top of page

Λουκᾶς – Lucas

 

1

Dedicado a Teófilo

1 Ya que muchos procuraron ordenar la declaración de las cosas que sucedieron entre nosotros,

2 Tal como nos las entregaron, siendo desde el principio testigos oculares y ministros de la palabra;
3 También me pareció bien, teniendo perfecto entendimiento de todo desde el principio, escribírtelo en orden, excelentísimo Teófilo,
4 Para que conozcas la certeza de la doctrina en la que fuiste instruido.

Anuncio del nacimiento de Juan

5 Sucedió en los días de Herodes, el rey de Judea, cierto sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abia; y su esposa era de las hijas de Aarón, y su nombre era Elisabeth.
6 Y eran ambos justos ante Dios, andando en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor, irreprensibles.

7 Y ellos no tuvieron hijo, porque Elisabeth era estéril, y ambos eran avanzados en edad.
8 Y sucedió que él, ejerciendo el oficio sacerdotal delante de Dios en el orden de su clase,
9 Según la costumbre del oficio sacerdotal, su suerte era quemar incienso entrando en el templo del Señor.
10 Y toda la multitud del pueblo oraba fuera a la hora del incienso.
11 Y se le apareció un ángel del Señor de pie a la derecha del altar del incienso.
12 Y cuando Zacarías lo vio, se agitó, y terror cayó sobre él.
13 Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas, porque tu oración fue oída; y tu mujer Elisabeth te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan.
14 Y tendrás chara y alegría; y muchos se alegrarán por su nacimiento.
15 Porque será grande a los ojos del Señor, y no beberá vino ni licor; y estará lleno del Santo Espíritu, aún desde el vientre de su madre.
16 Y muchos de los hijos de Israel volverán al Señor su Dios.

17 Y él irá delante de Él, espíritu y poder de Elías, volverá el corazón de los padres sobre los hijos, y de los desobedientes a sabiduría de justos; para preparar un pueblo dispuesto al Señor.
18 Y Zacarías dijo al ángel: ¿Según qué conoceré esto? porque yo soy un anciano, y mi esposa avanzada en años.
19 Y el ángel, respondiendo, le dijo: Yo soy Gabriel, estoy en la presencia de Dios, y apostello a hablarte a tí, y a darte estas buenas nuevas.
20 Y acá serás mudo, y no podrás hablar, hasta ese día en que se cumplan estas cosas, porque no creiste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo.
21 Y el pueblo estaba esperando a Zacarías, y se asombraron que él tardara en el templo.
22 Y al salir, no podía hablarles; y entendieron que vió visión en el templo, porque les hacía señas, y permanecío mudo.
23 Y sucedió que, en cuanto los días de su ministración se cumplieron, se marchó a su casa.
24 Y después de esos días su esposa Elisabeth concibió, y se ocultó cinco meses, diciendo,
25 Así el Señor hizo conmigo en los días en que me miró, sacando mi vergüenza entre los hombres.

Nace El Salvador

26 Y en el sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
27 A una virgen desposada a un varón cuyo nombre era José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María.
28 Y el ángel vino a ella, diciendo: Chairo, muy favorecida, El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.
29 Y ella, al verlo, se turbó por su dicho, y pensó qué clase de saludo sería éste.
30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque hallaste gracia delante de Dios.
31 Y acá que concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Iesous.
32 Él será grande, y lo llamarán Hijo del Altísimo; y El Señor Dios le dará el trono de su padre David:
33 Y reinará sobre la casa de Jacob para siempre; y su reino no tendrá fin.
34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto, porque no conozco varón?
35 Y el ángel respondió y le dijo: El Santo Espíritu vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; Por que también Santo nacerá de ti, llamado Hijo de Dios.
36 Y, acá, tu pariente Elisabeth, ella también concebirá hijo en su vejez: y éste es el sexto mes de ella, llamada estéril.
37 Porque para Dios ninguna palabra dicha es imposible.
38 Y María dijo: Acá la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra. Y el ángel se apartó de ella.

María visita a Elisabet

39 Y María se levantó en esos días, salió apresuradamente a la región montañosa, en la ciudad de Judá;
40 Y entró en la casa de Zacarías, y saludó a Elisabeth.
41 Y sucedió que, cuando Elisabeth oyó el saludo de María, el niño saltó en su vientre; y Elisabeth fue llena del Santo Espíritu:
42 Y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú eres entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre.
43 ¿Y de dónde es esto para mí, que la madre de mi Señor venga a mí?
44 Porque, mira, en cuanto la voz de tu saludo llegó a mis oídos, el niño saltó de alegría en mi vientre.
45 Y bendito el que tiene fe, porque se cumplirá lo dicho a ella por el Señor.
46 Y María dijo: Mi alma engrandece al Señor,
47 y mi espíritu salta de alegría en Dios, mi Salvador.
48 Porque miró la bajeza de su sierva; porque acá desde ahora todas las generaciones me llamarán bendita.
49 Porque el poderoso me hizo obra maravillosa; y Santo es Su nombre.
50 Y su misericordia al temeroso, de generación en generación.
51 Hizo fuerza con su brazo; dispersó al altivo en la imaginación de su corazón.
52 Derribó a los poderosos de sus tronos y exaltó a los humildes.
53 Llenó de bienes a los hambrientos; y a los ricos envió vacíos.
54 Socorrió a su siervo Israel, recordando su misericordia;
55 Como habló a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia para siempre.
56 Y María permaneció con ella unos tres meses, y volvió a su casa.

Nace Juan el Bautista

57 Y llegó el tiempo del alumbramiento de Elisabeth, y engendró un hijo.
58 Y sus vecinos y parientes oyeron cómo el Señor aumentó su misericordia con ella; Y se alegraron con ella.
59 Y sucedió que al octavo día vinieron a circuncidar al niño, y lo llamaron Zacarías, según el nombre de su padre.
60 Y su madre respondió diciendo: No, antes se llamará Juan.
61 Y le dijeron: No hay ninguno de tus parientes que se llame con ese nombre.
62 E hicieron señales a su padre, de cómo quería que se llamara.
63 Y pidió una tabla para escribir, escribió diciendo: Su nombre es Juan. Y todos se asombraron.
64 Y su boca fue abierta inmediatamente, y su lengua se desató, y habló alabando a Dios.
65 Y sobrevino temor a todos los que habitaban alrededor de ellos; y todas estas palabras se publicaron por toda la región montañosa de Judea.
66 Y todos los que las oyeron las guardaron en su corazón, diciendo: ¡Qué clase de niño será éste!; Y la mano del Señor estaba con él.

Profecía de Zacarías

67 Y su padre Zacarías fue lleno del Santo Espíritu, y profetizó, diciendo:
68 Bendito el Señor, Dios de Israel, porque visitó e hizo redención a su pueblo,
69 Y nos levantó cuerno de salvación en la casa de su siervo David;
70 Como habló por boca de sus santos profetas, los cuales son desde el principio:
71 Para salvarnos de nuestros enemigos, y de la mano de todos los que nos odian;
72 Cumpliendo la misericordia prometida a nuestros padres, y para recordar su santo pacto;
73 El juramento que juró a nuestro padre Abraham,
74 Dado a nosotros, librados de la mano de nuestros enemigos, para servirlo aphobos,
75 En santidad y justicia ante Él, todos los días de nuestra vida.
76 Y tú, niño, llamado profeta del Altísimo, porque irás ante el rostro del Señor a preparar sus caminos;
77 A dar conocimiento de salvación a su pueblo en la remisión de sus pecados,
78 Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, en quien el amanecer de lo alto nos visitó,
79 Alumbrando a los asentados en tinieblas y en sombra de muerte, guiando nuestros pies al camino de paz.
80 Y el niño creció, y se fortaleció en espíritu, y estuvo en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.

2

Nace Iesous

mt 1.18

1 Y sucedió en esos días, que salió un decreto de Augusto César, que toda la tierra debía ser empadronada.
2 (Este empadronamiento fue el primero realizado siendo Cirenio gobernador de Siria).
3 Y todos fueron a empadronarse, cada uno en su ciudad.
4 Y José también subió de Galilea, desde la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén; (porque él era de la casa y linaje de David:)
5 Para empadronarse con María, su mujer desposada, estando embarazada.
6 Y sucedió que, estando ellos ahí, se cumplieron los días de su alumbramiento.
7 Y dio a luz su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.

