz clama en el desierto, preparen el camino al Señor, hagan sus sendas rectas.
4 Y el mismo Juan tenía su vestimenta de pelo de camello, y un cinturón de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre.
5 Entonces salieron a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la región alrededor del Jordán,
6 y se bautizaron por él en el Jordán, confesando sus pecados.
7 Pero viendo muchos de los fariseos y saduceos venir a su bautismo, les dijo: Oh generación de víboras, ¿quién les advirtió que huyeran de la ira venidera?
8 Hagan por lo tanto frutos dignos de arrepentimiento:
9 Y no piensen diciendo en sí mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque les digo que Dios puede, de estas piedras, levantar hijos a Abraham.
10 Y ahora también el hacha está puesta en la raíz del árbol; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y lanzado en el fuego.
11 Yo ciertamente los bautizo con agua para arrepentimiento; pero el que viene detrás de mí es más poderoso que yo, cuyos zapatos no soy digno de llevar: él los bautizará con el Santo Espíritu y fuego:
12 Cuyo aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá su trigo en el granero; pero quemará la paja con fuego inextinguible.

 

El bautismo de Jesús

mc 1.9 lc 3.21

13 Entonces Jesús vino de Galilea por el Jordán hacia Juan, bautizándose por él.
14 Pero Juan se lo impidió, diciendo: Tengo necesidad de ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?
15 Y respondiendo Jesús, le dijo: Deja ahora, porque así nos conviene cumplir toda justicia. Entonces lo dejó
16 Y Jesús, bautizado, subió inmediatamente del agua; y vió los cielos abiertos en él, y vio al Espíritu de Dios descendiendo como paloma, y alumbrando sobre él:
17 Y se oyó una voz del cielo diciendo: Este es mi amado Hijo, en quien me complazco.

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4

Tentación de Jesús

mc 1.12 lc 4.1

1 Entonces Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto tentado por el diablo.
2 Y ayunó cuarenta días y cuarenta noches, después tuvo hambre.
3 Y el tentador se acercó a él diciendo: Si eres Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan.
4 Pero él respondió diciendo: Está escrito: El hombre no vivirá sólo de pan, sino de toda palabra que salga de la boca de Dios.
5 Entonces el diablo lo llevó a la santa ciudad, y lo puso en el pináculo del templo,
6 Y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo, porque está escrito: Encargará a sus ángeles de ti, y en sus manos te levantarán, para que no tropieces con tu pie en piedra.
7 Jesús le dijo: Está escrito también: No tentarás al Señor tu Dios.
8 Otra vez, el diablo lo llevó a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo, y la gloria de ellos;
9 Y le dijo: Todo esto te daré, si te postras y me adoras.
10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor tu Dios, y a él sólo servirás.
11 Entonces el diablo lo dejó, y he aquí ángeles vinieron y le sirvieron.

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Jesús principia su ministerio

mc 1.14 lc 4.14

12 Pero Jesús oyó que Juan fue encarcelado, partió a Galilea;
13 Y dejando Nazaret, vino y habitó en Capernaum, a la costa del mar. en los límites de Zabulón y Neftalí:
14 Para cumplir lo dicho por el profeta Isaías, que dijo,
15 Tierra de Zabulón, y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles;
16 El pueblo que habitaba en tinieblas vio gran luz; y el que habitaba en región y sombra de muerte, luz le surgió.
17 Desde entonces Jesús comenzó a predicar y a decir: Arrepiéntanse, porque el reino del cielo se acercó.
18 Y Jesús, caminando cerca del mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano, lanzando la red en el mar, porque eran pescadores.
19 Y dijo a ellos: Síganme, y los haré pescadores de hombres.

20 Y ellos inmediatamente, dejaron sus redes y le siguieron.
21 Y saliendo de allí, vio a otros dos hermanos, Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, su hermano, en una barca con Zebedeo, su padre, reparando sus redes; y los llamó.
22 Y dejando inmediatamente la barca y a su padre, y lo siguieron.
23 Y Jesús recorrió toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia entre el pueblo.
24 Y su fama fue por toda Siria; y le trajeron a todos los enfermos afligidos por diversas dolencias y tormentos, y los endemoniados, y lunáticos, y paralíticos; y los sanó.
25 Y le seguía una gran multitud de gente de Galilea, y de Decápolis, y Jerusalén, y de Judea, y más allá del Jordán.

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5

El Sermón del monte: Los benditos

lc 6.20

1 Y viendo las multitudes, subió a un monte; y sentándose, sus discípulos vinieron a él:

2 Y abriendo su boca, les enseñó, diciendo,
3 Benditos los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
4 Benditos los que lloran: porque serán consolados.
5 Benditos los humildes: porque ellos heredarán la tierra.
6 Benditos los hambrientos y sedientos de justicia: porque ellos serán saciados.

7 Benditos los misericordiosos: porque ellos recibirán misericordia.
8 Benditos los limpios de corazón: porque ellos verán a Dios.
9 Benditos los pacificadores: porque serán llamados hijos de Dios.
10 Benditos los que sufren persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
11 Benditos son cuando los hombres los injurien y los persigan, y digan toda clase de palabras maliciosas, falsamente, por mi causa.
12 Alégrense y estén muy contentos, porque grande es su recompensa en el cielo, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de ustedes.

La sal de la tierra

13 Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿en qué salará? Aún es buena para nada, más que para ser arrojada fuera y pisoteada por los hombres.

La luz del mundo

14 Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad colocada en una montaña no puede ocultarse.
15 No se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, sino en un candelero, y alumbra a todos los que están en la casa.
16 Su luz así brille ante los hombres, para que vean sus buenas obras, y glorifiquen a su Padre que está en el cielo.

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Jesús y la ley

17 No piensen que vengo a destruir la ley o los profetas: No vengo a destruir, sino a cumplir.
18 Porque en verdad les digo, hasta que cielo y tierra pasen, una jota o una tilde no pasará de la ley, hasta que todo se cumpla.
19 El que así quebrante uno de estos mandamientos más pequeños, y enseñe así a los hombres, será llamado el más pequeño en el reino de los cielos; pero el que los haga y los enseñe, ése será llamado grande en el reino de los cielos.
20 Porque les digo que excepto que su justicia exceda la justicia de los escribas y fariseos, en absoluto entrarán en el reino de los cielos.

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Jesús y la ira

lc 12.57

21 Oyeron que se dijo antiguamente: No matarás; y el que matare, estará sujeto a juicio:
22 Pero les digo que cualquiera que se enoje con su hermano sin causa, será en peligro de juicio; y el que diga a su hermano: raca, será en peligro del concilio; pero el que diga: Necio, será en peligro del fuego del genna.
23 Por tanto, si llevas tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti;
24 Deja allí tu ofrenda ante el altar, y vete; primero reconcíliate con tu hermano, y entonces ven a ofrecer tu ofrenda.
25 Ponte de acuerdo con tu adversario rápidamente, mientras estés en el camino con él; no sea que en algún momento el adversario te entregue al juez, y el juez te entregue al oficial, y seas echado en la cárcel.
26 Ciertamente te digo que en absoluto saldrás de allí, hasta que hayas pagado el último kodrantés.

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Jesús y el adulterio

27 Oyeron que se dijo antiguamente: No cometerás adulterio:
28 Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella en su corazón.
29 Y si tu ojo derecho te induce a pecar, arráncalo y arrójalo de ti, porque es conveniente para ti que uno de tus miembros muera, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al geenna.
30 Y si tu mano derecha te induce a pecar, córtala, y échala de ti; porque es conveniente para ti que uno de tus miembros muera, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al geenna.

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Jesús y el divorcio

31 y se ha dicho: El que repudie a su esposa, que le dé el divorcio:
32 Pero yo les digo que el que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.

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Jesús y los juramentos

33 Además, oyeron que fue dicho antiguamente: no perjurarás, sino pagarás al Señor tus juramentos.
34 Pero yo les digo: No juren en absoluto; ni por el cielo, porque es el trono de Dios:
35 Ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.
36 Tampoco jurarás por tu cabeza, porque no puedes hacer un solo cabello blanco o negro.
37 Pero tu palabra sea: Sí, sí; No, no; pero más de esto viene del mal.

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El amor hacia los enemigos

lc 6.27

38 Oyeron que se dijo: Ojo por ojo, y diente por diente:

39 Pero les digo que no resistan al malo;de hecho, a cualquiera que te golpee en tu mejilla derecha, vuélvele también la otra.
40 Y si te demandan ante la ley y te quitan el abrigo, déjale también la túnica.
41 Y quién te obligue una milla, ve con él dos.
42 Da al que te pida, y al que quiera pedirte prestado no le des la espalda.
43 Oyeron que se dijo: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo.
44 Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, bendigan a los que los maldicen, hagan bien a los que los odian y oren por los que los calumnian y los persiguen;
45 Para que sean hijos de su Padre que está en el cielo: porque su sol sale sobre malos y buenos, y envía lluvia sobre justos e injustos.
46 Porque si aman a los que los aman, ¿qué recompensa tienen? ¿No hacen incluso los publicanos lo mismo?
47 Y si saludan a sus hermanos únicamente, ¿qué hacen de más? ¿no hacen así los publicanos también?

48 Sean, por tanto, perfectos, como su Padre que está en el cielo es perfecto.

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6

Jesús y la limosna

1 Cuidado con no hacer sus limosnas delante de los hombres, para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendrán recompensa de su Padre quien está en el cielo.
2 Por tanto, cuando des limosna, no toques la trompeta delante de ti, como los hipócritas hacen en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; para gloriarse entre los hombres. Ciertamente les digo, tienen su recompensa.
3 Pero cuando des limosna, tu mano izquierda no sepa lo que tu mano derecha hace:
4 Para que tu limosna sea en secreto; y tu Padre, que ve en secreto, él mismo te recompensará públicamente.

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Jesús y la oración

lc 11.2

5 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque aman orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. Ciertamente les digo, tienen su recompensa.
6 Pero tú, cuando ores, entra en tu cámara, y cuando cierres tu puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto te recompensará públicamente.
7 Pero cuando ores, no uses vanas repeticiones, como hacen los paganos; porque ellos piensan que serán oídos por su locuacidad
8 No sean, por lo tanto, como ellos, porque su Padre sabe de qué cosas tienen necesidad, antes de que se lo pidan.
9 Por lo tanto, orarán de esta manera: Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado tu nombre.
10 Tu reino venga. Tu voluntad hágase en la tierra, como en el cielo.
11 Danos hoy nuestro pan diario.
12 Y perdona nuestras deudas, como nosotros perdonamos a nuestros deudores.
13 Y no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal: Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por siempre. Amén.

14 Porque si perdonan a los hombres sus ofensas, su Padre celestial también los perdonará a ustedes:
15 Pero si no perdonan a los hombres sus ofensas, tampoco su Padre perdonará sus ofensas.

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Jesús y el ayuno

16 Además, cuando ayunen, no sean, como los hipócritas, de semblante triste, pues desfiguran sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan. Ciertamente les digo, tienen su recompensa.
17 Pero tú, al ayunar, unge tu cabeza, y lava tu rostro;
18 para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

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Tesoros en el cielo

lc 12.32

19 No amontonen para ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido corrompen, y donde los ladrones irrumpen y roban:
20 Pero amontonen para ustedes tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido corrompen, y donde los ladrones no irrumpen ni roban:
21 Porque donde su tesoro está, allí su corazón estará también.

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La lámpara del cuerpo

lc 11.33

22 La luz del cuerpo es el ojo: si, por tanto, tu ojo es sencillo, todo tu cuerpo estará lleno de luz.
23 Pero si tu ojo es malo, todo tu cuerpo estará lleno de oscuridad. Si entonces, la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande es esa oscuridad!

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Dios y las riquezas

lc 16.13

24 Nadie puede servir a dos señores, porque o bien odia a uno y ama al otro; o bien se aferra a uno y desprecia al otro. No pueden servir a Dios y a mammon.

 

El afán y la ansiedad

lc 12.22

25 Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o qué beberán; ni tampoco por su cuerpo, qué vestirán. ¿No es la vida más que la comida, y el cuerpo más que el vestido?
26 Miren las aves del cielo: porque no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; sin embargo, su Padre celestial las alimenta. ¿No son ustedes mucho mejor que ellas?
27¿Y quién de ustedes, preocupandose, puede añadir un codo a su estatura?
28 ¿Y por qué se preocupan por el vestido? Consideren los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan, ni hilan:
29 Y les digo, que ni siquiera Salomón en toda su gloria se vistió como uno de éstos.
30 Y si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy es, y mañana se echa en el horno, ¿no los vestirá mucho más a ustedes, pequeños de fe?
31 Ciertamente, no se preocupen diciendo: ¿Qué comeremos? o, ¿Qué beberemos? o, ¿Con qué nos vestiremos?
32 (Porque todas estas cosas buscan los gentiles:) porque su Padre celestial sabe que necesitan todas estas cosas.
33 Pero busquen primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se añadirán a ustedes

 

34 Por lo tanto, no se preocupen por el mañana; porque el mañana se preocupará por las cosas de sí mismo. Basta al dia el mal que hay en el.

7

El juzgar a los demás

lc 6.37

1 No juzguen, para no ser juzgados
2 Porque con el juicio que juzgues, serán juzgados; y con la medida que midas, se te volverá a medir.
3 ¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, pero no consideras la viga que está en tu propio ojo?
4 ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la mota de tu ojo, y he aquí que hay una viga en tu propio ojo?
5 Hipócrita, primero saca la viga de tu propio ojo; y entonces verás claramente para sacar la mota del ojo de tu hermano.
6 No le den lo santo a los perros, ni lancen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y los despedacen.

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La oración, y la regla de oro

lc 6.31 11.9

7 Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá:
8 Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que golpea, se le abrirá.

9 ¿Qué hombre hay de ustedes, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?
10 O si le pide pescado, le dará una serpiente?
11 Si ustedes, siendo malos, saben dar buenos regalos a sus hijos, ¿cuánto más su Padre que está en el cielo dará buenas cosas a los que le pidan?

12 Por lo tanto, todo lo que quieran que los hombres hagan con ustedes, hagan así también con ellos: porque esto es la ley y los profetas.

 

La puerta estrecha

lc 13.24

13 Entren por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y ancho el camino que lleva a la destrucción, y son muchos los que entran por ella:
14 Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la encuentran.

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Por sus frutos los conocerán

lc 6.43

15 Cuidado con los falsos profetas, que vienen a ustedes con piel de oveja, pero por dentro son lobos voraces.
16 Los conocerán por sus frutos. ¿acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los cardos?
17 Así todo buen árbol da buenos frutos; pero el árbol podrido da malos frutos.
18 El buen árbol no puede dar malos frutos, ni el árbol podrido puede dar buenos frutos.
19 Todo árbol que no da buen fruto es cortado y arrojado al fuego.
20 Por lo tanto, por sus frutos los conocerán.

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Nunca los conocí

lc 13.25

21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre? y en tu nombre expulsamos demonios? y en tu nombre hicimos muchas maravillas?
23 Y entonces les confesaré: Nunca los conocí; apártense de mí, obradores de iniquidad.

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Los dos cimientos

lc 6.46

24 Por tanto, todo el que oiga estos dichos míos y los haga, lo compararé a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca:
25 Y la lluvia descendió, y las inundaciones vinieron, y los vientos soplaron, y golpearon sobre aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
26 Y todo el que oye estos dichos míos, y no los hace, lo compararé a un hombre tonto, que edificó su casa sobre la arena:
27 Y la lluvia descendió, y las inundaciones vinieron, y los vientos soplaron, y golpearon sobre aquella casa; y cayó; y fue grande su ruina.
28 Y sucedió que cuando Jesús terminó estas palabras, la gente se asombró de su doctrina:
29 Porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

 

8

Jesús sana a un leproso

mc 1.40 lc 5.12

1 Cuando bajó de la Montaña, grandes multitudes lo siguieron.
2 Y acá, vino un leproso, y postrado lo adoró, diciendo, Señor, si quisieras, podrías limpiarme.
3 Y Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero, sé limpio. E inmediatamente su lepra fue purgada.
4 Y le dijo Jesús: No lo digas a nadie, sino anda, mostrate al sacerdote, y ofrece la ofrenda que Moisés ordenó, para testimonio a ellos.

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El centurión busca a Jesús

lc 7.1

5 Y cuando Jesús entró en Capernaum, vino a él un centurión, suplicándole,
6 Y diciendo, Señor, mi siervo está tirado en casa paralítico, gravemente atormentado.
7 Y Jesús le dijo: Iré y lo sanaré.
8 El centurión contestó y dijo: Señor, no soy digno de que vengas bajo mi techo; pero dí la palabra solamente, y mi siervo será sanado.
9 Además, porque yo soy un hombre bajo autoridad, teniendo soldados bajo mi mando; y digo a éste: Ve, y va; y a otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
10 Cuando Jesús lo oyó, se maravilló, y dijo a los que le seguían: Ciertamente les digo que encontré mucha fe, no en Israel.
11 Y les digo, que muchos vendrán del este y del oeste, y se sentarán con Abraham, e Isaac, y Jacob, en el reino de los cielos.
12 Pero los hijos del reino serán expulsados a las tinieblas exteriores; allí será el llanto y el crujir de dientes.
13 Y Jesús dijo al centurión: Anda; y como creíste, sea hecho. Y su siervo fue sanado en la misma hora.

Jesús sana a la suegra de Pedro

mc 1.29 lc 4.38

14 Y cuando Jesús entró en la casa de Pedro, vio a su suegra tirada y con fiebre.
15 Y le tocó la mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó y les sirvió.
16 Cuando llegó la noche, le trajeron muchos endemoniados; y él expulsó los espíritus con su palabra, y sanó a todos los que tenían enfermedades:
17 Para cumplir lo dicho por Isaías el profeta, diciendo: Él tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.

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Los que querían seguir a Jesús

lc 9.57

18 También, cuando Jesús vio grandes multitudes a su alrededor, ordenó que se fueran al otro lado.
19 Y cierto escriba vino y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.
20 Jesús le dijo: Los zorros tienen madrigueras, y las aves del cielo tienen nidos; pero el Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.
21 Y otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme primero ir a enterrar a mi padre.
22 Pero Jesús le dijo: Sígueme; y deja que los muertos entierren a sus muertos.

Jesús calma la tempestad

mc 4.35 lc 8.22

23 Y él entró en el barco, sus discípulos lo siguieron.
24 Y, he aquí, se levantó una gran tempestad en el mar, de modo que la nave se ocultó con las olas; pero él dormía.
25 Y sus discípulos vinieron a él, y le despertaron, diciendo: Señor, sálvanos: perecemos.
26 Y él les dijo: ¿Por qué temen, incrédulos? Entonces se levantó y reprendió a los vientos y al mar; y hubo gran calma.
27 Pero los hombres se maravillaron, diciendo: ¡Qué clase de hombre es éste, que hasta los vientos y el mar lo obedecen!

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Los endemoniados gadarenos

mc 5.1 lc 8.26

28 Y cuando llegó al otro lado, a la región de los gergesenos, se encontró con dos endemoniados que salían de los sepulcros, sumamente feroces, de modo que nadie podía pasar por ese camino.
29 Y Acá que gritaban, diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Viniste acá para atormentarnos antes de tiempo?
30 Y a distancia de ellos había una manada de muchos cerdos paciendo.
31 Entonces los demonios le suplicaban, diciendo: Si nos echas, permítenos ir a la manada de cerdos.
32 Y él les dijo: Vayan. Y saliendo, entraron en la manada de cerdos; y he aquí que toda la manada de cerdos corrió violentamente abajo por un lugar empinado hacia el mar, y perecieron en las aguas.
33 Y los que los apacentaban escaparon, y fueron a la ciudad, y contaron todo, y de los endemoniados.
34 Y, he aquí, toda la ciudad salió a reunirse con Jesús; y viéndolo, le rogaron que saliera de sus costas.

9

Jesús sana a un paralítico

mc 2.1 lc 5.17

1 Y entrando en un barco, cruzó y llegó a su ciudad.
2 Y, he aquí, le trajeron un paralítico, echado en cama; y Jesús, viendo la fe, dijo al paralítico: Hijo, ten buen ánimo; tus pecados te son perdonados.
3 Y, he aquí, algunos de los escribas dijeron entre sí: Este blasfema.
4 Y Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: ¿Por qué piensan mal en sus corazones?
5 Porque, ¿qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?
6 Pero para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados, (entonces dijo al paralítico:) Levantate, tomá tu cama y vete a tu casa.
7 Y se levantó y se fue a su casa.
8 Pero cuando las multitudes lo vieron, se maravillaron y glorificaron a Dios, que dio tal poder a los hombres.

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Llamamiento de Mateo

mc 2.13 lc 5.27

9 Y Jesús pasó de ahí, y vio a un hombre, llamado Mateo, sentado en el banco de los tributos; y le dijo: Sígueme. Y él se levantó y lo siguió.

10 Y sucedió que, estando él invitado a la mesa en la casa, acá muchos publicanos y pecadores vinieron y se sentaron con Jesús y sus discípulos.
11 Y cuando los fariseos lo vieron, dijeron a sus discípulos: ¿Por qué come su Maestro con publicanos y pecadores?
12 Pero cuando Jesús oyó, dijo a ellos: Los fuertes no necesitan médico, sino los que están enfermos.
13 Pero vayan y aprendan qué significa: Tendré misericordia, y no sacrificio; porque no vine a llamar a los justos, sino a los pecadores al arrepentimiento.

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La pregunta sobre el ayuno

mc 2.18 lc 5.33

14 Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos mucho, pero tus discípulos no ayunan?
15 Y Jesús les dijo: ¿Pueden los niños de la boda llorar, mientras el novio está con ellos? Pero días vendrán cuando el novio será sacado de ellos, y entonces ayunarán.
16 Nadie pone un pedazo de tela nueva a un vestido viejo, porque el parche toma del vestido, y la rotura se hace peor.
17 Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; de lo contrario, los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero se echa vino nuevo en odres nuevos, y ambos se conservan.

 

La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús

mc 5.21 lc 8.40

18 Mientras les hablaba de estas cosas, acá que vino un gobernante, y lo adoró, diciendo: Mi hija ya está muerta; pero ven e impón tu mano sobre ella, y vivirá.
19 Y Jesús se levantó y lo siguió, también sus discípulos.
20 Y, acá, una mujer, que tenía una hemorragia de doce años, vino detrás de él, y tocó el borde de su manto:
21 Porque ella decía dentro de sí: Si tan sólo toco su manto, sanaré.
22 Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te sanó. Y la mujer fue sana desde aquella hora.
23 Y cuando Jesús entró en la casa del gobernante, y vio a los flautistas y al pueblo haciendo alboroto
24 les dijo: Dejen paso, porque la niña no está muerta, sino durmiendo. Y se burlaban de él.
25 Pero cuando la gente fue sacada, entró, y la tomó de la mano, y la niña se levantó.
26 Y la fama de esto se extendió por toda aquella tierra.

 

Dos ciegos reciben la vista

27 Y cuando Jesús partió de allá, dos ciegos lo siguieron, gritando y diciendo: Hijo de David, ten misericordia de nosotros.
28 Y cuando entró en la casa, los ciegos se acercaron a él; y Jesús les dijo: ¿Creen que puedo hacer esto? Ellos le dijeron: Sí, Señor.
29 Entonces tocó sus ojos, diciendo: Conforme a su fe les sea hecho.
30 Y sus ojos se abrieron; y Jesús les mandó severamente, diciendo: Miren que nadie lo sepa.
31 Pero ellos, cuando se fueron, lo divulgaron en toda esa tierra.

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Un mudo habla

32 Mientras ellos salían, acá, le trajeron un mudo, endemoniado.

33 Y cuando el demonio fue expulsado, el mudo habló; y las multitudes se maravillaron, diciendo: Nunca se vio algo así en Israel.
34 Pero los fariseos decían: Expulsa los demonios por medio del príncipe de los demonios.

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La mies es mucha

35 Y Jesús anduvo por todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
36 Pero viendo las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban desmayadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.

37 Entonces dijo a sus discípulos: Verdaderamente la mies es abundante, pero los obreros son pocos;
38 Rueguen, por tanto, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.

10

Elección de los doce apóstoles

mc 3.13 lc 6.12

1 Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder contra los espíritus inmundos, para expulsarlos, y sanar toda enfermedad y toda dolencia.
2 Y los nombres de los doce apóstoles son éstos: El primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano; Santiago el de Zebedeo, y Juan su hermano;
3 Felipe, y Bartolomé; Tomás, y Mateo el publicano; Jacobo de Alfeo, y Lebeo, de sobrenombre Tadeo;
4 Simón el cananista, y Judas Iscariote, que también lo traicionó.

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Misión de los doce

mc 6.7 lc 9.1

5 Estos doce Jesús envió, y les mandó, diciendo: No vayan por el camino de los gentiles, y en ciudad de samaritanos no entren:
6 Sino vayan más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
7 Y yendo, prediquen, diciendo: El reino de los cielos está cerca.
8 Sanen enfermos, limpien leprosos, resuciten muertos, expulsen demonios: gratuitamente recibieron, gratuitamente den.
9 No tengan oro, ni plata, ni bronce en sus bolsos,
10 Ni alforja para el viaje, ni dos túnicas, ni zapatos, ni bastón; porque el obrero es digno de su alimento.
11 Y en cualquier ciudad o pueblo en que entren, examinen quién sea digno en él; y quédense allí hasta que deseen irse.
12 Y cuando entren en una casa, salúdenla.
13Y si la casa es digna, la paz de ustedes vendrá sobre ella; pero si no es digna, su paz regresará a ustedes.
14 Y cualquiera que no los reciba, ni oiga sus palabras, cuando salgan de esa casa o ciudad, sacúdanse el polvo de los pies.
15 Amén les digo, será más tolerable la tierra de Sodoma y Gomorra en el día del juicio, que a esa ciudad.

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Persecuciones venideras

16 He aquí, los envío como ovejas en medio de lobos: sean, por lo tanto, prudentes como serpientes, y simples como palomas.
17 Pero tengan cuidado de los hombres: porque ellos los entregarán a los concilios, y los azotarán en sus sinagogas;
18 Y además llevados ante gobernadores y reyes por mi causa, para testimonio a ellos y a los gentiles.
19 Pero cuando los entreguen, no piensen cómo o qué hablarán: porque se les dará en esa misma hora lo que hablarán.
20 Porque no son ustedes los que hablan, sino el Espíritu de su Padre que habla en ustedes.
21 Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra sus padres, y los matarán.
22 Y serán odiados de todos los hombres por mi nombre: pero soportando hasta el fin serán salvos.
23 Pero cuando los persigan en esta ciudad, huyan a otra; porque amén les digo que no terminarán las ciudades de Israel hasta que el Hijo del hombre aparezca.
24 El discípulo no es superior a su maestro, ni el siervo superior a su señor.
25 Suficiente al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si llamaron al jefe de familia belcebú, ¿cuánto más a los familiares?

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A quién se debe temer

lc 12.2

26 No les teman, entonces: porque nada hay oculto, que no sea descubierto; y secreto, que no sea conocido.
27 Lo que les digo en oscuridad, háblenlo en luz; y lo que oyen al oído, anuncienlo en las azoteas.
28 Y no teman de los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; ahora más bien teman a aquel que puede destruir incluso alma y cuerpo en el geenna.
29 ¿No se venden dos gorriones por un asarius? y ninguno de ellos cae en tierra sin su Padre.
30 Pero incluso los cabellos de sus cabezas están todos contados.
31 No teman, por lo tanto, ustedes son de más valor que muchos gorriones.
32A cualquiera, entonces, que me reconozca delante de los hombres, por esto, yo también lo reconoceré delante de mi Padre que está en el cielo.
33 Pero a cualquiera que me niegue delante de los hombres, a él también negaré delante de mi Padre que está en el cielo.

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Jesús, causa de división

lc 12.49 14.26

34 No piensen que vine a verter paz a la tierra: no vine a verter paz, sino espada.
35 Porque vine a poner al hombre en desacuerdo contra su padre, y a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra.
36 Y los enemigos del hombre serán sus familiares.
37 El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; y ama hijo o hija más que a mí, no es digno de mí.
38 Y el que no toma su cruz y sigue tras de mí, no es digno de mí.
39 El que encontró su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mi causa, la encontrará.