Los ángeles y los pastores

8 Y había pastores en la misma región, acapando y vigilando su rebaño en la noche.
9 Y acá el ángel del Señor vino sobre ellos, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y temieron con gran temor.
10 Y el ángel les dijo: No teman; porque acá les doy buenas nuevas de gran alegría, que será para todo el pueblo.
11 Porque hoy a ustedes les nació en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo El Señor.
12 Y esto es señal a ustedes: encontrarán al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre.
13 Y de repente apareció con el ángel multitud del ejército celestial, alabando a Dios, y diciendo,
14 ¡Gloria a Dios en las alturas, y paz en la tierra, buena voluntad hacia los hombres!
15 Y sucedió que cuando los ángeles se alejaron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Vamos ahora hasta Belén, y veamos que es esta rhema que el Señor nos dio a conocer.
16 Y vinieron rápidamente, y encontraron a María y a José, y al bebé acostado en un pesebre.
17 Y al verlo, dieron a conocer acerca de la rhema dicha sobre este niño.
18 Y todos los que lo oyeron se admiraron sobre lo dicho por los pastores.
19 Pero María guardaba todas estas palabras, meditándolas en su corazón.
20 Y los pastores volvieron, glorificando y alabando a Dios por todo lo que escucharon y vieron, tal como se les dijo.

Presentación de Jesús en el templo

21 Y cuando se cumplieron los ocho días de la circuncisión del niño, entonces, su nombre fue llamado Iesous, llamado por el ángel antes de que Él sea concebido en el vientre.
22 Y cuando los días de su purificación según la ley de Moisés se cumplieron, lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor;
23 (Como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz se llamará santo al Señor;)
24 Y para ofrecer sacrificio conforme a lo dicho en la ley del Señor: Una pareja de tórtolas, o dos pichones de paloma.
25 Y acá, había un hombre en Jerusalén, cuyo nombre era Simeón; y este hombre justo y piadoso esperaba el consuelo de Israel: y el Santo Espíritu estaba sobre él.
26 Y le fue revelado por el Santo Espíritu, no ver la muerte antes de ver al Kurios Christos.
27 Y vino por el Espíritu al templo: y los padres trajeron al niño Jesús, para hacer por él según la costumbre de la ley,
28 Entonces él Lo tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, y dijo,
29 Señor, ahora tu siervo se irá en paz, según tu palabra:
30 Porque mis ojos vieron tu salvación,
31 La cual preparaste en presencia de todos los pueblos;
32 Luz para alumbrar a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel.
33 Y José y su madre se admiraban sobre los dichos acerca de Él.
34 Y Simeón los bendijo, y dijo a María su madre: Acá, Él está puesto para caída y resurrección de muchos en Israel; y para señal contradictoria;
35 (Sí, una espada atravesará tu alma también), para que los pensamientos de muchos corazones puedan ser revelados.
36 Y estaba Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser: ella de edad muy avanzada, vivió con su marido siete años desde su virginidad;
37 Y ella era viuda como de ochenta y cuatro años, que no se apartaba del templo, sirviendo con ayunos y oraciones noche y día.
38 Y ella, viniendo en ese momento, dio gracias al Señor, y habló de Él a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.

El regreso a Nazaret

39 Y cuando cumplieron todo según la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad Nazaret.
40 Y El niño crecía, y se fortalecía en espíritu llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre Él.

Jesús en el templo

41 Ahora bien, sus padres iban a Jerusalén todos los años a la fiesta de Pascua.
42 Y cuando cumplió doce años, subieron a Jerusalén según la costumbre de la fiesta.
43 Y cumplidos los días, al volver, el joven Jesús se quedó en Jerusalén; y José y su madre no lo sabían.
44 Pero suponiendo ellos que Él estaba en la compañía, salieron un día de camino; y lo buscaron entre sus parientes y (entre) conocidos.
45 Y al no encontrarlo, volvieron a Jerusalén, buscándolo.
46 Y sucedió que después de tres días lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, oyéndolos y preguntándoles.
47 Y todos los que lo oían se asombraban de su sunesis y respuestas.
48 Y al verlo, se asombraron; y su madre le dijo: Hijo, ¿por qué nos hiciste así? Acá, tu padre y yo te buscamos con mucho dolor.
49 Y les dijo: ¿Quién? ¿Por que me buscan? ¿No saben que yo debo estar en los negocios de mi Padre?
50 Y ellos no entendieron la palabra que Él les habló.
51 Y descendió con ellos, y vino a Nazaret, y estaba sujeto a ellos; pero su madre guardaba todas estas palabras en su corazón.
52 Y Jesús crecía en sophia y en estatura, y en charis para con Dios y los hombres.

3

Predicación de Juan el Bautista

mt 3.1 mc 1.1 jn 1.29

1 Y en el año quince del reinado de Tiberio César, Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la región de Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene,
2 Annas y Caifás sumos sacerdotes; La palabra de Dios vino a Juan, hijo de Zacarías en el desierto.
3 Y fue por todo el país alrededor del Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para el perdón de los pecados;
4 Como se escribió en el libro las palabras del profeta Isaías, diciendo: Voz que clama en el desierto: Preparen el camino al Señor, hagan sus caminos rectos.
5 Todo valle se llenará, y todo monte y collado se humillará; y lo torcido será enderezado, y lo irregular será como camino allanado.
6 Y toda carne verá la salvación de Dios.
7 Entonces dijo a la multitud que salía para bautizarse por él: Generación de víboras, ¿quién les enseñó que escaparan de la ira venidera?
8 Hagan, por lo tanto, frutos dignos de arrepentimiento, y no empiecen a decir dentro, en sí mismos: Tenemos al padre Abraham; porque les digo que Dios puede, de estas piedras, levantar hijos a Abraham.
9 Y ahora también el hacha está puesta a la raíz de los árboles: Por lo tanto, todo árbol, que no da buen fruto se corta y se tira al fuego.
10 Y el pueblo le preguntó, diciendo: ¿Qué haremos entonces?
11 Y respondió diciéndoles: El que tiene dos túnicas, comparta al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo.
12 Entonces, vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos?
13 Y él les dijo: No exijan más de lo que les ordenaron.
14 Y los soldados también le preguntaron, diciendo: ¿Y nosotros qué haremos? Y él les dijo: No extorsionen ni acusen falsamente a nadie, y confórmense con su sueldo.
15 Y el pueblo estaba expectante, y todos razonaban en sus corazones acerca de Juan, si él sería El Cristo;
16 Juan respondió, diciéndoles a todos: Yo ciertamente los bautizo con agua; pero viene uno más poderoso que yo, la correa de cuyos zapatos no soy digno de desatar: Él los bautizará con el Santo Espíritu y con fuego:
17 Cuyo aventador en su mano, y limpiará profundamente su suelo, y juntará el trigo en su apothéké; pero quemará la paja con fuego inextinguible.
18 Y así ciertamente, con otras exhortaciones euaggelizo al pueblo.
19 Pero Herodes el tetrarca, era reprendido por él a causa de Herodías la mujer de su hermano Felipe, y por todas las maldades que Herodes hizo,
20 Agregó aún esto sobre todo, que encerró a Juan en la cárcel.

El bautismo de Jesús

mt 3.13 mc 1.9

21 Y bautizandose todo el pueblo, sucedió que Jesús también se bautizó, y orando, el cielo se abrió,
22 Y el Santo Espíritu descendió corporalmente, en forma como paloma sobre Él, y una voz vino del cielo, diciendo: Tú eres mi Hijo amado; en ti me complazco.