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Recompensas

mc 9.41

40 Recibiéndolos, me reciben, y recibiéndome a mí, reciben al que me envió,
41 Recibiendo a un profeta en nombre de profeta, recibirán recompensa de profeta; y recibiendo a un justo en nombre de justo recibirán recompensa de justo.

42 Y el que dé de beber a uno de estos pequeños un vaso frío sólo en nombre de discípulo, amén les digo, de ninguna manera perderá su recompensa.

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11

​Los enviados de Juan el Bautista

lc 7.18

1 Y aconteció, cuando Jesús terminó de dar órdenes a sus doce discípulos, partió de allí enseñando y predicando en sus ciudades.
2 Y Juan oyendo en la prisión las obras de Cristo, envió a dos de sus discípulos,

3 diciéndole: ¿Eres tú el que vendría, o esperaremos a otro?
4 y Jesús respondió diciéndoles, Vayan, anuncien a Juan las cosas que oyen y ven:

5 Los ciegos reciben la vista, y los lisiados caminan, los leprosos son limpios, y los sordos oyen, los muertos resucitan y los pobres son evangelizados.
6 Y bendito es el que no se escandalice en mí.
7 Y yéndose ellos, Jesús comenzó a decir a las multitudes acerca de Juan: ¿Qué salieron a ver al desierto? ¿Una caña sacudida bajo el viento?
8 Pero ¿qué salieron a ver? ¿A un hombre vestido de ropas suaves? He aquí, los que visten ropas suaves están en las casas de los reyes.
9 Pero ¿qué salieron a ver? ¿A un profeta? Sí, les digo, y más que profeta.
10 Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu rostro, el cual preparará tu camino delante de ti.
11 Amén les digo: Entre los nacidos de mujer no se levantó mayor que Juan el Bautista; pero el menor en el reino de los cielos es mayor que él.
12 Y desde los días de Juan el Bautista hasta ahora el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo toman por la fuerza.
13 Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan.
14 Y si quieren recibirlo, éste es Elías, que debía venir.
15 Teniendo oídos para oír, oigan.
16 ¿Pero a quién compararé esta generación? Es semejante a niños sentados en los mercados, que llaman a sus compañeros,
17 Y diciendo: Tocamos flauta para ustedes, y no bailaron; lamentamos por ustedes, y no lloraron.
18 Porque Juan no vino comiendo ni bebiendo, y dicen: Tiene un demonio.
19 El Hijo del hombre vino comiendo y bebiendo, y dicen: He aquí un hombre glotón y bebedor de vino, amigo de publicanos y pecadores. Pero la sabiduría se justifica en sus hijos.

 

Lamento sobre las ciudades

lc 10.13

20 Entonces comenzó a reprender a las ciudades en cual la mayoría de sus milagros se habían realizado, porque no se arrepintieron:
21 ¡Ay tú, Corazín! ¡Ay tú, Betsaida! porque si los milagros hechos en ustedes, se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, se habrían arrepentido hace mucho tiempo en saco y ceniza.
22 Pero digo a ustedes: Será más tolerable para Tiro y Sidón el día del juicio, que para ustedes.
23 Y tú, Capernaum, exaltada hasta el cielo, serás abatida hasta el hades; porque si los milagros hechos en ti, hubieran sido hechos en Sodoma, habría permanecido hasta hoy.
24 Pero les digo, que será más tolerable la tierra de Sodoma en el día del juicio, que para ustedes.

 

Vengan a mí y descansen

lc 10.21

25 En aquel tiempo respondió Jesús y dijo: Te alabo, Padre,

Señor del cielo y la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios y prudentes, y las revelaste a los niños.
26 Sí, Padre, porque así pareció bien delante de ti.
27 Todo me fue dado por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre; ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.

28 Vengan a mí todos los que están cansados y cargados, y yo les daré descanso.

29 Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, porque soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus almas.
30 Porque mi yugo es fácil, y mi carga ligera.

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​​12

 

Los discípulos comen el sábado 
mc 2.23 lc 6.1
1 En aquel tiempo Jesús iba en sábado por los sembrados; y sus discípulos estaban hambrientos, y comenzaron a arrancar espigas, y a comer.
2 Pero los fariseos, viéndolo, le dijeron: He aquí, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado.
3 Pero él les dijo: ¿No leyeron lo que David hizo, cuando tuvo hambre, y los que con él.
4 Cómo entró en la casa de Dios y comió los panes prótesis, lo cual no le era lícito a él comer, ni a los que con él, sino sólo a los sacerdotes?
5 ¿O no leyeron en la ley, cómo el sábado los sacerdotes en el templo profanan el sábado, y son inocentes?
6 Pero digo a ustedes que acá está uno mayor que el templo.
7 Pero si conocieran lo que significa esto: Tendré misericordia, y no sacrificio, no condenarían al inocente.
8 Porque el Hijo del hombre es Señor también del sábado.

El hombre de la mano seca  
mc 3.1 lc 6.6
9 Y cuando salió de allí, entró en su sinagoga:
10 Y, he aquí, había un hombre que tenía la mano seca. Y lo presentaron, diciendo: ¿Es lícito curar el sábado? para acusarlo.
11 Y él les dijo: ¿Qué hombre hay entre ustedes que tenga una oveja, y si ésta cae en una fosa el sábado, no la agarra y la levanta?
12 ¿Cuánto, entonces, mejor el hombre que la oveja? Por tanto, es lícito hacer el bien el sábado.
13 Entonces dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y fue restaurada sana, como la otra.
14 Entonces los fariseos salieron, y tomarón consejo contra él, cómo destruirlo.
El siervo escogido
15 Pero Jesús lo supo, se retiró de allí; y grandes multitudes lo siguieron, y sanó a todos;
16 Y les ordenó que no lo hicieran público:
17 Para cumplir lo dicho por Isaías el profeta, diciendo
18 He aquí mi siervo, a quien elegí; mi amado, en quien mi alma se complace: Pondré mi espíritu sobre él, y él anunciará krisis a los gentiles.
19 No peleará, ni clamará; ni nadie oirá su voz en las calles.
20 La caña aplastada no quebrará, y el lino humeante no apagará, hasta que envíe el juicio hacia la victoria.
21 Y en su nombre los gentiles confiarán.


El pécado sin perdón
mc 3.20 lc 11.14
22 Entonces le llevaron un endemoniado, ciego y mudo; y lo sanó, de modo que el ciego también hablaba y veía.
23 Y todo el pueblo se asombró, y dijo: ¿No es éste el hijo de David?
24 Pero los fariseos, oyéndolo, decían: Este no expulsa los demonios, sino por belcebú, príncipe de los demonios.
25 Y Jesús conoció sus pensamientos, y les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo es arrasado; y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no permanecerá en pie:
26 Y si satanás expulsa a satanás, se divide contra sí mismo; ¿cómo, entonces, permanecerá su reino?
27 Y si yo por belcebú expulso demonios, ¿por quién los expulsan sus hijos? por tanto, ellos serán sus jueces.
28 Pero si yo expulso demonios por el Espíritu de Dios, ciertamente el reino de Dios vino a ustedes.
29 O ¿Cómo puede uno entrar en casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si no ata primero al hombre fuerte? y entonces saqueará su casa.
30 El que no está conmigo, está contra mí; y el que no junta conmigo, desparrama.
31 Por tanto, digo a ustedes: Toda pecado y blasfemia será perdonada a los hombres;
Pero la blasfemia contra el Santo Espíritu no se perdona a los hombres.
32 Y a quien hable palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero a quien hable contra el Santo Espíritu, no se le perdonará, ni en este mundo ni en el venidero.
33 O hacen el árbol bueno, y su fruto bueno; o hacen el árbol malo, y su fruto malo; porque el árbol es conocido por su fruto.
34 Generación de víboras, ¿cómo pueden ustedes, siendo malos, hablar lo bueno?  porque de la abundancia del corazón habla la boca.
35 Un hombre bueno del buen tesoro del corazon saca lo bueno: y el hombre malo del mal tesoro saca lo malo.
36 Pero digo a ustedes que cada palabra ociosa que hablen los hombres, darán cuenta de ella en el día del juicio.
37 Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.

Los que exigen un milagro
lc 11.29
38 Entonces algunos escribas y fariseos respondieron, diciendo: Maestro, quisiéramos ver señal de ti.
39 Pero Él respondió diciéndoles: Una malvada y adúltera generación busca señal; y señal no se le dará, sino la señal del profeta Jonás:
40 Porque como estuvo Jonás tres días y tres noches en el vientre del gran pez, así el Hijo del hombre estará tres días y tres noches en el corazón de la tierra.
41 Los hombres de Nínive se levantarán en juicio con esta generación, y la condenarán, porque se arrepintieron a la predicación de Jonás; y miren,
uno mayor que Jonás está aquí.
42 La reina del sur se levantará en el juicio contra esta generación, y la condenará: porque ella vino del extremo de la tierra para oír la sabiduría de Salomón; y miren, acá, uno mayor que Salomón.

El espíritu inmundo que vuelve
lc 11.24  
43 Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares sin agua, buscando descanso, y no lo encuentra.
44 Entonces dice: Regresaré a mi casa de donde escapé; y entrando, la encuentra vacía, barrida y adornada.
45 Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus más malvados que él, entrando habitan allí; y el último estado del hombre es peor que el primero. Así será también a esta malvada generación.

La madre y los hermanos de Jesús  
mc 3.31 lc 8.19
46 Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí, su madre y sus hermanos estaban fuera, deseando hablar con él.
47 Entonces uno le dijo: He aquí, tu madre y tus hermanos están fuera, deseando hablar contigo.
48 Pero él respondió diciendo al que le hablaba: ¿Quién es mi madre? y ¿quiénes son mis hermanos?
49 Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: ¡Miren a mi madre y a mis hermanos!
50 Porque cualquiera que haga la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ése es mi hermano, y hermana, y madre.

13

Parábola del sembrador  
mc 4.1 lc 8.4

1 El mismo día salió Jesús de casa, y se sentó cerca del mar.
2 Y grandes multitudes se juntaron a él, de modo que entró en una barca, y se sentó; y toda la multitud estaba en la orilla.
3 Y habló mucho a ellos en parábolas, diciendo: He aquí, un sembrador salió a sembrar;
4 Cuando él sembró, algunas de éstas cayeron junto al camino, y las aves vinieron y las comieron:
5 Algunas cayeron sobre piedras, donde no tenían mucha tierra; y en seguida brotaron, porque no tenían profundidad de tierra:
6 Pero el sol salió, y se quemaron; y no teniendo raíz, se secaron.
7 Y algunas cayeron entre espinos; y los espinos crecieron, y las ahogaron:
8 Pero otras cayeron en buena tierra, y dieron fruto, unas cien y, otras sesenta y, otras treinta.
9 Teniendo oídos para oír, oigan.

Propósito de las parábolas
mc 4.10 lc 8.9  
10 Y los discípulos vinieron y le dijeron: ¿Por qué les hablas en parábolas?
11 Y él respondió diciéndoles: Porque es dado a ustedes el conocer los misterios del reino de los cielos, pero a ellos no es dado.
12 Porque al que tiene, se le dará, y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, se le quitará incluso lo que tiene.
13 Por eso les hablo en parábolas: porque viendo no ven; y oyendo no oyen, ni entienden.
14 Y en ellos se cumple la profecía de Isaías, diciendo,

escucharás al oido, y no entenderás;

y mirando verás, y no percibirás:
15 Porque el corazón de este pueblo se volvió insensible,
Y sus oídos oyen aburridos,
Y sus ojos cerraron;
No sea que alguna vez vean con sus ojos,
Y oigan con sus oídos,
Y entienda el corazón,
Y se conviertan,
Y yo los sane.

16 Pero macarios sus ojos, porque ven; y sus oídos, porque oyen.
17 Porque amén digo a ustedes, que muchos profetas y justos desearon ver lo que ven, y no lo vieron; y oír lo que oyen, y no lo oyeron.

Jesús explica la parábola del sembrador  
mc 4.13 lc 8.11
18 Escuchen, por lo tanto, la parábola del sembrador.
19 Cuando alguno oye la palabra del reino, y no la entiende, viene el malvado, y arranca lo sembrado en su corazón. Este es el sembrado al lado del camino.
20 Pero el sembrado sobre piedras, es quien escucha la palabra, e inmediatamente la recibe con alegría;
21 Pero no tiene raíz en sí mismo, sino que dura por un tiempo; porque cuando la tribulación o la persecución se presenta a causa de la palabra, inmediatamente se escandaliza.
22 También el sembrado entre espinos es el que oye la palabra; y la distracción de este mundo, y el engaño de las riquezas, ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
23 Pero el sembrado en buena tierra es el que escucha la palabra y la entiende; el cual también da fruto y produce, unos a ciento, otros a sesenta, otros a treinta.

Parábola del trigo y la cizaña
24 Otra parábola les presentó, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo:
25 Pero durmiendo los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.
26 Pero cuando la hierba brotó y dio fruto, entonces apareció la cizaña también.
27 Y los siervos del padre de familia se acercaron y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, entonces, tiene cizaña?
28 El les dijo: Un enemigo hizo esto. Los siervos le dijeron: ¿Quieres, entonces, que vayamos y la juntemos?
29 Pero él dijo: No; no sea que mientras juntan la cizaña, arranquen también el trigo con ella.
30 Dejen que ambos crezcan juntos hasta la siega; y en el tiempo de la siega diré a los segadores: Junten primero la cizaña, y átenla en manojos para quemarla; pero junten el trigo en mi granero.

Parábola de la semilla de mostaza  
mc 4.30 lc 13.18
31 Otra parábola les presentó, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo:
32 El cual, a la verdad, es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando crece, es la mayor de las hierbas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y anidan en sus ramas.


Parábola de la levadura  
lc 13.20
33 Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo quedó leudado.

El uso que Jesús hace de las parábolas  
mc 4.33
34 Todas estas cosas habló Jesús a la multitud en parábolas; y sin parábola no les habló:
35 Para cumplir lo dicho por el profeta, cuando dijo:
Abriré mi boca en parábolas;
Pronunciaré lo oculto desde la fundación del mundo.