Genealogía de Jesús

mt 1.1

23 Y el mismo Jesús comenzó teniendo alrededor de treinta años, siendo (como se suponía) hijo de Joseph, de Heli,
24 Matat, Leví, Melqui, Jana, Joseph,
25 Mattathías, Amós, Naum, Esli, Nagge,
26 Maath, Mattathías, Semei, Joseph, Juda,
27 Joanna, Rhesa, Zorobabel, Salathiel, Neri,
28 Melchi, Addi, Cosam, Elmodam, Er,
29 Jose, Eliezer, Jorim, Matthat, Levi,
30 Simeón, Judá, Joseph, Jonán, Eliaquim,
31 Melea, Menan, Mattatha, Nathan, David,
32 Iessai, Obed, Booz, Salmon, Naasson,
33 Aminadab, Aram, Esrom, Phares, Juda,
34 Jacob, Isaac, Abraham, Thara, Nachor,
35 Saruch, Ragau, Phalec, Heber, Sala,
36 Cainan, Arphaxad, Sem, Noe, Lamech,
37 Mathusala, Enoch, Jared, Maleleel, Cainan,
38 Enos, Set, Adán, Dios.

4

Tentación de Jesús

mt 4.1 mc 1.12

1 Y Jesús, lleno del Santo Espíritu, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto,
2 Siendo tentado cuarenta días por el diablo. Y en aquellos días no comió nada; y al final, después tuvo hambre.
3 Y el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, ordena a esta piedra que se convierta en pan.
4 Y Jesús le respondió diciendo: Está escrito: El hombre no vivirá sólo de pan, sino por toda palabra de Dios.
5 Y el diablo, lo llevó a un monte alto, mostrándole todos los reinos del mundo en un instante de tiempo.
6 Y el diablo le dijo: Todo este poder te daré, y la gloria de ellos; porque se me entregó , y a quien quiero lo doy.
7 Si tú entonces, me adoras, todo será tuyo.
8 Y Jesús respondió diciéndole: Apártate de mí, satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor tu Dios, y sólo a Él servirás.
9 Y lo llevó a Jerusalén, y lo puso en el pináculo del templo, y le dijo: Si tú eres Hijo de Dios, tírate abajo desde acá:
10 Porque está escrito: A sus ángeles encargará sobre ti para guardarte:
11 Y con las manos te sostendrán, no sea que tropieces tu pie contra la piedra.
12 Y Jesús, respondió diciéndole: Fue dicho: No tentarás al Señor tu Dios.
13 Y el diablo, terminando toda la tentación, se apartó de Él durante un tiempo.

Jesús Inicia su ministerio

mt 4.12 mc 1.14

14 Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor.
15 Y Él enseñaba en sus sinagogas, siendo glorificado por todos.

Jesús en Nazaret

mt 13.53 mc 6.1

16 Y vino a Nazaret, donde había crecido; y, según su costumbre, entró en la sinagoga en el Sabbath hémera, y se levantó a leer.
17 Y le entregaron el libro del profeta Isaías. Y abriendo el libro, encontró el lugar donde estaba escrito,
18 El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió para euangelízo a los pobres; me envió a sanar a los corazones rotos, kérussó liberación a los cautivos, y devolver la vista a los ciegos, a poner en libertad a los quebrantados,
19 A predicar el año agradable del Señor.
20 Y cerrando el libro, lo dio al ministro, se sentó. Y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él.
21 Y comenzó a decirles: Hoy esta escritura se cumplió en sus oídos.
22 Y todos daban testimonio de Él, y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca. Y dijeron: ¿No es éste el hijo de Joseph?
23 Y les dijo: Seguramente me dirán esta parábola: Médico, cúrate a ti mismo; Todo lo que escuchamos que se hizo en Capernaum, hazlo también acá, en tu patria.
24 Y Él dijo: Amén les digo: Ningún profeta es aceptado en su patria.
25 Pero les digo en verdad, muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo se cerró tres años y seis meses, cuando gran hambre hubo en toda la tierra;
26 Pero a ninguna de ellas se envió a Elías, sino a Sarepta, Sidón, a mujer viuda.

27 Y había muchos leprosos en Israel en tiempo del profeta Eliseo; y ninguno de ellos fue limpio, excepto Naamán el sirio.
28 Y todos en la sinagoga, oyendo estas cosas, se llenaron de ira,
29 Y levantándose, lo echaron fuera de la ciudad, y lo llevaron a la cumbre de la montaña en donde la ciudad de ellos estaba edificada, para tirarlo por el precipicio.
30 Pero Él pasó por en medio de ellos y se fue.

Un hombre poseído

mc 1.21

31 Y descendió a Capernaum, ciudad de Galilea, y les enseñaba en los días de reposo.
32 Y se asombraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad.
33 Y en la sinagoga había un hombre que tenía un Pneuma akathartos daimonion, y gritaba con voz fuerte,
34 Diciendo: Déjanos solos; ¿Qué nosotros y tú Jesús Nazareno? viniste a destruirnos? Te conozco, quién eres: El Hágios de Dios.
35 Y Jesús lo reprendió, diciendo: Enmudece, y sal de él. Y el demonio, lo arrojó en medio, y salió de él, y no le hizo daño.
36 Y todos estaban en thámbos, y hablaban entre sí, diciendo: ¡Qué palabra es ésta! porque con autoridad y poder ordena a los espíritus inmundos, y salen.
37 Y la fama de Él salió a todos los lugares de alrededor.

Jesús sana a la suegra de Pedro

mt 8.14 mc 1.29

38 Y levantándose de la sinagoga, entró en casa de Simón. Y la suegra de Simón estaba con una gran fiebre; y le pidieron por ella.
39 Y acercándose sobre ella, reprendió la fiebre; y la dejó; e inmediatamente se levantó y les servía.

Muchos sanados al ponerse el sol

mt 8.16 mc 1.32

40 Y poniéndose el sol, todos los que tenían enfermos de diversas dolencias los trajeron a Él; y Él puso las manos sobre cada uno de ellos, y los sanó.

41 Y demonios también salieron de muchos, gritando y diciendo: Tú eres Cristo el Hijo de Dios. Y reprendiéndolos, no les permitía hablar, porque sabían que Él era Cristo.

Jesús recorre Galilea predicando

mc 1.35

42 Y siendo de día, salió y se retiró a un lugar desierto; y el pueblo lo buscaba, y vinieron a él, y lo detuvieron para que no se alejara de ellos.
43 Y él les dijo: Yo debo predicar el reino de Dios a otras ciudades también; porque para esto apóstello.
44 Y predicaba en las sinagogas de Galilea.

5

La pesca milagrosa

mt 4.18 mc 1.16

1 Y sucedió que, el pueblo le instaba a oír la palabra de Dios, y Él estaba de pie junto al lago de Genesaret,
2 Y vio dos barcos que estaban junto al lago; pero los pescadores habían salido de ellos, y lavaban redes.
3 Y entró en una de las naves, que era de Simón, y le pidió que se alejara un poco de la tierra. Y sentándose, enseñaba a la gente desde la nave.
4 Y cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Zarpa a lo profundo, y tiren sus redes para pescar.
5 Y Simón, respondió diciéndole: Maestro,trabajamos durante toda la noche, y no sacamos nada; sin embargo, en tu rhema bajaré la red.
6 Y haciendo esto, encerraron gran multitud de peces; y sus redes se rasgaron.
7 E hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra nave, para que vinieran a ayudarlos. Y vinieron, y llenaron ambas naves, tanto que comenzaron a hundirse.
8 Y viéndolo Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí Señor, porque soy hombre pecador.
9 Porque espantó lo rodeó, y todos los que con él, por la pesca que hicieron:

10 Y así también Jacobo y Juan, los hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres.
11 Y arribando a tierra las naves, dejaron todo, siguiéndolo.

Jesús sana a un leproso

mt 8.1 mc 1.40

12 Y sucedió que estaba Él en cierta ciudad, y acá un hombre lleno de lepra; que viendo a Jesús, cayó sobre el rostro rogándole, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.
13 Y extendiendo la mano, lo tocó, diciendo: Quiero, sé limpio. E inmediatamente la lepra se fue de él.
14 Y le encargó: no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación, como lo mandó Moisés, para testimonio a ellos.
15 Pero la palabra de Él más se difundió, y grandes multitudes se reunieron para escuchar y ser sanadas por Él de sus enfermedades.
16 Y Él se retiró al desierto y oró.

Jesús sana a un paralítico

mt 9.1 mc 2.1

17 Y sucedió en cierto día, mientras Él enseñaba, que estaban los fariseos y doctores de la ley sentados, los cuales vinieron de todas las ciudades de Galilea, y Judea, y Jerusalén; y el poder del Señor estaba para sanárlos.
18 Y acá, unos hombres trajeron en una cama a un hombre que estaba paralítico; y buscaban traérlo y ponerlo ante Él.
19 Y no encontrando la manera de traerlo, a causa de la multitud, subieron sobre el techo, y lo bajaron por el tejado con la cama en el medio, delante de Jesús.
20 Y al ver la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados.
21 Y los escribas y los fariseos comenzaron a razonar, diciendo: ¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?
22 Pero Jesús, percibiendo sus pensamientos, respondio diciéndoles: ¿Qué razonan en sus corazones?
23 ¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y camina?

24 Pero para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados, (dijo al paralítico) Te digo: Levántate, toma tu cama y vete a tu casa.
25 E inmediatamente se levantó delante de ellos, y tomó el lecho en que estaba, y se fue a su casa, glorificando a Dios.
26 Y todos ektasis lambano, y glorificaban a Dios, y estaban llenos de temor, diciendo: Hoy vimos paradox.

Llamamiento de Leví

mt 9.9 mc 2.13

27 Y después de estas cosas salió, y vio a un publicano, llamado Leví, sentado al banco de los tributos; y le dijo: Seguíme.
28 Y dejando todo, se levantó y lo siguió.
29 Y Leví le hizo gran banquete en su casa; y había una gran compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos.
30 Pero sus escribas y fariseos murmuraban contra sus discípulos, diciendo: ¿Por qué comen y beben con los publicanos y pecadores?
31 Y Jesús, respondiendo, dijo a ellos: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos.
32 No vine a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.

La pregunta sobre el ayuno

mt 9.14 mc 2.18

33 Y le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan frecuentemente, y hacen oraciones, e igualmente los discípulos de los fariseos; pero los tuyos comen y beben?
34 Y Él les dijo: ¿Pueden ustedes hacer ayunar a los niños de la boda, mientras el novio está con ellos?
35 Pero días vendrán cuando el esposo sea separado de ellos, y entonces ayunarán en esos días.
36 Y también les habló parábola: Ninguno pone un pedazo de vestido nuevo sobre uno viejo; De otro modo, También el nuevo rasga, y el pedazo que se sacó del nuevo no armoniza con el viejo.
37 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de lo contrario, el vino nuevo reventará los odres y se derramará, y los odres se perderán.
38 Pero el vino nuevo se echa en odres nuevos; y ambos se conservan.
39 Tampoco ninguno que bebió el añejo desea luego el nuevo, porque dice: El añejo es mejor.

6

Los discípulos comen un Sábado

mt 12.1 mc 2.23

1 Y aconteció en el segundo Sabbath (después del primero), Él pasó por los campos de trigo; y sus discípulos arrancaban espigas, y comían, restregándolas en las manos.
2 Y algunos de los fariseos les dijeron: ¿Por qué hacen lo que no es lícito hacer en sabbaton?
3 Y Jesús respondiendo hacía ellos, les dijo: ¿No ananginosko esto, lo que hizo David, cuando él estuvo hambriento, y los que estaban con él;
4 ¿Cómo entró en la casa de Dios, y tomó y comió los panes de la proposición, y dio también a los que con él; lo cual no es lícito comer sino sólo a los sacerdotes?
5 Y les dijo: Porque El Hijo del hombre es Señor también del sábado.

El hombre de la mano seca

mt 12.9 mc 3.1

6 Y sucedió también en otro sábado, entrando Él en la sinagoga y enseñando: Había también ahí un hombre que tenía seca su mano derecha.
7 Y los escribas y fariseos lo observaban si sanaría en el sabbaton, para encontrarle acusación.
8 Pero Él conocía sus pensamientos, y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio. Y él se levantó y permaneció en pie.
9 Entonces Jesús les dijo: Les preguntaré algo: ¿Es lícito en los días de reposo hacer el bien, o hacer el mal? ¿sozo psique, o apollumi?
10 Y mirándolos a todos alrededor, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él así lo hizo; y su mano se restauró sana como la otra.
11 Y se llenaron de anoia, y comentaban unos con otros qué podrían hacer a Jesús.

Elección de los doce apóstoles

mt 10.1 mc 3.13

12 Y sucedió en esos días, que salió al monte a orar, y pasó toda la noche orando a Dios.
13 Y cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos; y de ellos eligió a doce, a quienes también llamó Apostolos;
14 Simón, (a quien también llamó Pedro,) y Andrés su hermano, Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé,
15 Mateo y Tomás, Jacobo de Alfeo, y Simón llamado Zelotes,
16 Y Judas de Jacobo, y Judas Iscariote, que también fue traidor.

Jesús atiende a una multitud

mt 4.23

17 Y descendió con ellos, y se detuvo en lugar llano, y la compañía de sus discípulos, y gran multitud de gente de toda Judea y Jerusalén, y de la costa marítima de Tiro y Sidón, que venían a oírlo y a ser sanados de sus enfermedades;
18 Y los atormentados por espíritus inmundos; también sanaron.
19 Y toda la multitud procuraba tocarlo; porque salía poder de Él, y sanaba a todos.

Bendición y lamento

mt 5.1

20 Y Él levantó su mirada hacia sus discípulos, y dijo: Makarios los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios.
21 Makarios los que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Makarios los que ahora lloran, porque van a reír.

22 Benditos son, cuando los hombres los odien, y cuando se aparten de ustedes, y los difamen, y desechen su nombre como malo, por causa del Hijo del hombre.
23 Alégrense en ese día y salten de alegría, porque acá su recompensa es grande en el cielo, porque de la misma manera hicieron sus padres a los profetas.
24 Pero ¡ay de ustedes ricos! porque recibieron su consuelo.
25 Ay de ustedes que están llenos, porque tendrán hambre. Ay de ustedes que ahora ríen, porque lamentarán y llorarán.
26 ¡Ay de ustedes, cuando todos los hombres hablen bien de ustedes! porque así hicieron sus padres con los pseudoprofetas.

El amor hacia los enemigos

mt 5.38

27 Pero digo a ustedes que escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian,
28 Eulogeo a los que los maldicen, y oren por los que los maltratan.
29 Te golpeó en la mejilla ofrece también la otra; Y tomando tu capa no le impidas aún la túnica.
30 Y da a todo el que te pida; y al que tome lo tuyo, no pidas que lo devuelva.
31 Y como quieran que los hombres hagan con ustedes, hagan ustedes también con ellos, de la misma manera.
32 Porque si aman a los que los aman, ¿qué charis tienen ustedes? porque los pecadores también aman a los que los aman.
33 Y si hacen bien a los que les hacen bien, ¿qué gracia tienen ustedes? porque los pecadores hacen también lo mismo.
34 Y si prestan entre quienes esperan recibir, ¿qué gracia tienen ustedes? porque los pecadores también prestan a pecadores, para recibir otro tanto.
35 Pero amen a sus enemigos, y hagan el bien, y presten, sin esperar; Y su recompensa será grande, y serán hijos del Altísimo: porque Él es bueno con los acharistos y malos.
36 Sean, por lo tanto, misericordiosos, como también su Padre es misericordioso.

El Juicio al hermano

mt 7.1

37 No krino, y tampoco krino: No condenen, y tampoco serán condenados; Perdonen, y serán perdonados:
38 Den, y se les dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en su seno. Porque con la misma medida que midan ustedes, se los volverá a medir.
39 Y les dijo una parábola: ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el foso?
40 El discípulo no es superior a su maestro, sino que todos serán katartizo como su maestro.
41 ¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, pero no percibís la viga que está en tu propio ojo?
42 ¿O cómo podrás decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la mota que está en tu ojo, ¿Tú no ves la viga que está en tu propio ojo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás claramente para sacar la mota que está en el ojo de tu hermano.

Se conocen por los frutos

mt 7.15

43 Porque buen árbol no es el que da fruto malo, ni árbol malo el que da buen fruto.
44 Porque cada árbol es conocido por su propio fruto. Porque de los espinos no se toman higos, ni de la zarza se vendimian uvas.

45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla su boca.