Jesús explica la parábola de la cizaña
36 Entonces Jesús despidió a la multitud y entró en la casa; y sus discípulos se acercaron a él, diciendo: Decláranos la parábola de la cizaña del campo.
37 Y él respondió diciéndoles: El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre;
38 Y el campo es el mundo; la buena semilla,estos son los hijos del reino; pero la cizaña son los hijos del maligno;
39 Entonces el enemigo que las sembró es el diablo; la siega es el fin del mundo; y los segadores son los ángeles.
40 Por tanto, como la cizaña se junta y se quema en el fuego, así será en el fin de este mundo.
41 El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y juntarán de su reino a todos los que hacen tropezar, y a los que violan la ley;
42 y los echará en un horno de fuego; allí será el lamento y el crujir de dientes.
43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. Teniendo oídos para oír, oigan.

El tesoro oculto
44 De nuevo, el reino de los cielos es semejante a un tesoro oculto en un campo; el cual, cuando el hombre lo encuentra, lo oculta, y de gozo va y vende todo lo que tiene, y compra el campo.

La perla de gran precio
45 Otra vez, el reino de los cielos es semejante al hombre comerciante, que busca buenas perlas:
46 Quien, encontrando una perla de gran precio, fue a vender todo lo que tenía, y la compró.

 

La red
47 Además, el reino de los cielos es semejante a una red echada en el mar, que junta de toda clase:
48 La cual, cuando estuvo llena, la sacaron a la orilla, y sentándose, juntaron lo bueno en vasijas, pero echaron lo malo fuera.
49 Así será en el fin del mundo: los ángeles saldrán, y separarán a los malos de entre los justos,
50 Y los arrojarán al horno de fuego; allí será el lamento y el crujir de dientes.

El tesoro del hombre
51 Jesús les dijo, ¿Entendieron todo? Ellos le dijeron: Sí, Señor.
52 Entonces dijo a ellos: Por tanto, todo escriba instruido en el reino de los cielos es como un hombre jefe de familia, que saca de su tesoro lo nuevo y lo antiguo.


Jesús en Nazaret  
mc 6.1 lc 4.16
53 Y sucedió que cuando Jesús terminó estas parábolas, se fue de ahí.
54 Y viniendo a su pueblo, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que se asombraban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría, y este poder milagroso?
55 ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿no se llama su madre María? y sus hermanos, Santiago, y José, y Simón, y Judas?
56 Y sus hermanas, ¿no están todas con nosotros? ¿De dónde, entonces, tiene este hombre todo esto?
57 Y se escandalizaban en él. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, excepto en su pueblo y en su casa.
58 Y no hizo muchos milagros ahí a causa de la incredulidad de ellos.


14

Muerte de Juan el Bautista  
mc 6.14 lc 9.7
1 En ese tiempo Herodes el tetrarca oyó  la fama de Jesús,
2 Y dijo a sus siervos: Este es Juan el Bautista; él resucitó de los muertos, y por esto milagros se manifiestan en él.
3 Porque Herodes había prendido a Juan, y lo había atado y puesto en prisión por causa de Herodías, mujer de su hermano Felipe.
4 Porque Juan le dijo: No te es lícito tenerla.
5 Y queriendo matarlo, temía a la multitud, porque lo tenían como profeta.
6 Pero Herodes siendo su cumpleaños, la hija de Herodías bailó delante de ellos, y agradó a Herodes.
7 Por lo cual él prometió con juramento darle a ella lo que pidiese.
8 Y ella, instruida por su madre, dijo: Dame aquí la cabeza de Juan Bautista en un plato.
9 Y el rey se entristeció; y, por causa del juramento, y de los que estaban a la mesa con él, ordenó dársela.
10 Y mandó a decapitar a Juan en la cárcel.
11 Y su cabeza fue traida en un plato, y dada a la doncella; y ella la trajo a su madre.
12 Y vinieron sus discípulos, y tomaron el cuerpo, y lo enterraron, y fueron a decírselo a Jesús.

 

Alimentación de los cinco mil  
mc 6.30 lc 9.10 jn 6.1
13 Cuando Jesús lo oyó, partió de allí en barco a un lugar desierto más apartado; y cuando la gente lo oyó, lo siguieron a pie fuera de las ciudades.
14 Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los enfermos.
15 Y viniendo la tarde, sus discípulos se acercaron a él, diciendo: Este es un lugar desierto, y el tiempo ya pasó; despide a la multitud, para que vayan a las aldeas, y compren para sí alimentos.
16 Pero Jesús les dijo: No es necesario que se vayan; denles ustedes de comer.
17 Y ellos le dijeron: No tenemos acá más que cinco panes y dos peces.
18 Él dijo: Tráiganmelos aquí.
19 Y mandó a la multitud que se sentase en el pasto y tomó los cinco panes y los dos peces, y mirando al cielo, bendijo, y partió, y dio los panes a sus discípulos, y los discípulos a la multitud.
20 Y comieron todos, y se saciaron; y tomaron de los pedazos que sobraron doce cestas llenas.

21 Y comieron siendo como cinco mil hombres, aparte de mujeres y niños.


Jesús anda sobre el mar  
mc 6.45 jn 6.15
22 Y en seguida Jesús compelió a sus discípulos a que entraran a la barca y se adelantaran a él hasta el otro lado, mientras despedía a las multitudes.
23 Y despidiendo a las multitudes, subió a un monte apartándose para orar; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.
24 Pero la nave estaba ya en medio del mar, agitada por las olas, porque el viento era contrario.
25 Y en la cuarta guardia de la noche, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar.
26 Y cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el mar, se turbaron, diciendo: Es un phantasma; y gritaron de miedo.
27 Pero inmediatamente Jesús les habló, diciendo: Ánimo; soy yo; no teman.

28 Y Pedro le respondió diciendo: Señor, si eres tú, ordéname que vaya a ti sobre el agua.
29 Y él dijo: ven, y fue Pedro descendiendo de la barca, caminando sobre las aguas para ir a Jesús.
30 Pero viendo el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, gritó, diciendo: ¡Señor, sálvame!.
31 E inmediatamente Jesús extendió su mano, y lo agarró, y le dijo: pequeño de fe, ¿para qué dudaste?
32 Y entrando ellos en la barca, el viento cesó.
33 Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.


Jesús sana a los enfermos en Genesaret  
mc 6.53
34 Y cruzando, vinieron a la tierra de Genesaret.
35 Y cuando los hombres de aquel lugar lo reconocieron, enviaron por toda la región de alrededor y le trajeron a todos los enfermos;
36 Y le rogaron a fin de tocar solamente el borde de su manto; y todos los que tocaron quedaron perfectamente sanos.

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15

Lo que contamina al hombre

mc 7.1

1 Entonces vinieron a Jesús escribas y fariseos, los de Jerusalén, diciendo,
2 ¿Por qué tus discípulos transgreden la tradición de los ancianos? porque no se lavan las manos cuando comen pan.
3 Pero él respondió y les dijo ¿Por qué ustedes también transgreden el mandamiento de Dios por su tradición?

4 Porque Dios mandó, diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y, El que maldiga al padre o a la madre, muera de thanatos.
5 Pero ustedes dicen: los que digan a su padre o a su madre:

“sacrificio, el cual ustedes se benefician a través de mí”;
6 Y no honra a su padre o a su madre, Así invalidaron el mandamiento de Dios por su tradición.
7 Hipokritas bien Isaías profetizó de ustedes, diciendo,
8 Este pueblo se acerca a mí con su boca,

y me honra de labios;

pero su corazón está lejos de mí.
9 Pero en vano me adoran,

enseñando por doctrinas mandamientos de hombres.
10 Y llamando a la multitud, les dijo: Escuchen y entiendan:
11 No lo que entra en la boca contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.
12 Entonces vinieron sus discípulos, y le dijeron: ¿Sabes que los fariseos skandalizo, escuchando esta palabra?
13 Pero él respondió diciendo: Toda planta que mi Padre celestial no plantó, será desarraigada.
14 Déjalos: son ciegos guiando a ciegos. Y si el ciego guía al ciego, ambos caerán en el foso.
15 Entonces Pedro respondió diciéndole: Decláranos esta parábola.
16 Y Jesús dijo: ¿Son ustedes También aún sin entendimiento?
17 Todavía no entienden que todo lo que entra por la boca va al vientre y se echa en la letrina?
18 Pero lo que sale de la boca, sale del corazón; y eso contamina al hombre.
19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios, las blasphemias:
20 Estos es lo que contaminan al hombre: pero comer sin lavarse las manos no contamina al hombre.

 

La fe de la mujer cananea

mc 7.24

21 Entonces Jesús salió de allí, yendo hacia las costas de Tiro y Sidón.
22 Y he aquí, una mujer de Canaán salió de las mismas costas, y clamó a él, diciendo: Ten misericordia de mí, Señor, Hijo de David; mi hija está gravemente endemoniada.
23 Pero él no le respondió palabra. Y sus discípulos vinieron y le rogaron, diciendo: Despídela, porque grita tras nosotros.
24 Y él respondió diciendo: No me enviaron sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
25 Entonces ella vino y lo adoró, diciendo: Señor, ayúdame.
26 Pero él respondió diciendo: No es bueno tomar el pan de los hijos y arrojárselo a los perros.
27 Y ella dijo: Verdad, Señor; pero los perros comen de las migajas que caen de la mesa de su señor.
28 Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como tú quieres. Y su hija fue sanada desde esa hora.

 

Jesús sana a muchos

29 Y Jesús salió de aquel lugar, y vino cerca del mar de Galilea; y subió a un monte, y se sentó allí.
30 Y grandes multitudes vinieron a él, teniendo consigo lisiados, ciegos, mudos, mancos y muchos otros,

y los echaron a los pies de Jesús; y él los sanó:
31 De modo que la multitud se maravillaba al ver a los mudos hablar, a los mancos sanos, a los cojos andar y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel.

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Alimentación de los cuatro mil

mc 8.1

32 Entonces Jesús llamó a sus discípulos, y dijo: Tengo compasión de la multitud, porque permanecen conmigo ya tres días, y no tienen qué comer; y no los despediré ayunando, para que no desmayen en el camino.
33 Y sus discípulos le dijeron: De dónde tendremos tanto pan en el desierto para alimentar a una multitud tan grande?
34 Y Jesús les dijo: ¿Cuántos panes tienen? Y ellos dijeron: Siete, y algunos pescaditos.
35 Y ordenó a la multitud sentarse en la tierra.
36 Y tomando los siete panes y los peces, y dando gracias, los partió y dio a sus discípulos, y los discípulos a la multitud.

37 Y comieron todos, y se saciaron; y levantaron de los pedazos sobrantes siete cestas llenas.
38 Y los que comieron fueron cuatro mil hombres, aparte de mujeres y niños.
39 Y despidiendo a la multitud, subió a una barca y llegó a las costas de Magdala.

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16

La demanda de una señal

mc 8.11 lc 12.54

1 Y vinieron también los fariseos con los saduceos, tentándolo, preguntándole si les mostraría señal del cielo.
2 Pero él les respondió: Cuando anochece, dicen: Buen tiempo; porque el cielo está rojo.
3 Y por la mañana: Hoy hará mal tiempo, porque el cielo está rojo y sombrío. ¡Hipócritas! pueden juzgar incluso la faz del cielo; ¿pero no las señales de los tiempos?
4 Generación perversa y adúltera busca señal; y señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue.

 

La levadura de los fariseos

mc 8.14

5 Y sus discípulos viniendo al otro lado, se olvidaron de tomar pan.
6 Entonces Jesús les dijo: Miren y cuídense de la levadura de los fariseos y saduceos.
7 Y ellos discutían entre sí, diciendo: Es porque no trajimos pan.
8 Mas entendiéndolo Jesús, les dijo: pequeños de fe, ¿por qué discuten entre ustedes, porque no trajeron pan?
9 ¿Todavía no entienden, ni se acuerdan de los cinco panes de los cinco mil, y cuántas cestas tomaron?
10 ¿Ni de los siete panes de los cuatro mil, y cuántas cestas tomaron?
11 ¿Cómo no entienden que no les hablé del pan, cuidándose de la levadura de los fariseos y de los saduceos?
12 Entonces entendieron que no les dijo que se cuiden de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y saduceos.

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La confesión de Pedro

mc 8.27 lc 9.18

13 Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que soy Yo?
14 Y ellos dijeron: Unos dicen Juan el Bautista; pero otros, Elías; y otros, Jeremías, o uno de los profetas.
15 Él les dijo: Pero ¿quién dicen ustedes que soy yo?
16 Y respondió Simón Pedro diciendo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
17 Y Jesús respondió diciéndole: Bendito eres, Simón Bar-jona, porque carne y sangre no te lo reveló, sino mi Padre que está en el cielo.
18 Y también yo te digo, que tú eres Petros, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del hades no prevalecerán contra ella.
19 Y te daré a ti las llaves del reino de los cielos; y lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.
20 Entonces ordenó a sus discípulos que a nadie dijeran que él es Jesús el Cristo.

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Jesús anuncia su muerte

mc 8.31 lc 9.22

21 Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén, y padecer mucho de los ancianos, de los sumo sacerdotes y escribas, y ser muerto, y resucitar al tercer día.

22 Entonces Pedro lo tomó, y comenzó a reprenderlo, diciendo: Lejos de ti, Señor; esto no te sucederá.
23 Pero él, se dió vuelta, diciendo a Pedro: Apártate de mí, satanás, sos una ofensa para mí, porque no pensas en lo de Dios, sino en lo de los hombres.
24 Entonces dijo Jesús a sus discípulos: Si alguno quiere venir tras de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
25 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por causa mía, la encontrará.
26 Para qué es útil al hombre si gana el mundo entero, y pierde su alma? o ¿qué dará el hombre a cambio de su alma?
27 Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles; y entonces pagará a cada uno según sus obras.
28 Ciertamente digo a ustedes: Hay algunos que están aquí, que no probarán la muerte, hasta ver al Hijo del hombre viniendo en su reino.