Fundados en Jesús o derribados

mt 7.24

46 ¿Y por qué me llaman, Señor, Señor, y no hacen lo que digo?
47 Cualquiera que venga a mí y escuche mis palabras, y las haga, les mostraré a quién es semejante:
48 Es semejante a un hombre que edificó una casa, y cavó profundamente, y puso los cimientos sobre la roca; Y al inundarse, el río golpeó con ímpetu sobre esa casa, y no pudo sacudirla, porque estaba fundada sobre la roca.
49 Pero el que escucha, y no hace, es como un hombre que sin un fundamento edificó casa sobre la tierra; la cual el rio golpeo con ímpetu, e inmediatamente cayó; y la ruina de esa casa fue grande.

7

Jesús sana al siervo de un centurión

mt 8.5

1 Y cuando terminó todas sus palabras a la audiencia del pueblo, entró en Capernaum.
2 Y un siervo de un centurión, que era muy estimado, estaba enfermo y a punto de morir.
3 Y al oír de Jesús, le envió a los ancianos de los judíos, rogándole para que viniera y sanara a su siervo.
4 Y viniendo a Jesús, le rogaron prontamente, diciendo: Que era alguien digno de concederle esto:
5 Porque ama a nuestra nación, y él nos edificó una sinagoga.
6 Entonces Jesús fue con ellos. Y cuando ya no estaba lejos de la casa, el centurión le envió amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, porque no soy digno que entres bajo mi techo:
7 Por tanto, ni yo me considero digno de venir a ti; pero di palabra, y mi siervo sanará.
8 Porque yo también soy hombre puesto bajo autoridad, teniendo soldados debajo mío, y digo a uno: Ve, y va; y a otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
9 Pero Jesús, cuando oyó estas cosas, se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la gente que le seguía: Les digo, encontré gran fe, no en Israel.
10 Y volviendo a la casa los enviados, encontraron sano al siervo enfermo.

Jesús resucita al hijo de una viuda

11 Y sucedió que al día siguiente, yendo a la ciudad llamada Naín; También muchos de sus discípulos fueron con Él, y gran multitud.
12 Y cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, acá llevaban a un muerto, hijo único de su madre, y ella era viuda; y mucha gente de la ciudad estaba con ella.
13 Y el Señor, al verla, tuvo compasión de ella, y le dijo: No llores.
14 Y acercándose, tocó el féretro, y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo: Levántate.
15 Y el muerto se incorporó, y comenzó a hablar. Y lo entregó a su madre.
16 Y temor los tomó a todos; y glorificaron a Dios, diciendo: Que un gran profeta se levantó entre nosotros; Y, que Dios visitó a su pueblo.
17 Y este rumor acerca de Él corrió por toda Judea, y por toda la región alrededor.

Los mensajeros de Juan el Bautista

mt 11.2

18 Y los discípulos de Juan le declararon acerca de todas estas cosas.
19 Y Juan, llamando a dos de sus discípulos, los envió a Jesús, diciendo: ¿Eres tú quien viene, o esperaremos a otro?
20 Cuando los hombres vinieron a Él, dijeron: Juan Bautista nos envió a ti, diciendo: Eres tú quien viene, o esperaremos a otro?
21 Y en aquella misma hora curó a muchos de sus enfermedades y plagas, y de espíritus malignos; y a muchos ciegos dio la vista.
22 Entonces Jesús, respondiendo, les dijo: Vayan, cuenten a Juan lo que vieron y oyeron: que los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, los pobres evangelizados.
23 Y bendito sí alguno no se escandaliza en mí.
24 Y marchándose los mensajeros de Juan, comenzó a hablar al pueblo acerca de Juan: ¿Qué salieron a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?
25 ¿Pero qué salieron a ver? ¿A un hombre vestido en ropas suaves? Acá, los que están vestidos gloriosamente, y viven delicadamente, están en los palacios de los reyes.
26 ¿Pero qué salieron a ver? ¿Un profeta? Sí, les digo, y mucho más que profeta.
27 Este es de quien está escrito: Acá, yo envío mi mensajero ante tu rostro, quien preparará tu camino delante de ti.
28 Porque les digo, entre los nacidos de mujer no hay mayor profeta que Juan el Bautista; pero el menor en el reino de Dios es mayor que él.
29 Y todo el pueblo y los publicanos, oyendo, justificaron a Dios, bautizándose con el bautismo de Juan.
30 Mas los fariseos y los intérpretes de la ley desecharon los designios de Dios en sí mismos, no siendo bautizados por Juan.
31 Y dijo el Señor: Entonces, ¿a qué compararé los hombres de esta generación? y ¿a qué son semejantes ?
32 Son como niños sentados en el mercado, y llamándose uno al otro y diciendo: Les tocamos flauta, y no bailaron; los lamentamos, y no lloraron.
33 Porque Juan el Bautista no vino a comer pan ni a beber vino; y dicen: Tiene demonio.
34 El Hijo del hombre vino comiendo y bebiendo; y dicen: ¡Acá hombre glotón y bebedor de vino, amigo de publicanos y pecadores!
35 Pero la sabiduría se justifica de todos sus hijos.

Jesús en el hogar de Simón el fariseo

36 Y uno de los fariseos le rogó que comiese con Él. Y entró en casa del fariseo, y se sentó a la mesa.
37 Y acá una mujer en la ciudad, que era pecadora, sabiendo que estaba sentado a la mesa en casa del fariseo, trajo un myron alabastron,
38 y se puso a sus pies, detrás, llorando, comenzó a lavar sus pies con lágrimas, y los limpió con los cabellos de su cabeza, y besó sus pies, y los ungió con el ungüento.
39 Y el fariseo que lo llamó, viéndolo, habló en sí mismo, diciendo: Este, si fuera profeta, ciertamente conocería quién y qué clase de mujer es la que lo toca; porque es pecadora.
40 Y Jesús apokrinomai, diciéndole: Simón, tengo algo que decirte. Y él dijo: Maestro, dilo.
41 Cierto acreedor tenía dos deudores: El uno debía quinientos denarion, y el otro cincuenta.
42 Y ellos no teniendo para pagar, charízomai a ambos. Dime entonces, ¿cuál de ellos amará más?
43 Simón apokrinomai diciendo: Supongo que aquel a quien perdonó más. Y Él le dijo: krino rectamente.
44 Y volviéndose a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; pero ella mojó mis pies con lágrimas, y los limpió con los cabellos de su cabeza.
45 No me diste beso: pero esta mujer desde que entré no dejó de besar mis pies.
46 No ungiste mi cabeza con aceite: pero esta mujer ungió mis pies con myron.
47 Por esto te digo: Sus muchos pecados son perdonados, porque amó mucho; pero a quien poco se le perdona, poco ama.
48 Y dijo a ella: Tus pecados aphiemi.
49 Y los sentados a la mesa comenzaron a decir en sí mismos: ¿Quién es éste que también perdona pecados?
50 Y dijo a la mujer: Tu fe te salvó; ve en paz.

8

Diakonos de Jesús

1 Y sucedió después, en que Él iba a través de ciudades y aldeas, predicando y evangelizando del reino de Dios: y los doce con Él,
2 Y ciertas mujeres que fueron sanadas de espíritus malos y enfermedades, María llamada Magdalena, de quien salieron siete demonios,
3 Y Juana mujer de Chuza mayordomo de Herodes, y Susana, y muchas otras, que lo servían de sus bienes.

Parábola del sembrador

mt 13.1 mc 4.1

4 Y se reunió mucha gente, y vinieron a Él de cada ciudad, respondió por parábola:
5 Un sembrador salió a sembrar su semilla; y al sembrar, algunas de hecho cayeron junto al camino; y fueron pisoteadas, y las aves del cielo las devoraron.
6 Y algunas cayeron sobre la roca; y brotando, se secaron al no tener humedad.
7 Y algunas cayeron entre espinos; y los espinos creciendo, las ahogaron.
8 Y otras cayeron en buena tierra, y brotando, dieron fruto cien veces. Diciendo estas cosas, exclamó: Teniendo oídos para oír, oigan.
9 Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Qué sería esta parábola?
10 Y les dijo: A ustedes es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a otros en parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no suniemi.
11 Ahora la parábola es esta: La semilla es la palabra de Dios.
12 Y los junto al camino, son los que escuchan; entonces viene el diablo y saca la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven.
13 Y los sobre la roca, son los que, cuando escuchan, reciben la palabra con alegría; y éstos no tienen raíz, quienes creen por un tiempo, y en el tiempo de la tentación se apartan.
14 Y cayeron entre espinos, son los que, oyendo, salen, y son ahogados con preocupaciones y riquezas y placeres de la vida, y no telesphoréō.
15 Pero, los que en la buena tierra, son quienes, de corazón honesto y bueno, escucharon la palabra reteniéndola, y dan fruto con paciencia.

Nada oculto que no haya de ser manifestado

mc 4.21

16 Nadie, al encender una vela la cubre con un vaso, ni la pone debajo de la cama; Sino que la pone sobre el candelero, para que los que entran vean la luz.
17 Porque no hay secreto que no sea manifestado; ni oculto, que no se conozca y salga a relucir.
18 Miren, por tanto, cómo escuchan: porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, de él se tomará aún lo que piensa tener.

La madre y los hermanos de Jesús

mt 12.46 mc 3.31

19 Entonces vinieron a Él su madre y sus hermanos, y no pudieron llegar a Él por la multitud.
20 Y le trajeron palabra, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera, deseando verte.
21 Y Él respondió diciendo hacía ellos: Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y la hacen.

Jesús calma la tempestad

mt 8.23 mc 4.35

22 Y sucedió en cierto día, que Él entró en la barca con sus discípulos, y les dijo: Vayamos al otro lado del lago. Y zarparon.

23 Pero navegando ellos, se durmió; y cayó una tormenta de viento sobre el lago; y se llenaron de agua, y peligraban.
24 Y vinieron a despertarlo, diciendo: Maestro, maestro, ¡morimos! Pero Él se levantó, y reprendió al viento y a la furia del agua; y cesaron, y se hizo calma.
25 Y respondió a ellos: ¿Dónde está su fe? Y temieron, asombrados, diciéndose unos a otros: ¡Qué clase de hombre es éste? Que ordena aún a los vientos y a las aguas, y lo obedecen.

El endemoniado gadareno

mt 8.28 mc 5.1

26 Y arribaron a la costa de los gadarenos, que está frente a Galilea.
27 Y al salir a tierra, vino a su encuentro de la ciudad cierto hombre, que tenía demonios desde hacía mucho tiempo, y no vestía ropa, y no moraba en casa alguna, sino en las tumbas.
28 Y viendo a Jesús, gritó, y cayó ante Él, y a gran voz dijo: ¿Yo qué contigo, Jesús, Hijo de Dios altísimo? Te suplico que no me atormentes.
29 (Porque ordenó al espíritu inmundo que saliera del hombre. Porque muchas veces lo arrebató; Y lo mantenían atado con cadenas y grillos; Pero rompía las cadenas, conducido por el demonio al desierto).
30 Y Jesús le preguntó, diciendo: ¿Cuál es tu nombre? Y él dijo: Legión; porque muchos demonios entraron en él.
31 Y le rogaron que no los mandase hacía el abyssos.
32 Y había ahí una piara de muchos cerdos paciendo en el monte; y le rogaron que les permitiera entrar en ellos. Y se los permitió.
33 Entonces salieron los demonios del hombre, y entraron a los cerdos: Y el rebaño corrió violentamente hacia un despeñadero hasta el lago, y se ahogaron.
34 Entonces, los que los alimentaban, viendo lo que sucedía, escaparon, y fueron a contarlo en la ciudad y en el campo.
35 Entonces salieron para ver lo que pasó; y vinieron a Jesús, y encontraron al hombre, de quien salieron los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido y en su sano juicio; Y temieron.
36 Y los que lo vieron les dijeron de qué modo sanó al endemoniado.
37 Entonces toda la multitud alrededor de los gadarenos le rogaron que se apartara de ellos, porque tenían gran temor; y Él subiendo a la barca, regresó.
38 Más, el hombre de quien salieron los demonios le rogó ir con Él; pero Jesús lo despidió, diciendo,
39 Vuelve a tu casa, y anuncia todo lo que Dios hizo contigo. Y él se fue, kerusso por toda la ciudad, todo cuanto Jesús hizo por él.

La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús

mt 9.18 mc 5.21

40 Y sucedió que al regresar Jesús, el pueblo lo recibió, porque todos lo estaban esperando.
41 Y acá, vino un hombre llamado Jairo, y él era jefe de la sinagoga: y cayó a los pies de Jesús, rogándole que entrase en su casa:
42 Porque él tenía una hija única, de unos doce años, y estaba muriendo. Pero yendo Él, la gente lo ahogaba.
43 Y una mujer estuvo con flujo de sangre doce años, quien gastó todos los bienes con médicos, y no pudo ser curada por ninguno,
44 Vino detrás, tocó el borde de su manto: e inmediatamente su flujo de sangre se detuvo.
45 Y Jesús dijo: ¿Quién me tocó? Cuando todos negaron, Pedro y los que con Él dijeron: Maestro, la multitud te sujeta y oprime, y dices: ¿Quién me tocó?
46 Y Jesús dijo: Alguien me tocó, porque yo se que dunamis salió de mí.
47 Y la mujer, viendo que no quedó oculta, vino temblando, y postrándose ante Él, declaró ante todo el pueblo por qué causa lo tocó, y cómo fue curada inmediatamente.
48 Y Él le dijo: Hija, tharseó; tu fe te sozo; vete en paz.
49 Todavía Él hablaba, cuando vino uno de parte del jefe de la sinagoga, diciéndole: Tu hija murió; no molestes al Maestro.
50 Pero oyéndolo Jesús, le respondió diciendo: No temas; sólo cree, y sozo.
51 Y llegando a la casa, no dejó entrar a nadie, excepto a Pedro, y Santiago, y Juan, y al padre y a la madre de la niña.
52 Y todos lloraban y la lamentaban; pero Él dijo: No lloren; no está muerta, sino durmiendo.
53 Y se burlaron de Él, sabiendo que estaba muerta.
54 Y Él echó a todos, y la tomó de la mano, y la llamó, diciendo: Niña, despierta.
55 Y su pneuma volvió, y se levantó inmediatamente; y mandó que le dieran de comer.
56 Y sus padres estaban atónitos; pero Él les mandó no decir a ninguno lo sucedido.

9

Misión de los doce discípulos

mt 10.5 mc 6.7

1 Entonces convocó a sus doce discípulos, y les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para curar enfermedades.
2 Y los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos.
3 Y les dijo: No tomen nada para el viaje, ni bastones, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni tengan dos túnicas cada uno.
4 Y en cualquier casa a la que vayan, permanezcan ahí, y de ahí salgan.
5 Y al que no los reciba, al salir de esa ciudad, sacudan aún el polvo de sus pies para testimonio contra ellos.
6 Y saliendo, pasaron por los pueblos, predicando el evangelio y sanando en todo lugar.

Muerte de Juan el Bautista

mt 14.1 mc 6.14

7 Entonces Herodes el tetrarca oyó todo lo hecho por Él, y quedó perplejo, por algunos se decía que Juan resucitó de los muertos;
8 Y por otros, que Elías apareció; y por otros, que uno de los antiguos profetas resucitó.
9 Y Herodes dijo: A Juan yo lo decapité; pero ¿quién es éste, de quien oigo tales cosas? Y deseaba verlo.

Alimentación de los cinco mil

mt 14.13 mc 6.30 jn 6.1

10 Y regresando los Apóstoles, le contaron todo lo que hicieron. Y tomándolos, se apartó en privado a un lugar desierto, ciudad llamada Betsaida.
11 Y la gente, al saberlo, lo siguió; y los recibió, y les habló del reino de Dios, y sanó a los que tenían necesidad de therapeía.
12 Pero el día comenzó a declinar, y vinieron los doce, y le dijeron: Despide a la multitud, para que vayan a las aldeas y campos de alrededor, a alojarse y a conseguir alimentos, porque estamos acá en un lugar desierto.
13 Pero dijo a ellos: Denles ustedes de comer. Y ellos dijeron: No tenemos más que cinco panes y dos peces, a no ser que vayamos a comprar broma para todo este pueblo.
14 Porque eran como cinco mil hombres. Y dijo a sus discípulos: Siéntenlos de a cincuenta en compañía.
15 Y así lo hicieron, y todos se sentaron.
16 Entonces tomó los cinco panes y los dos peces, mirando al cielo, los bendijo, y partió, y dio a los discípulos para presentar a la multitud.
17 Y comieron, y se saciaron todos; y de los pedazos que les sobraron, levantaron doce cestas.