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17

Manifestación del reino

mc 9.2 lc 9.28

1 Y después de seis días, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a Juan su hermano, y los llevó a lo alto de un monte, en un lugar apartado,
2 y se transfiguró delante de ellos; y su rostro brillaba como el sol, y sus vestidos eran blancos como la luz.
3 Y he aquí aparecieron a ellos Moisés y Elías hablando con él.
4 Entonces Pedro respondió y dijo a Jesús: Señor, es bueno que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres tabernáculos: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías.
5 Mientras aún hablaba, he aquí que una nube brillante los cubrió con su sombra; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escúchenlo.
6 Y cuando los discípulos lo escucharon, cayeron sobre su rostro, y tuvieron mucho miedo.
7 Y Jesús vino y los tocó, y dijo: Levántense y no tengan miedo.
8 Y levantando la vista, no vieron a nadie, sino a Jesús solo.
9 Y mientras bajaban del monte, Jesús les mandó, diciendo: No cuenten a nadie la visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.
10 Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, entonces, dicen los escribas que Elías debe venir primero?
11 Y Jesús respondió y les dijo: Elías verdaderamente viene primero, y restaura todo.
12 Pero digo a ustedes, que Elías ya vino, y no lo reconocieron, de hecho hicieron a él todo lo que quisieron. Así también el Hijo del hombre padecerá de ellos.
13 Entonces los discípulos entendieron que les hablaba de Juan el Bautista.

 

Jesús sana a un niño lunático

mc 9.14 lc 9.37

14 Y llegando ellos a la multitud, se le acercó cierto hombre, arrodillándose ante él, y diciendo,
15 Señor, ten piedad de mi hijo, porque es lunático y muy afligido, porque muchas veces cae en el fuego y muchas veces en el agua.
16 Y lo llevé a tus discípulos, y no pudieron curarlo.
17 Entonces Jesús respondió y dijo, oh incrédula y perversa generación, ¿hasta cuándo estaré con ustedes? ¿hasta cuándo los soportaré? tráiganmelo aquí.
18 Y Jesús reprendió al demonio, y salió de él; y el niño quedó sano desde aquella misma hora.
19 Entonces los discípulos vinieron en privado a Jesús, diciendo: ¿Por qué no pudimos echarlo fuera?
20 Y Jesús les dijo: Por causa de su incredulidad; porque ciertamente les digo, si tienen fe como un grano de mostaza, dirán a esta montaña: Quítate de acá para allá; y se quitará; y nada les será imposible.
21 Además este genos no salen sino con oración y ayuno.

 

Jesús declara otra vez su muerte

mc 9.30 lc 9.43

22 Y estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres:
23 Y lo matarán, y al tercer día resucitará. Y entristecieron mucho.

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Pago del impuesto del templo

24 Y viniendo a Capernaum, los que recibían tributo se acercaron a Pedro y dijeron: ¿Su maestro no paga las dracmas?
25 Él dijo: Sí. Y cuando entró en la casa, Jesús se anticipó a él, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? ¿De quién los reyes de la tierra toman costumbre o tributo? ¿de sus propios hijos, o de los extraños?

26 Pedro le dijo: De los extraños. Jesús le dijo: Entonces los hijos son libres.
27 Pero, para no ofenderlos, ve al mar, lanza el anzuelo y toma el primer pez que salga, y abriéndole la boca, encontrarás un stater; tómalo y dáselo por ti y por mí.

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18

¿Quién es el mayor?

Mc 9.33 lc 9.46

1 En esa hora vinieron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?
2 Y Jesús llamó a un niño y lo puso en medio de ellos,
3 Y dijo: Amen les digo que si no se convierten y se hacen como niños, no entrarán en el reino de los cielos.
4 Cualquiera, entonces, que se humille a sí mismo como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.
5 Y el que reciba a uno como este niño en mi nombre, me recibe a mí.

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Ocasiones de caer

mc 9.42 lc 17.1

6 Pero el que ofenda a uno de estos pequeños que creen en mí, sería mejor para él que una piedra de asno le fuera colgada al cuello, y que se hundiera en lo profundo del mar.
7 Ay del mundo por las trampas! porque es necesario que vengan trampas; pero ¡ay de aquel hombre por quien viene la trampa!
8 Por tanto, si tu mano o tu pie te es tropiezo, córtalo y arrójalo de ti: es mejor para ti entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser arrojado al fuego eterno.

9 Y si tu ojo te es para tropezar, sácatelo y arrójalo de ti: mejor te es entrar en la vida con un solo ojo, que teniendo dos ojos ser arrojado al fuego del geenna.

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Parábola de la oveja perdida

lc 15.3

10 Miren que no desprecien a uno de estos pequeños; porque les digo que en el cielo sus ángeles por siempre miran el rostro de mi Padre que está en el cielo.
11 Porque el Hijo del hombre vino a salvar lo perdido.
12 ¿Qué piensan ustedes? si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se descarría, ¿no deja las noventa y nueve, y va a los montes, y busca la descarriada?
13 Y si sucede que la encuentra, amen les digo que se alegrará más por esa oveja que de las noventa y nueve que no se descarriaron.
14 De igual manera, no es la voluntad de su Padre que está en el cielo, que uno de estos pequeños perezca.

 

Cómo se debe perdonar al hermano

15 Además, si tu hermano te ofendiere, anda y repréndelo Entre tú y él solamente: si te oyere, ganaste a tu hermano.
16 Pero si no te oyere, toma contigo a uno o dos más, para que en boca de dos o tres testigos toda palabra sea establecida.
17 Y si se negare a escucharlos, dilo a la iglesia; pero si se negare a escuchar a la iglesia, sea para ti como pagano y publicano.
18 Amen les digo que todo lo que aten en la tierra será atado en el cielo; y todo lo que desaten en la tierra será desatado en el cielo.

19 Otra vez les digo, que si dos de ustedes concuerdan en la tierra sobre cualquier cosa que pidan, les será hecho por mi Padre que está en el cielo.
20 Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
21 Entonces Pedro vino a él diciendo: Señor, ¿cuántas veces mi hermano pecará contra mí, y yo lo perdonaré? hasta siete veces?
22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

 

Los dos deudores

23 Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos.
24 Y cuando comenzó a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos.
25 Pero él no teniendo para pagar, su señor ordenó que fuese vendido, y su mujer, e hijos, y todo lo que tuviere para pagar.

26 El siervo, entonces, se postró y le adoró, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y te pagaré todo.
27 Entonces el señor de aquel siervo se compadeció, y lo soltó, y le perdonó la deuda.

28 Pero el mismo siervo salió y encontró a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y tomándolo por la garganta, le dijo: Págame lo que debes.
29 Y su consiervo se echó a sus pies, y le suplicó, diciendo: Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo.
30 Y él no quiso, sino que fue a arrojarlo a la cárcel, hasta que pagara la deuda.
31 Y sus consiervos, viendo lo que sucedía, se entristecieron mucho, y vinieron y contaron a su señor todo lo ocurrido.
32 Entonces su señor, llamándole, le dijo: Siervo malvado, yo te perdoné toda esa deuda, porque me lo pediste:
33 ¿No debías tú también tener compasión de tu consiervo, así como yo tuve compasión de ti?
34 Y su señor se enfureció, y lo entregó a los torturadores, hasta que pagara todo lo que le debía.

35 De la misma manera mi Padre celestial hará con ustedes, si de su corazón no perdonan a cada hermano sus ofensas.

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19

Jesús enseña sobre el divorcio

mc 10.1 lc 16.18

1 Y sucedió que Jesús, terminado estas palabras, partió de Galilea y llegó a las costas de Judea, al otro lado del Jordán;
2 Y grandes multitudes lo siguieron; y los sanó allí.
3 Los fariseos también vinieron a él, tentándolo y diciéndole: ¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier causa?
4 Y él respondió diciéndoles: ¿No leyeron: Que los hizo de principio, varón y hembra?
5 Y dijo: Por esta causa el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y ambos serán uno en carne?
6 Así que ya no son dos, sino una carne. Por lo tanto, lo que Dios unió, no lo separe el hombre.
7 Le dijeron: ¿Por qué, entonces, mandó Moisés dar carta de apostasía y despedirla?
8 Dijo a ellos: Moisés, por la dureza de sus corazones, les permitió divorciarse de sus mujeres; pero desde el principio no fue así.
9 Y digo a ustedes: Cualquiera que deje a su mujer, excepto por fornicación, y se case con otra, comete adulterio; y cualquiera que se case con la divorciada, comete adulterio.
10 Sus discípulos le dijeron: Si la causa del hombre es así con su mujer, no es bueno casarse.
11 Pero él les dijo: Todos no pueden recibir este dicho, salvo a quienes es dado.
12 Porque hay eunucos que nacieron así desde el vientre de su madre; y hay eunucos que son eunucos por los hombres; Y hay eunucos, que se hicieron eunucos a sí mismos por causa del reino de los cielos. El que pueda recibirlo, recíbalo.

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Jesús bendice a los niños

mc 10.13 lc 18.15

13 Entonces le trajeron niños pequeños, para que ponga las manos en ellos y ore; y los discípulos los reprendieron.
14 Pero Jesús dijo: Dejen a los niños y no les impidan que vengan a mí, porque de éstos es el reino del cielo.
15 E impuso las manos sobre ellos, y se fue de ahí.

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El joven rico

mc 10.17 lc 18.18

16 Y he aquí, vino uno diciéndole: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener vida eterna?
17 Y él le dijo: ¿Por qué me llámas bueno? no hay bueno sino uno, Dios; pero si querés entrar en la vida, guardá los mandamientos.

18 Él le dijo: ¿Cuáles? Jesús le dijo: No matarás, no adulterarás, no robarás, no dirás falso testimonio,
19 Honrarás a tu padre y madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
20 El joven le dijo: Todo esto lo guardé desde mi juventud: ¿qué me falta todavía?
21 Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; y ven y sígueme.
22 Pero el joven, oyendo la palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.

23 Entonces dijo Jesús a sus discípulos: Amen les digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos.
24 Y otra vez les digo: Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de Dios.
25 Cuando sus discípulos lo oyeron, se asombraron mucho, diciendo: ¿Quién, entonces, puede salvarse?
26 Pero Jesús, mirándolos, les dijo: Por los hombres esto es imposible, pero con Dios todo es posible.
27 Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros dejamos todo, y te seguimos; ¿qué tendremos entonces?
28 Y Jesús les dijo: Amen les digo, que ustedes que me siguieron, en la regeneración cuando el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, ustedes también se sentarán sobre doce tronos, juzgando a las doce tribus de Israel.
29 Y todo el que haya abandonado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.
30 Pero muchos primeros serán últimos; y los últimos, primeros.

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20

Los obreros de la viña

1 Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, jefe de familia, que salió temprano por la mañana a contratar obreros para su viña.

2 Y acordando con los obreros en un denarion al día, los envió a su viña.
3 Y saliendo hacia la hora tercera, vio a otros que estaban ociosos en la plaza,
4 y les dijo: Vayan también ustedes a la viña, y les daré lo que sea justo. Y ellos se fueron.
5 Otra vez salió cerca de la hora sexta y novena, e hizo lo mismo.
6 Y como a la hora undécima salió, y halló a otros que estaban ociosos, y les dijo: ¿Por qué están acá todo el día ociosos?
7 Le dijeron: Porque nadie nos contrató. Él les dijo: Vayan también ustedes a la viña; y lo que sea justo, recibirán.
8 Y llegando la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros, y dales su salario, comenzando desde los últimos hasta los primeros.
9 Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denarion.
10 Pero viniendo los primeros, pensaron que recibirían más; y ellos también recibieron cada uno un denarion.
11 Y al recibirlo, murmuraron contra el jefe de la casa,
12 diciendo: Estos últimos sólo han trabajado una hora, y les hiciste igual a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día.
13 Pero él respondió a uno de ellos, diciendo: Amigo, no te hago mal: ¿no acordaste conmigo un denarion?
14 Toma lo tuyo y vete: Yo daré a este último, como a ti.
15 ¿No es lícito para mí hacer lo que quiero con los mío? ¿Si es tu ojo malo, porque yo soy bueno?
16 Por eso los últimos serán los primeros, y los primeros, últimos; porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos.

 

Nuevamente Jesús anuncia su muerte

mc 10.32 lc 18.31

17 Y Jesús, subiendo a Jerusalén, tomó a los doce discípulos por separado en el camino, y les dijo,
18 Acá, subimos a Jerusalén; y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y escribas, y le condenarán a muerte,
19 Y lo entregarán a los gentiles para burla y azote, y lo crucificarán; y al tercer día resucitará.

 

Petición de Santiago y de Juan

mc 10.35

20 Entonces vino a él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, adorándole, y deseando algo de él.
21 Y él dijo a ella: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Concede que estos mis dos hijos se sienten, uno a tu derecha y otro a la izquierda, en tu reino.
22 Pero Jesús Respondió diciendo: No saben lo que piden. ¿Pueden beber la copa que yo beberé, y bautizarse con el bautismo con que yo me bautizo? Ellos le dijeron: Podemos.
23 Y les dijo: Beberán de hecho de mi copa, y serán bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado; pero sentarse a mi derecha y a mi izquierda no es mío darlo, sino que es preparado por mi Padre.
24 Y cuando los diez lo escucharon, se indignaron contra los dos hermanos.
25 Pero Jesús llamándolos, dijo: Ustedes saben que los gobernantes de los gentiles los dominan, y grandes les ejercen autoridad.
26 Pero no será así entre ustedes; sino que el que quiera ser grande entre ustedes, que sea su diakonos;
27 Y el que quiera ser jefe entre ustedes, será su siervo:
28 Así como el Hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir, y a dar su vida en rescate por muchos.

 

Dos ciegos reciben la vista

mc 10.46 lc 18.35

29 Y saliendo ellos de Jericó, gran multitud los siguió.
30 Y ahí, dos ciegos que estaban sentados al lado del camino, escuchando que Jesús pasaba, gritaron, diciendo:

¡Ten compasión de nosotros, Señor, Hijo de David!.
31 Y la multitud los reprendió, para que callaran; pero ellos gritaban más, diciendo: Ten compasión de nosotros, Señor, Hijo de David.
32 Y Jesús se detuvo, y los llamó, y dijo: ¿Qué quieren que les haga?
33 Le dijeron: Señor, que nuestros ojos sean abiertos.
34 Y Jesús tuvo compasión de ellos, tocó sus ojos; e inmediatamente sus ojos recibieron la vista, y le siguieron.