La confesión de Pedro

mt 16.13 mc 8.27

18 Y sucedió que, estando Él solo orando, sus discípulos estaban con Él; y les preguntó, diciendo: ¿Quién dice el pueblo que Yo Soy?
19 Respondiendo ellos, dijeron: Juan el Bautista; pero algunos: Elías; y otros dicen: que uno de los antiguos profetas resucitó.
20 También les dijo: Pero ustedes, ¿quién dicen que Yo Soy? Y respondiendo Pedro, dijo: El Cristo de Dios.

Jesús anuncia su muerte

mt 16.21 mc 8.31

21 Y les encargó severamente que no dijeran a nadie esto;
22 Diciendo: El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y resucitar al tercer día.
23 También dijo a todos: Si alguno quiere venir tras de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.
24 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que quiera perder su vida por mi causa, ése la salvará.
25 Porque ¿de qué sirve al hombre, ganar el mundo entero, y perderse a sí mismo, o ser desechado?
26 Porque cualquiera que se avergüence de mí y de mis palabras, de ése el Hijo del hombre se avergonzará, cuando venga en su gloria, y Padre, y los santos ángeles.
27 Pero digo a ustedes en verdad, que hay algunos que están acá, que no probarán la muerte, hasta que vean el reino de Dios.

La transfiguración

mt 17.1 mc 9.2

28 Y aconteció que como ocho días después de estas palabras, tomó a Pedro, y Juan y Jacobo, y subió al monte a orar.
29 Y mientras oraba, la apariencia de su rostro cambió, y su vestido blanco resplandeciente.
30 Y, acá, hablaban con Él dos hombres, que eran Moisés y Elías:
31 Que aparecieron en gloria, y hablaron de su exodo, el cual estaba a punto de cumplir en Jerusalén.
32 Pero Pedro y los que con él, estaban cargados de sueño; y permaneciendo despiertos, vieron su gloria, y a los dos hombres que estaban con Él.
33 Y sucedió que, ellos se apartaron de Él, y Pedro dijo a Jesús: Maestro, es bueno para nosotros estar acá; y hacer tres tabernáculos: uno a ti, y uno a Moisés, y uno a Elías; no sabiendo lo que decía.
34 Mientras él decía esto, vino una nube y los cubrió con su sombra; y temieron al entrar en la nube.
35 Y vino una voz de la nube, diciendo: Este es mi Hijo amado: escúchenlo.
36 Y pasada la voz, encontraron solo a Jesús. Y ellos lo guardaron en secreto, y no dijeron a nadie en aquellos días, nada de lo que habían visto.

 

Jesús libera a un Joven

mt.17.14 mc 9.14

37 Y sucedió al día siguiente, bajando ellos del monte, gran multitud salió a su encuentro.
38 Y, acá, un hombre de la multitud gritó, diciendo: Maestro, te ruego que mires a mi hijo, porque es mi único hijo.
39 Y acá el espíritu lo toma, y de repente chilla; y lo convulsiona con espuma, y quebrántandolo, difícilmente se aparta de él.
40 Y rogué a tus discípulos que lo echaran; y no pudieron.
41 Y Jesús respondiendo, dijo: Oh generación sin fe y perversa, ¿hasta cuándo estaré con ustedes, y los soportaré? Trae a tu hijo aquí.
42 Y el aún viniendo, el demonio lo derribó, y lo sysparasso. Y Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al joven, y lo entregó a su padre.
43 Y todos se asombraban del poder de Dios. Pero asombrándose todos de todas las cosas que Jesús hacía, dijo a sus discípulos,

Jesús anuncia otra vez su muerte

mt 17.22 mc 9.30

44 Ustedes! estás palabras entren en sus oídos, porque el Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres.
45 Pero ellos no entendieron esta rhema, y fue ocultado de ellos, para que ellos no lo percibieran: y ellos temieron preguntarle de esa rhema.

¿Quién es el mayor?

mt 18.1 mc 9.33

46 Entonces se levantó disputa entre ellos, quién de ellos sería el mayor.
47 Y Jesús, percibiendo el pensamiento de sus corazones, tomó a un niño, y lo puso junto a Él,
48 Y les dijo: El que reciba a este niño en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe al que me envió; porque el más pequeño entre todos ustedes, ése será mégas.

El que no es contra nosotros, por nosotros es

mc 9.38

49 Y respondiendo Juan, dijo: Maestro, vimos a uno echando demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros.
50 Y Jesús le dijo: No se lo prohíbas, porque el que no está contra nosotros, está por nosotros.

Jesús reprende a Jacobo y a Juan

51 Y aconteció que llegó el tiempo en que Él ascendería, fijó Él su rostro yendo a Jerusalén,
52 Y envió mensajeros delante de sí; y yendo, entraron en una aldea de samaritanos, para disponerlo.
53 Y no lo recibieron, porque su rostro estaba yendo a Jerusalén.
54 Y viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres mandar que descienda fuego del cielo y los consuma, como hizo Elías?
55 Pero volviéndose, los reprendió, y dijo: No saben de qué Espíritu son.
56 Porque el Hijo del hombre no vino a destruir psyque de hombres, sino a salvar. Y fueron a otra aldea.

Los que querían seguir a Jesús

mt 8.18

57 Y sucedió que, yendo ellos por el camino, uno dijo a Él: Señor, te seguiré adondequiera que vayas.

58 Y Jesús le dijo: Las zorras tienen cuevas, y las aves del aire nidos; Pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.
59 Y dijo a otro: Sígueme. Pero él dijo: Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre.
60 Jesús le contesto: Deja que los nekros entierren a sus muertos; pero tú ve diangello ho basileía Theos.
61 Y otro también dijo: Señor, te seguiré; pero déjame primero despedirme de los que están en mi casa.
62 Y Jesús le dijo: Nadie que ponga sus manos en el arado y mira para atrás, es apto para el reino de Dios.

10

Misión de los setenta

1 Después de estas cosas, el Señor designó a otros setenta también, y los envió de a dos ante su rostro a toda ciudad y lugar adonde Él habría de ir.
2 Y les dijo: La mies verdaderamente es mucha, pero los obreros pocos; deomai, por tanto, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.
3 Vayan: Acá, yo Apostello humas como corderos en medio de lobos.
4 No lleven bolsa, ni alforja, ni zapatos; y no saluden a nadie por el camino.
5 Y en cualquier casa que entren, digan primero: Paz a esta casa.
6 Y si ciertamente el hijo de paz está ahí, su paz reposará sobre él; si no, volverá a ustedes.
7 Y en la misma casa permanezcan, comiendo y bebiendo lo que les den; porque el obrero es digno de su salario. No vayan de casa en casa.
8 Y también en cualquier ciudad que entren y los reciban, coman lo que les pongan delante:
9 Y sanen a los enfermos en ella, y díganles: El reino de Dios se acercó a ustedes.
10 Y también en cualquier ciudad que entren y no los reciban, salgan a las calles de ella y digan,

11 Incluso el polvo de su ciudad, adherido a nosotros, lo limpiamos contra ustedes; pero sepan esto: que el reino de Dios se acercó a ustedes.
12 Pero les digo, que será más tolerable en ese día Sodoma, que esa ciudad.

Lamento sobre las ciudades

mt 11.20

13 ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! porque si las obras poderosas hechas en ustedes se hubiesen hecho en Tiro y en Sidón, hace mucho tiempo se habrían arrepentido, sentándose en saco y ceniza.
14 Pero será más tolerable Tiro y Sidón en el juicio, que para ustedes.
15 Y tú, Capernaum, exaltada hasta el cielo, caerás hasta el hades.
16 Escuchándolos a ustedes, me escuchan a mí; y despreciándolos a ustedes me desprecian a mí; y despreciándome a mí, desprecian al que me envió.