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21

La entrada triunfal en Jerusalén

mc 11.1 lc 19.28 jn 12.12

1 Y cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, entonces envió Jesús dos discípulos,
2 Diciéndoles: Vayan a la aldea frente a ustedes, y enseguida encontrarán una asna atada, y un pollino con ella; desátenlos y tráiganmelos.
3 Y si alguien les dijere algo, ustedes dirán: El Señor tiene necesidad de ellos; y en seguida los enviará.
4 Y todo esto se hizo, para cumplir lo dicho por el profeta, que dijo,
5 Dígan a la hija de Sión: Acá, tu Rey viene a ti, manso, y sentado sobre una asna, y un pollino hijo de animal bajo yugo.
6 Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les ordenó,
7 y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus túnicas, y se sentó en él.
8 Y una multitud muy grande tendía sus mantos en el camino; otros cortaban ramas de los árboles, y las esparcían por el camino.
9 Y la multitud de delante y la que le seguía gritaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David!; Bendito el que viene en el nombre del Señor; ¡Hosanna en las alturas!.
10 Y cuando llegó a Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste?
11 Y la multitud decía: Este es Jesús el profeta de Nazaret de Galilea.

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Purificación del templo

mc 11.15 lc 19.45 jn 2.13

12 Y entró Jesús en el templo de Dios, y expulsó a todos los que vendían y compraban en el templo, y volteó las mesas de los cambistas, y las kathedras de los que vendían palomas,
13 y les dijo: Está escrito: Mi casa se llamará casa de oración; pero ustedes la hicieron cueva de ladrones.
14 Y vinieron a él ciegos y cojos en el templo, y los sanó.
15 Pero viendo los sumos sacerdotes y escribas los milagros que hacía, y a los niños que clamaban en el templo y decían: Hosanna al Hijo de David, se indignaron.
16 y le dijeron: ¿Escuchás lo que éstos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leyeron: De la boca de los bebés y de los que maman perfeccionaste alabanza?
17 Y dejándolos, salió de la ciudad a Betania, y pasó la noche ahí.

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Maldición de la higuera estéril

mc 11.12

18 Más en la mañana, al volver a la ciudad, tuvo hambre.
19 Y viendo una higuera en el camino, se acercó a ella, y no encontró nada en ella, sino hojas solamente, y le dijo: No más fruto crezca en tí por siempre. E inmediatamente la higuera se secó.
20 Y los discípulos, al verlo, se maravillaron, diciendo: ¡Qué pronto se secó la higuera!
21 Más Jesús respondió y les dijo: Amen les digo: Si tienen fe y no dudan, no sólo harán esto de la higuera, sino también dirán a este monte: Quítate y échate en el mar; y se hará.
22 Y todo lo que pidieren en oración, creyendo, lo recibirán.

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La autoridad de Jesús

mc 12.27 lc 20.1

23 Cuando llegó al templo, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? y ¿quién te dio esta autoridad?
24 Y Jesús respondió diciéndoles: Yo también les preguntaré una cosa, que si ustedes me dicen, yo igualmente les diré con qué autoridad hago estas cosas.
25 El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿del cielo, o de los hombres? Y discutían entre sí, diciendo: Si decimos: Del cielo, nos dirá: ¿Por qué entonces no le creíste?
26 Pero si decimos: De los hombres, tememos al pueblo, porque todos tienen a Juan como profeta.
27 Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Y él les dijo: Tampoco yo les digo con qué autoridad hago estas cosas.

 

Parábola de los dos hijos

28 ¿Y ustedes qué piensan? Un hombre tenía dos hijos; y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve a trabajar hoy en mi viña.
29 Respondió y dijo: No quiero; pero después arrepentido, fue.
30 Y vino al segundo, diciendo de la misma manera. Y él respondió diciendo: Yo señor; y no fue.
31 ¿Cual de ellos dos hizo la voluntad de su padre? Ellos le dijeron: El primero. Jesús les dijo: Amen les digo, que los publicanos y las rameras van al reino de Dios antes que ustedes.
32 Porque Juan vino a ustedes en camino de justicia, y no le creyeron; pero los publicanos y las rameras le creyeron; y ustedes, viendo, no se arrepintieron después para creerle.

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Los labradores malvados

mc 12.1 lc 20.9

33 Escuchen otra parábola: Hubo cierto jefe de familia que plantó una viña, y la cercó, y cavó en un lagar en ella, y edificó una torre, y la alquiló a labradores, y viajo al extranjero:
34 Y cuando el tiempo de los frutos se aproximó, envió sus siervos a los labradores, para recibir los frutos de ella.
35 Y los labradores tomaron a sus siervos,

golpearon a uno, y mataron a otro, y apedrearon a otro.
36 Volvió a enviar otros siervos más que los primeros, e hicieron con ellos lo mismo.
37 Y al final les envió a su hijo, diciendo: Respetarán a mi hijo.
38 Pero los labradores, viendo al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; vengan, matémoslo, y tomemos su herencia.
39 Y atrapándolo, y echándolo fuera de la viña, lo mataron.
40 Cuando venga, entonces, el señor de la viña, ¿qué hará a esos labradores?
41 Ellos dijeron: Destruirá miserablemente a esos malvados, y alquilará su viña a otros labradores, que le darán los frutos a su tiempo.
42 Jesús les dijo: ¿Nunca leyeron en las Escrituras: La piedra que los constructores desecharon, la misma se hizo cabeza del ángulo: esto es obra del Señor, y es maravilloso a nuestros ojos?

43 Por tanto, digo a ustedes: El reino de Dios será quitado de ustedes, y dado a una nación que provea los frutos de él.
44 Y cayendo sobre esta piedra, serán despedazados; pero sobre quién caiga, lo pulverizará.
45 Y cuando los sumos sacerdotes y fariseos escucharon sus parábolas, entendieron que hablaba de ellos.
46 Pero buscando prenderlo, temían a la multitud, porque lo tenían como profeta.

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22

Parábola de la fiesta de bodas

1 Y Jesús respondió y les habló otra vez por parábolas, diciendo,
2 El reino de los cielos es semejante a cierto rey, que hizo bodas para su hijo,
3 y envió a sus siervos a llamar a los invitados a las bodas, pero no quisieron venir.
4 Otra vez envió a otros siervos, diciendo: Digan a los invitados: Miren, preparé mi cena: mis bueyes y engordados están muertos, y todo está listo: vengan a las bodas.
5 Pero ellos no le dieron importancia, y siguieron su camino, uno a su hacienda, y otro de hecho a su mercancía:
6 y el resto tomó a sus siervos, y los insultó y los mató.
7 Pero el rey, al oírlo, se enfureció; y envió sus ejércitos, y destruyó a aquellos asesinos, y quemó su ciudad.
8 Entonces dijo a sus siervos: Las bodas ciertamente están preparadas, pero los invitados no eran dignos.
9 Vayan, entonces, por los caminos, y a cuantos encuentren, invítenlos a las bodas.
10 Y Salieron por lo tanto aquellos siervos a los caminos, y reunieron a todos cuantos hallaron, incluso malos y buenos; y la boda se llenó de invitados.
11 Y el rey entró a ver a los invitados, y vio allí a un hombre que no tenía vestido de boda:
12 Y le dijo: Compañero, ¿cómo entraste aquí sin tener vestido de boda? Y él enmudeció.
13 Entonces dijo el rey a los siervos: Átenlo de pies y manos, tómenlo y échenlo a la oscuridad de afuera; allí será el lamento y el crujir de dientes.
14 Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos.

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La cuestión del tributo

mc 12.13 lc 20.20

15 Entonces fueron los fariseos, y tomaron consejo de cómo atraparlo en su predicación.
16 Y enviaron a Él a sus discípulos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres verdadero y que enseñas el camino de Dios en verdad, además, no te preocupas por nadie, porque no miras la apariencia del hombre.
17 Dínos, entonces: ¿Qué piensas? ¿Es lícito dar tributo al César, o no?
18 Pero Jesús percibiendo su maldad, dijo: ¿Por qué me tientan, hupokrites?
19 Muéstrenme la moneda del Kensos. Y le trajeron un denarion.
20 Y él les dijo: ¿De quién es la imagen e inscripción?
21 Le dijeron: Del César. Entonces les dijo: devuelvan, por lo tanto, al César lo del César, y a Dios lo de Dios.
22 Y ellos, habiendo oído, se maravillaron, y dejándolo, se fueron.

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La pregunta sobre la resurrección

mc 12.18 lc 20.27

23 El mismo día vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron,
24 Diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si un hombre muere sin tener hijos, su hermano se casará con su mujer, y levantará descendencia a su hermano.
25 Ahora bien, había con nosotros siete hermanos; y el primero, después de casarse, falleció, y, no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano:
26 Del mismo modo también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo.
27 Y después de todos murió también la mujer.
28 En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron?
29 Y Jesús respondió diciéndoles: Se engañan, no conociendo las Escrituras ni el poder de Dios.
30 Porque en la resurrección ni se casan ni se dan en casamiento, antes son como ángeles de Dios en el cielo.
31 Pero con respecto a la resurrección de los nekros, ¿no leyeron lo que se les habló por Dios, al decir:
32 Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino del zao.
33 Y la multitud al oír esto, se asombraba de su doctrina.

 

El gran mandamiento

mc 12.28

34 Pero los fariseos, oyendo que silenció a los saduceos, se juntaron a una.
35 Entonces uno de ellos, experto en la ley, le preguntó tentándolo, y diciendo:
36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?
37 Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
38 Este es el primer y gran mandamiento.
39 Y el segundo similar a éste: Amarás a tu próximo como a ti mismo.
40 De estos dos mandamientos cuelga toda la ley y los profetas.

 

¿De quién es hijo el Cristo?

Mc 12.35 lc 20.41

41 Mientras los fariseos estaban reunidos, Jesús les preguntó,
42 Diciendo: ¿Qué piensan ustedes del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: de David.
43 Les dice: ¿Cómo, entonces, David en espíritu lo llama Señor, diciendo,
44 El Señor dijo a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?
45 Si David entonces lo llama Señor, ¿cómo es su hijo?
46 Y nadie pudo responderle palabra, ni se atrevió nadie desde aquel día a preguntarle más.

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23

Jesús acusa a escribas y fariseos

mc 12.38 lc 11.37 lc 20.45

1 Entonces Jesús habló a la multitud y a sus discípulos,
2 Diciendo: Los escribas y los fariseos se sientan en la kathedra de Moisés:
3 Por tanto, todo lo que les manden que cuiden, cuídenlo y háganlo; pero no hagan según sus obras, porque dicen y no hacen.
4 Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos no quieren moverlas con su dedo.
5 Pero todas sus obras hacen para ser vistos por los hombres; ensanchan sus filacterias, y agrandan los bordes de sus vestidos,
6 Y aman el lugar de honor en las cenas, y los asientos principales en las sinagogas,
7 y los saludos en las plazas, y ser llamados por los hombres, rhabbi, rhabbi.
8 Pero ustedes no se llamarán rhabbi, porque uno es su Maestro, Cristo, y todos ustedes son hermanos.
9 Y a nadie llamen padre suyo en la tierra: porque uno es su Padre, que está en el cielo
10 Ni llamarse maestros: porque uno es su Maestro, Cristo.
11 Pero el mayor entre ustedes será su diakonos.
12 Y quién se exalte así mismo será humillado; y el que se humille así mismo, será exaltado.
13 Pero ¡ay de ustedes, escribas y fariseos, hupokrites! porque cierran el reino de los cielos delante de los hombres; porque ustedes no entran, ni dejan entrar a los que entraban.
14 Más ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hupokrites! porque devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones; por esto recibirán mucha más condenación.
15 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorren mar y tierra para hacer un prosélito, y cuando lo hicieron, lo hacen dos veces más hijo del geenna que ustedes.
16 ¡Ay de ustedes, guías ciegos! que dicen: El que jura por el templo, nada es; pero el que jura por el oro del templo, debe
17 Moros y ciegos; porque, ¿qué es mayor, el oro, o el templo que santifica el oro?
18 Y el que jura por el altar, nada es; pero el que jura por la ofrenda que está sobre él, debe
19 Moros y ciegos: porque, ¿qué es mayor, la ofrenda o el altar que santifica la ofrenda?
20 Por lo tanto, Jurando por el altar, jura por él y por todo lo que hay sobre él.
21 Jurando por el templo, jura por él y por el que habita en él.
22 Y jurando por el cielo, jura por el trono de Dios y por el que está sentado en él.
23 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezman la menta, el anís y el comino, y omitieron lo mas grave de la ley, la krisis, al igual que misericordia y fe: esto era necesario hacer no dejando de hacer lo otro.

24 ¡Guías ciegos, que cuelan el mosquito y tragan el camello!
25 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpian el exterior de la copa y del plato, pero por dentro están llenos de robo y excesos.

26 Fariseo ciego, limpia primero lo que está dentro de la copa y del plato, para que lo exterior de ellos sea limpio también.
27 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! porque son como sepulcros blanqueados, que en verdad parecen hermosos por fuera, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.
28 Así también ustedes en verdad por fuera parecen justos a los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía e iniquidad.
29 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! porque edifican las tumbas de los profetas, y decoran los sepulcros de los justos,
30 y dicen: Si hubiéramos estado en los días de nuestros padres, no habríamos participado con ellos en la sangre de los profetas.
31 Por tanto, testigos son ustedes, de que son hijos de los que mataron a los profetas.
32 Ustedes llenan así la medida de sus padres.
33 Serpientes, generación de víboras, ¿cómo podrán escapar de la krisis del geenna?
34 Por eso, acá yo les envío profetas, y sabios, y escribas; y a algunos de ellos matarán y crucificarán; y a algunos de ellos azotarán en sus sinagogas, y los perseguirán de ciudad en ciudad:
35 De manera que venga sobre ustedes toda la sangre justa derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías hijo de Baracías, a quien mataron entre el templo y el altar.
36 Amen les digo: Todas estas cosas vendrán sobre esta generación.

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Lamento de Jesús sobre Jerusalén

lc 13.34

37 Jerusalén, Jerusalén, matás a los profetas y apedreas a los que se te envían, ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!
38 Acá, tu casa te es dejada desierta.
39 Porque les digo: No me verán desde ahora, hasta que digan: Bendito el que viene en nombre del Señor.

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24

Jesús predice la destrucción del templo

mc 13.1 lc 21.5

1 Y Jesús salió, apartándose del templo; y sus discípulos vinieron para mostrarle los edificios del templo.
2 Y Jesús les dijo: "¿No ven ustedes todo esto? amen les digo que no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada".

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Señales antes del fin

mc 13.3 lc 21.7

3 Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron en privado, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? y ¿cuál será la señal de tu venida, y del fin del mundo?
4 Y Jesús respondió diciéndoles: Miren que nadie los engañe.
5 Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: Yo soy Cristo; y engañarán a muchos.
6 Y se oirán guerras y rumores de guerras: presten atención, no se asusten; porque todo esto debe suceder, pero todavía no es el fin.
7 Porque nación se levantará contra nación, y reino contra reino; y habrá hambres, y pestilencias, y terremotos, en muchos lugares.
8 Y todo esto es comienzo de dolores.
9 Entonces los entregarán para aflicción, y los matarán; y serán odiados por todas las naciones por causa de mi nombre.
10 Y entonces muchos se escandalizarán, y se entregarán unos a otros, y se odiarán unos a otros.
11 Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos.
12 Y abundando la iniquidad, el amor de muchos se enfriará.
13 Pero permaneciendo hasta el fin, estos serán salvos.
14 Y este euaggelion del reino se predicará en todo el mundo para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
15 Cuando ustedes vean la abominación de la desolación, dicha por Daniel el profeta

establecida en el lugar santo, (al leer se entiende)
16 Entonces los de Judea huyan a los montes:
17 El que está en la terraza no baje a sacar nada de su casa.
18 Incluso ni el que esté en el campo vuelva a tomar su ropa.
19 Y ¡ay de las que estén embarazadas!, y las que dan de mamar, en aquellos días!
20 Pero oren para que su escape no sea en el invierno, ni en día de reposo:
21 Porque entonces habrá gran tribulación, cual no la hubo desde el principio del cosmos hasta ahora, ni nunca la habrá.
22 Y sino se acortaran esos días, ninguna carne se salvaría; pero por causa de los elegidos esos días se acortarán.
23 Entonces, si alguno les dice: Acá está Cristo, o allá; no lo crean.
24 Porque se levantarán pseudochristos y pseudoprophetas, y harán grandes señales y maravillas, de tal manera que, si fuera posible, engañarán a los mismos elegidos.
25 Miren, se los predije
26 Por tanto, si les dijeren: Mira, está en el desierto; no salgas; mira, acá en la cámara secreta; no lo creas.
27 Porque como el relámpago que sale del este, y resplandece hasta el oeste ;así será también la venida del Hijo del hombre.

28 Porque en cualquier lugar, si el cadáver está, allí las águilas se reunirán.

 

La venida del Hijo del Hombre

mc 13.24 lc 21.25 17.25 12.41

29 Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su luz, y las estrellas caerán del cielo, y los poderes del cielo serán sacudidos:
30 Y entonces aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo: y entonces todas las tribus de la tierra se lamentarán, y verán al Hijo del hombre viniendo en las nubes del cielo con poder y gran gloria.
31 Y enviará a sus ángeles con gran voz de trompeta, y reunirán a sus elegidos de los cuatro vientos,desde el extremo del cielo hasta el otro extremo.
32 Ahora aprendan la parábola de la higuera: Cuando su rama todavía está tierna y echa hojas, saben que el verano está cerca:
33 Así igualmente ustedes, cuando vean todas estas cosas, sabrán que está cerca, a la puerta.
34 Amén les digo: Esta generación no pasará, hasta que todas estas cosas se cumplan.
35 Cielo y tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
36 Pero de aquel día y hora no se sabe, ni los ángeles del cielo, sino sólo mi Padre.

37 Pero como los días de Noé, así también la venida del Hijo del Hombre será.
38 Porque como en los días que precedieron al diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,
39 y no entendieron hasta que vino el kataklysmos y los levantó a todos; así también la venida del Hijo del hombre será.
40 Entonces dos serán en el campo; el uno tomado, y el otro dejado.
41 Dos estarán moliendo en el molino; el uno tomado, y el otro dejado.
42 Estén atentos, porque ustedes no saben a qué hora su Señor vendrá.
43 Pero sepan esto, que si el jefe de familia hubiera sabido en qué guardia el ladrón vendría, hubiera velado, y no habría permitido que su casa fuera asaltada.
44 Por tanto, estén ustedes también preparados; porque en la hora que ustedes no piensan el Hijo del hombre vendrá.
45 Quién es, entonces, el siervo creyente y sabio, a quien su señor puso al frente de su casa, para darle de comer a tiempo?
46 Bendito el siervo a quien su señor, al venir, encuentre haciendo así.
47 Amén les digo, que él lo nombrará sobre todos sus bienes.
48 Pero si el mal siervo dice en su corazón: Mi señor retrasó su venida;
49 y comienza a golpear a sus consiervos, y a comer y beber con los borrachos;
50 El señor de ese siervo vendrá en un día en que él no lo espera, y en una hora que él no conoce,
51 Y lo cortará en pedazos, y le dará su parte con los hipócritas; allí será el lamento y el crujir de dientes.

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25


Parábola de las diez vírgenes
1 Entonces el reino de los cielos es parecido a diez vírgenes que, tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.
2 Y cinco de ellas eran sabias, y cinco moros.
3 Las que eran moros tomaron sus lámparas, y no tomaron aceite con ellas:
4 Pero las sabias tomaron aceite en sus vasijas con sus lámparas.
5 Mientras el novio se demoró, todas se adormecieron y durmieron.
6 Y a medianoche hubo un clamor: "¡Acá viene el novio; salgan a recibirlo!".
7 Entonces todas esas vírgenes se levantaron, y ordenaron sus lámparas.
8 Y las moros dijeron a las sabias: Dénnos de su aceite, porque nuestras lámparas se apagan.
9 Pero las sabias respondieron, diciendo: Nunca; no basta para nosotras y ustedes; vayan mejor a los que venden, y compren para si mismas.
10 Y saliendo ellas a comprar, El novio llegó; y las preparadas entraron a las bodas con Él; y la puerta se cerró.
11 Y después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, Señor, ábrenos!
12 Pero él respondió y dijo, amen les digo, no las conozco.
13 Estén despiertos entonces, porque no saben ni el día o la hora en que el Hijo del hombre vendrá.

 

Parábola de los talentos
14 Porque es como un hombre que viajó a un país lejano, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.
15 Y a uno ciertamente dio cinco talentos, a otro dos, y a otro uno; a cada uno según su respectiva habilidad; y en seguida viajó.
16 Entonces el que recibió los cinco talentos fue y negoció con los mismos, e hizo otros cinco talentos.
17 Y asimismo el que dos, también el ganó otros dos.
18 Pero el que recibió uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su Señor.
19 Y después de mucho tiempo el Señor de aquellos siervos vino, y habló de cuentas con ellos.
20 Y así, el que recibió los cinco talentos vino y trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, me entregaste cinco talentos; Acá, gané sobre ellos cinco talentos más.
21 Más Su señor le dijo: Bien hecho, siervo bueno y fiel; fuiste fiel en poco, te pondré sobre mucho: entra en la alegría de tu señor.
22 Y También el que recibió dos talentos vino y dijo: Señor, me entregaste dos talentos: acá, gané otros dos talentos sobre ellos.
23 Su señor le dijo: Bien hecho, siervo bueno y fiel; fuiste fiel en poco, te pondré sobre mucho: entra en la alegría de tu señor.
24 Entonces el que recibió el único talento se acercó igualmente diciendo: Señor, te conozco que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y levantas donde no esparciste:
25 Y tuve miedo, y fui a esconder tu talento en la tierra: acá tenés lo tuyo.
26 Pero su Señor respondió diciéndole: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y levanto donde no esparcí:
27 Tú debiste, por lo tanto, enviar mi dinero a los cambistas, y al venir yo, habría recibido el mío con el interés.
28 Tomen por tanto el talento de él, y dénselo al que tiene diez talentos.
29 Porque a cualquiera que tiene se le dará, y tendrá en abundancia; pero al que no tiene se tomará de él, aún lo que tiene.
30 Y arrojen al siervo inútil a la oscuridad exterior; allí será el lamento y el crujir de dientes.


El juicio de las naciones
31 Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en el trono de su gloria:
32 Y ante él reunidas todas las naciones; y los separará entre sí, unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras:
33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y las cabras a su izquierda.
34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Vengan, benditos de mi Padre, a heredar el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo:
35 Porque estaba hambriento, y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber: Fui extraño, y me recibieron:
36 Desnudo, y me vistieron: Enfermo, y me visitaron: estuve en prisión, y vinieron a mí.
37 Entonces los justos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te alimentamos? o sediento, y te dimos de beber?
38 ¿Y Cuándo te vimos extraño, y te recibimos? o ¿desnudo, y te vestimos?
39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en prisión, y vinimos a ti?
40 Y el Rey responderá diciendo: Amen les digo, En todo lo que hicieron a uno de estos pequeños hermanos míos, a mí me lo hicieron.
41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apártense de mí, malditos, al fuego eterno, preparado para el diabolos y sus aggelos :
42 Porque tuve hambre, y no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber:
43 Fui un extraño, y no me recibieron: desnudo, y no me vistieron: enfermo, y en prisión, y no me visitaron.
44 Entonces también le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, o sediento, o extraño, o desnudo, o enfermo, o en prisión, y no te diakoneo?
45 Entonces él les responderá diciendo: Amen les digo En todo lo que no hicieron a uno de estos pequeños, tampoco me lo hicieron a mí.
46 Y éstos irán al tormento eterno; pero los justos, a la vida eterna.

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26

El complot para prender a Jesús

mc 14.1 lc.22.1 jn 11.45

1 Y sucedió,que Jesús terminadas todas estas palabras, dijo a sus discípulos,
2 Saben que después de dos días es la pascua, y el Hijo del hombre es entregado a crucifixión.
3 Entonces se reunieron los jefes de los sacerdotes, los escribas y los ancianos del pueblo en el palacio del sumo sacerdote, llamado Caifás,
4 y consultaron para prender a Jesús con engaño y matarlo.
5 Pero ellos dijeron: No en la fiesta, no sea que haya alboroto en el pueblo.

 

Jesús es ungido en Betania

mc 14.3 jn 12.1

6 Y Jesús estaba en Betania, en casa de Simón el leproso,
7 vino a él una mujer que tenía un alabastron de ungüento muy valioso, y lo derramó sobre su cabeza, en la mesa.
8 Pero sus discípulos viendo, se indignaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio?
9 Porque este ungüento podía venderse por mucho, y darse a los pobres.
10 Cuando Jesús supo, dijo a ellos: ¿Por qué hacen problemas a la mujer? Sin duda hizo buena obra para mí.
11 Porque tendrán a los pobres siempre con ustedes; pero a mí no me tendrán siempre.
12 Porque ella al derramar este ungüento sobre mi cuerpo, lo hizo para mi sepultura.
13 Amen les digo que cuando este euaggelion se predique en todo el kosmos, también ésto que la mujer hizo se contará para memoria de ella.

 

Judas ofrece entregar a Jesús

mc 14.10 lc 22.3

14 Entonces uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los jefes de los sacerdotes,
15 Diciendo ¿Qué quieren darme, y lo entregaré a ustedes? Y ellos pactaron con él treinta piezas de plata.
16 Y desde ese momento buscó oportunidad para entregarlo.

 

Institución de la Cena del Señor

mc 14.12 lc 22.7 jn 13.21 1co 11.23

17 Más el primer día de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde queres que te preparemos para comer la pascha?
18 Y él dijo: Vayan a la ciudad a cierto hombre, y díganle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; guardaré la pascua en tu casa con mis discípulos.
19 Y los discípulos hicieron como Jesús les dijo; y prepararon la pascua.
20 Y cuando llegó la noche, se sentó con los doce.
21 Y comiendo ellos, dijo: Amen les digo que uno de ustedes me va a entregar.

22 Y muy entristecidos comenzaron cada uno de ellos a decirle: Señor, ¿no soy yo?
23 Y él respondió diciendo: El que moja su mano conmigo en el plato, ése me entrega.
24 El Hijo del hombre va como está escrito de él; pero ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! sería bueno para ese hombre no haber nacido.
25 Entonces Judas, el que lo entregaba, respondió diciendo: Maestro, ¿no soy yo? Él le dijo: Vos lo dijiste.
26 Y comiendo ellos, Jesús tomó pan, y lo bendijo, y lo partió, y lo dio a los discípulos, y dijo: Tomen, coman; esto es mi cuerpo.
27 Y tomando la copa, y dando gracias, les dio, diciendo: Beban todos de ella;
28 Porque esto es mi sangre de el nuevo testamento, derramada por muchos para liberación del pecado.
29 Pero les digo que no beberé desde ahora de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con ustedes en el reino de mi Padre.

 

Jesús anuncia la negación de Pedro

mc 14.26 lc 22.31 jn 13.36

30 Y cantando un himno, salieron al monte de los Olivos.
31 Entonces Jesús les dijo: Todos ustedes se escandalizarán por mi causa esta noche; porque está escrito: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño se dispersarán.
32 Pero yo me voy a levantar, iré delante de ustedes a Galilea.
33 Y respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré.
34 Jesús le dijo: Amen te digo, que en esta noche, antes que cante el gallo, me negarás tres veces.
35 Pedro le dijo: Aunque yo tenga que morir con vos, no te voy a negar. Así también dijeron todos los discípulos.

 

Jesús ora en Getsemaní

mc 14.32 lc 22.39

36 Entonces Jesús vino con ellos a un lugar llamado Getsemaní, y dijo a los discípulos: Siéntense acá, mientras voy a orar allá.
37 Y tomó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.
38 Entonces les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quédense acá y velen conmigo.
39 Y adelantandose un poco, cayó sobre su rostro y oró diciendo así: Padre mío, si es posible, que esta copa pase de mí; pero no como yo quiero, sino como usted.

40 Y vino a los discípulos, y los encontró dormidos, y dijo a Pedro: ¿Qué, no pudieron velar conmigo una hora?
41 Velen y oren, para no entrar en tentación: el espíritu en verdad quiere, pero la carne es débil.
42 Se fue de nuevo por segunda vez, y oró, diciendo: Padre mío, si esta copa no pasa de mí, a menos que la beba, hágase tu voluntad.
43 Y vino y los encontró dormidos otra vez, porque sus ojos estaban cargados.
44 Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras.
45 Entonces vino a sus discípulos, y les dijo: Duerman ahora, y descansen; acá, la hora está cerca, y el Hijo del hombre es entregado en manos de pecadores.
46 Levántense, vamos; miren, se acerca el que me entrega.

 

Arresto de Jesús

mc 14.43 lc 22.47 jn 18.2

47 Y mientras él aún hablaba, acá Judas, uno de los doce, vino, y con él una gran multitud con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y ancianos del pueblo.
48 Más el que lo entregaba les dio una señal, diciendo: Al que bese,ése es: sujétenlo.
49 Y en seguida se acercó a Jesús, diciendo: ¡chairo, Maestro!; y lo besó.
50 Y Jesús le dijo: Amigo, ¿para qué viniste? ; Acercandose, pusieron las manos sobre Jesus, y lo prendieron.
51 Y acá, uno de los que estaban con Jesús extendió la mano, y desenvainó su espada, y golpeó al sirviente del sumo sacerdote, y le sacó la oreja.
52 Entonces Jesús le dijo: Vuelve tú espada a su lugar; porque todos los que toman la espada mueren por la espada.
53 Que, ¿pensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y proveerme más de doce legiones de ángeles?
54 ¿Pero cómo entonces se cumplirán las Escrituras, que así debe ser?
55 En aquella misma hora dijo Jesús a la multitud: ¿Salieron como contra un ladrón con espadas y palos para atraparme? Cada día me sentaba con ustedes enseñando en el templo, y no me prendieron.
56 Pero todo esto se hizo, para que las Escrituras de los profetas se cumplan. Entonces todos los discípulos lo dejaron y escaparon.

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Jesús ante el concilio

mc 14.53 lc 22.54 jn 18.12

57 Y los que prendieron a Jesús lo llevaron a Caifás, el sumo sacerdote, donde los escribas y los ancianos estaban reunidos.
58 Pero Pedro lo siguió de lejos hasta el palacio del sumo sacerdote, y entrando, se sentó con los sirvientes para ver el fin.
59 Más, los principales sacerdotes, y ancianos, y todo el concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús, para matarlo;
60 pero no hallaron ninguno; aunque vinieron muchos testigos falsos, no hallaron ninguno. Y al final vinieron dos testigos falsos,
61 y dijeron: Este dijo: Puedo destruir el templo de Dios, y edificarlo en tres días.

62 Y el sumo sacerdote se levantó diciéndole: ¿No respondés nada? ¿Qué éstos testifican en contra tuyo?
63 Pero Jesús calló. Y respondiendo el sumo sacerdote, le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si vos sos el Cristo, el Hijo de Dios.
64 Jesús le dijo: Tú lo dijiste; además, te digo que desde ahora verás al Hijo del hombre sentado a la derecha del Dýnamis, y viniendo en las nubes del cielo.
65 Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: Blasfemó!; ¿quien todavía tiene necesidad de testigos? Acá, ahora escucharon su blasfemia.
66 ¿Qué piensan ustedes? Y ellos respondiendo dijeron: ¡Es culpable de muerte!
67 Entonces escupieron en su cara, también lo golpearon con los puños ; y otros lo abofetearon
68 diciendo: Profetízanos, Christos, ¿quién es el que te golpea?

 

Pedro niega a Jesús

mc 14.66 lc 22.55 jn 18.15

69 Más Pedro estaba sentado fuera en el palacio; y una doncella vino a él, diciendo: Tú también estabas con Iesous el Galileo.

70 Pero él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que díces.
71 Y saliendo él al pórtico, otro lo vió, y dijo a los que estaban ahí: Este estaba también con Jesús Nazareno.
72 Y otra vez negó con juramento: No conozco al hombre.
73 Y después de un rato, vinieron los que estaban debajo, y dijeron a Pedro: De seguro vos también sos de ellos; porque tus hablar te delata.
74 Entonces comenzó a maldecir y a jurar, diciendo: No conozco al hombre. E inmediatamente cantó el gallo.
75 Y Petros se acordó la palabra que Jesús le dijo: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Y saliendo, lloró amargamente.

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27

Jesús ante Pilato  
mc 15.1 lc 23.1 jn 18.28
1 Al llegar la mañana, todos los principales sacerdotes y ancianos del pueblo tomaron consejo contra Jesús para matarlo:
2 Y atándolo, lo llevaron y lo entregaron a Poncio Pilato, el gobernador.

 

Muerte de Judas
3 Entonces Judas, el que lo entregó, viendo que era condenado, arrepentido devolvió las treinta piezas de plata a los sumo sacerdotes y ancianos,
4 diciendo: Pequé entregando sangre inocente. Y ellos dijeron: ¿Y a nosotros qué? Fijate vos!
5 Y tirando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó.
6 Y los principales sacerdotes tomaron las piezas de plata, diciendo: No es lícito echarlas en el tesoro, porque es precio de sangre.
7 Y tomaron consejo, y compraron con ellas el campo del alfarero, para sepultura de extranjeros.
8 Por esto ese campo se llamó, El campo de sangre, hasta el día de hoy.
9 Entonces se cumplió lo dicho por Jeremías el profeta, diciendo:
Y tomaron las treinta piezas de plata, valoración del apreciado, quien los hijos de Israel valoraron;
10 y las dieron para el campo del alfarero, como el Señor me había encargado.


Pilato interroga a Jesús  
mc 15.2 lc 23.3 jn 18.33
11 Y Jesús estaba ante el gobernador; y el gobernador le preguntó, diciendo: ¿Sos vos el Rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Vos lo decís.
12 Y Él
, acusado por los principales sacerdotes y ancianos, nada respondió.
13 Entonces Pilato le dijo: ¿No escuchas cuánto testifican en contra tuyo?
14 Y él no le respondió ni una palabra; de modo que el gobernador se maravilló mucho.


Jesús sentenciado a muerte  
mc 15.6 lc 23.13 jn 18.38
15 Ahora bien, en la fiesta, el gobernador solía liberar al pueblo un prisionero, a quien quisieran.
16 Y tenían entonces un preso notable, llamado Barrabás.
17 Por tanto, cuando estaban reunidos, Pilato les dijo: ¿A quién quieren que les suelte? ¿A Barrabás, o a Jesús, llamado Cristo?
18 Porque sabía que por envidia lo entregaron.
19 Cuando lo sentaron en el tribunal, su esposa envió a decirle: vos nada con el inocente: porque hoy sufrí mucho en sueños por causa de él.
20 Pero el sumo sacerdote y los ancianos persuadieron a la multitud que pidiesen a Barrabás, y destruyesen a Jesús.
21 Y el gobernador respondiendo, les dijo: ¿Cuál de los dos quieren que les suelte? Y Ellos dijeron: ¡Barrabás!
22 Pilato les dijo: ¿Qué hago, entonces, con Jesús llamado Cristo? Todos le dijeron: ¡Crucificalo!
23 Y el gobernador dijo: ¿Por qué, qué mal hizo? Pero ellos gritaban
más, diciendo: Crucificalo!
24 Cuando Pilato vio que no conseguía nada, sino que más bien se hacía alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo: Yo soy inocente de la sangre de este justo: fíjense ustedes.
25 Entonces respondió todo el pueblo d
iciendo: ¡Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!
26 Entonces les soltó a Barrabás; y azotando a Jesús, lo entregó para crucificarlo.
27 Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús hasta el pretorio, y reunieron con él a toda la compañía.
28 Y lo desnudaron, y le pusieron una túnica escarlata.
29 Y trenzando una corona de espinas, la pusieron sobre su cabeza, y una caña en su mano derecha; y doblando la rodilla delante de él, lo burlaban, diciendo: ¡Chairo, Rey de los judíos!
30 Y escupiendo sobre él, tomaron la caña y lo golpeaban en la cabeza.
31 Y después de burlarse de él, le sacaron la túnica y le pusieron las ropas de él, y lo llevaron para crucificarlo.

Crucifixión y muerte de Jesús  
mc 15.21 lc 23.26 jn 19.17
32 Y saliendo, hallaron a un hombre de Cirene, llamado Simón: a éste obligaron a cargar su cruz.
33 Y cuando llegaron a un lugar llamado Golgotha, es decir, lugar del kranion,
34 Le dieron a beber vinagre mezclado con hiel; y al probarlo, no quiso beber.
35 Y lo crucificaron, repartieron sus vestidos echando suertes, para cumplirse lo dicho por el profeta: Repartieron mis vestidos entre ellos, y sobre mi ropa echaron suertes.
36 Y sentándose lo vigilaron ahí;
37 y pusieron sobre su cabeza la acusación escrita:
ESTE ES JESÚS EL REY DE LOS JUDÍOS.
38 En ese momento dos ladrones estaban crucificados con Él, uno a la derecha y otro a la izquierda.
39 Y los que pasaban lo blasphemeo, moviendo la cabeza,
40 y diciendo: "Destruís el templo y lo edificas en tres días, sálvate vos mismo". Si sos el Hijo de Dios, bajá de la stauros!
41 Y también así los principales sacerdotes se burlaban, con los escribas y ancianos, diciendo:
42 Salvó a otros; a sí mismo no puede salvarse. Si es el Rey de Israel, baje ahora de la stauros, y creeremos en él.
43 Confiaba en Dios; que lo libre ahora, si lo quiere; porque dijo: Yo soy el Hijo de Dios.
44 Y los ladrones también, crucificados con él, lo vituperaban.
45 Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.
46 Y sobre la hora novena, Jesús gritó a voz fuerte, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? es decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me abandonaste?
47 Más algunos que estaban allí, al oírlo, dijeron: Este llama a Elías.
48 E inmediatamente uno de ellos corrió, y tomó una esponja, y la llenó de vinagre, y la puso en una caña, dándole de beber.
49 Los demás dijeron: "Déjenlo, veamos si viene Elías a salvarlo.
50 Pero Jesús, gritó de nuevo con voz fuerte, dejando ir el espíritu.
51 Y acá, el velo del templo se schizo en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron;
52 Y los sepulcros se abrieron; y muchos cuerpos de los santos que dormían se levantaron,
53 Y saliendo de los sepulcros después de su resurrección, entraron en la santa ciudad, y aparecieron a muchos.
54 Entonces el centurión, y los que estaban con él, vigilando a Jesús, viendo el terremoto, y lo que pasó, temieron en gran manera, diciendo: Verdaderamente éste era el Hijo de Dios.
55 Y muchas mujeres estaban allá mirando de lejos, quienes seguían a Jesús desde Galilea, diakoneo autos:
56 Entre quien estaba María Magdalena, y María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.

Jesús es sepultado  
mc 15.42 lc 23.50 jn 19.38
57 Cuando llegó la noche, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, el cual también era discípulo de Jesús:
58 Este fue a Pilato, y le pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato ordenó que el cuerpo fuera entregado.
59 Y José, tomando el cuerpo, lo envolvió en una sábana de lino blanqueado.
60 Y lo puso en su sepulcro nuevo, que había excavado en la roca; Y rodó una gran piedra a la puerta del sepulcro, y se fue.
61 Y allí estaban María Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro.

La guardia ante la tumba
62 Y al día siguiente, que sigue después a la preparación, los sumos sacerdotes y los fariseos se reunieron con Pilato,
63 Diciendo: Señor, recordamos que ese impostor dijo, mientras vivía: Después de tres días resucitaré.
64 Ordena, por lo tanto, que el sepulcro sea asegurado hasta el tercer día, no sea que sus discípulos vengan por la noche, y lo roben, y digan al pueblo: Resucitó de los muertos; así el último error será peor que el primero.
65 Y Pilato les dijo: Ustedes tienen una koustodia: vayan, asegúrenlo tanto como puedan.
66 Fueron, por lo tanto, y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y con koustodia.

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28

La resurrección

mc 16.1 lc 24.1 jn 20.1

1 Al final del sabbaton, comenzando a amanecer hacia el primero de semana, vinieron Maria Magdalena y la otra Maria a ver el sepulcro.
2 Y acá, hubo un gran terremoto, porque un ángel del Señor descendió del cielo, vino, rodó la piedra de la puerta, y se sentó sobre ella.
3 Su rostro era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve:
4 Y por phobos de él los guardias temblaron, y se quedaron como muertos.
5 Y el ángel respondió y dijo a las mujeres, No tengan phobeo, porque sé que buscan a Jesús, el que fue crucificado.
6 Él no está acá; porque resucitó, como dijo. Vengan, vean el lugar donde yacía el Señor.
7 Y vayan rápido, digan a sus discípulos que recusitó de los muertos; Y, acá, va delante de ustedes a Galilea; ahí lo verán: Acá, se los dije.
8 Y ellas salieron rápidamente del sepulcro con temor y gran chara; corriendo a anunciar a los mathetes.
9 Y cuando iban a anunciar a los discípulos, acá también Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Chairo! Y ellas vinieron y tomándolo por los pies, y lo adoraron.
10 Entonces Jesús les dijo: No tengan miedo; vayan, digan a mis hermanos que voy a Galilea, y allá me verán.

 

El informe de la guardia

11 Más yendo ellas, acá, algunos de los guardias vinieron a la ciudad, e informaron a los sumos sacerdotes todo lo que pasó.
12 Y reunidos con los ancianos, y tomado consejo, dieron mucho dinero a los soldados,
13 diciendo,Digan: Sus discípulos vinieron de noche, y lo robaron mientras dormíamos.
14 Y si esto llega a oídos del gobernador, lo convenceremos, y serán libres de preocupaciones.
15 Entonces ellos tomaron el dinero, e hicieron como se les enseñó: y este dicho se divulga entre los judíos hasta hoy.

 

La gran comisión

mc 16.14 lc 24-36 jn 20.19

16 Entonces los once discípulos se fueron a Galilea, a un monte donde Jesús les señaló.

17 Y viéndolo, lo adoraron; pero algunos dudaban.
18 Y Jesús se acercó y les habló, diciendo: Todo poder me es dado en el cielo y en la tierra.
19 Vayan, por lo tanto, enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Santo Espíritu:
20 Enseñándoles que guarden todas las cosas que les ordené a ustedes; y acá, yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin de los tiempos. Amén.

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