Regreso de los setenta

17 Y los setenta volvieron otra vez con alegría, diciendo: ¡Señor! ¡aún los demonios nos obedecen por tu nombre!
18 Y les dijo: Vi a satanás caer del cielo como un rayo.
19 Acá, les doy autoridad pateo sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo; y nada en absoluto los dañará.
20 No obstante, no se alegren en esto que los espíritus los obedecen; sino más bien, alégrense porque sus nombres están escritos en el cielo.

Alegría de Jesús

mt 11.25 13.16

21 En esa hora Jesús se alegró en Espíritu, y dijo: Le agradezco, Padre, Señor del cielo y tierra, porque ocultó estas cosas a sabios y prudentes, y las reveló a los bebés: Si, Padre; porque así pareció bien delante suyo.
22 Todo me fue entregado por mi Padre; y ninguno sabe quién es el Hijo, sino el Padre; y quién es el Padre, sino el Hijo, y a quien el Hijo quiera revelar.
23 Y volviéndose a sus discípulos, dijo en privado: Benditos los ojos viendo lo que ven:
24 Porque les digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; y oír lo que oyen, y no lo oyeron.

El buen samaritano

25 Y acá, cierto nomikos se levantó a tentarlo, diciendo: Maestro, ¿qué hago para heredar la vida eterna?
26 Y Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿De qué manera lees?
27 Y respondiendo él, dijo: Ama al Señor tu Dios con todo tu kardía, y con toda tu psyche, y con todas tus ischys, y con toda tu dianoia; y a tu próximo como a ti mismo.
28 Y le dijo: Respondiste rectamente ; haz esto, y Zao.
29 Pero él, queriendo justificarse así mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi próximo?
30 Y respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron de sus vestidos, lo hirieron y se fueron, dejándolo casi muerto.
31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndolo, pasó por lado opuesto.

32 E igualmente, un levita también, estando en el lugar, vino y miró, pasó por lado opuesto.
33 Pero cierto samaritano, yendo de viaje, llegó adonde él; y al verlo, splanchnizomai.
34 Y fue a él, y vendó sus heridas, echando aceite y vino, y lo puso sobre su propia cabalgadura, y lo llevó a una posada, y cuidó de él.
35 Y al día siguiente, al marcharse, sacó dos denarios y se los dio al mesonero, diciéndole: Cuida de él; y lo que gaste de más, al volver, yo te lo pagaré.
36 ¿Ahora, cuál de estos tres, piensas tú, era próximo del que cayó entre los ladrones?
37 Y él dijo: Quien tuvo misericordia de él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.

Jesús visita a Marta y a María

38 Y aconteció que yendo ellos, Él entró en cierta aldea; y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
39 Y tenía una hermana llamada María, que también se sentó a los pies de Jesús, y escuchaba su palabra.
40 Pero Marta se distraía con muchos quehaceres, y vino diciendo: Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje servir sola? dile entonces, que me ayude.
41 Y Jesús respondió diciéndole: Marta, Marta, te preocupas y turbas por mucho:
42 Pero algo es necesario: y María eligió la buena parte, que no le será quitada.

 

11

Jesús y la oración

mt 6.9 7.7

1 Y aconteció que estaba orando en cierto lugar, al terminar, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.
2 Y les dijo: Cuando oren, digan: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
3 Danos cada día nuestro pan diario.
4 Y perdona nuestros pecados; porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, sino líbranos del mal.
5 Y dijo a ellos: ¿Quién de ustedes tendrá un amigo e irá a él a medianoche y le dirá: Amigo, préstame tres panes;
6 Porque mi amigo después de viajar, vino a mí, y no tengo que ponerle delante?
7 Y él, desde dentro, responderá y dirá: No me molestes; la puerta ahora está cerrada, y mis hijos están conmigo en la cama; no puedo levantarme para darte.
8 Digo a ustedes: Aunque no se levante a darle, por ser su amigo, de cierto, por causa de su importunidad, se levantará a darle todo lo que necesite.
9 Y yo digo a ustedes: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá.
10 Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.

11 Si un hijo pide pan a alguno de ustedes que es padre, ¿le dará una piedra? o si pescado, ¿alguno le dará por pescado una serpiente?
12 O si pide un huevo, ¿alguno le ofrecerá un escorpión?
13 Entonces, si ustedes, siendo malos, saben dar buenas dádivas a sus hijos, ¿Cuánto más su Padre celestial dará El Santo Espíritu al que lo pida?

Una casa dividida contra sí misma

mt 12.22 mc 3.20

14 Y estaba expulsando un demonio, y éste era mudo. Y sucedió que salido el demonio, el mudo habló; y la gente se maravilló.
15 Pero algunos de ellos decían: Expulsa los demonios por beelzebú, jefe de los demonios.
16 Y otros, tentándolo, buscaban de Él señal del cielo.
17 Pero Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo es desolado; y la casa contra la casa, cae.
18 Y si satanás también se divide contra sí mismo, ¿cómo permanecerá su reino? porque ustedes dicen que yo expulso los demonios por medio de beelzebú.
19 Y si yo por beelzebú expulso los demonios, ¿por quién los expulsan sus hijos? por tanto, ellos serán sus jueces.
20 Pero si con El dedo de Dios expulso los demonios, sin duda el reino de Dios llegó a ustedes.
21 Cuando el fuerte armado guarda su palacio, sus bienes están en paz:
22 Y cuando el fuerte viene sobre él, lo vence, le saca sus armas en las que confiaba, y reparte su botín .
23 El que no está conmigo, está contra mí; y el que no junta conmigo, desparrama.

El espíritu inmundo que vuelve

mt 12.43

24 Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando descanso; y no encontrándolo dice: Volveré a mi hogar de donde salí.
25 Y al llegar, la encuentra barrida y adornada.
26 Entonces va, y toma otros siete espíritus más perversos que él; y entran, y habitan ahí; y el último estado de ese hombre es peor que el primero.

Los verdaderos benditos

27 Y sucedió que hablando Él estas cosas, cierta mujer de la compañía levantó la voz diciéndole: Bendito el vientre que te trajo y los pechos que mamaste.
28 Pero Él dijo: No, antes, benditos los que escuchan la palabra de Dios y la cuidan.

La generación perversa exige a Dios

mt 12.38

29 Y reuniéndose el pueblo, comenzó a decir: Esta es una generación perversa; buscando señal; y ninguna señal le será dada, sino la señal del profeta Jonás.
30 Porque como Jonás fue señal a los ninivitas, así también será el Hijo del hombre a esta generación.
31 La reina del sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación, y los condenará; porque ella vino del fin de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón; Y miren, acá uno mayor que Salomón.
32 Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio contra esta generación, y la condenarán; porque se arrepintieron a la predicación de Jonás; Y miren, acá uno mayor que Jonás.

La lámpara del cuerpo

mt 6.22

33 Nadie, que enciende una vela, la pone en un lugar oculto, ni bajo de un almud, sino sobre el candelero, para que los que entran vean la luz.
34 La luz del cuerpo es el ojo: por tanto, cuando tu ojo es simple, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando es malo, tu cuerpo también está lleno de oscuridad.
35 Pero, miren que la luz que es en ustedes no sea tinieblas.
36 Por tanto, si todo tu cuerpo está lleno de luz, sin tener parte oscura, todo estará lleno de luz, como cuando te alumbra el brillo de una vela.

Jesús acusa a fariseos y a intérpretes de la ley

mt 23.1 mc 12.38 lc 20.45

37 Y hablando, cierto fariseo le rogó que cenará con él; y entró, sentándose a la mesa.
38 Y viéndolo el fariseo, se maravilló de que primero no se lavó, antes de cenar.
39 Y el Señor le dijo: Ahora bien, ustedes, fariseos, limpian el exterior de la copa y del plato; pero su interior está lleno de harpagé y maldad.
40 Aphron, el que hizo lo exterior, ¿no hizo también lo interior?
41 Pero den limosna de lo que tienen; Y, acá todo les será limpio.
42 Pero ¡ay de ustedes, fariseos! porque diezman la menta y la ruda y todas las hierbas, y pasan por alto el juicio y el amor de Dios: esto debían hacer, sin dejar aquello.
43 ¡Ay de ustedes, fariseos! porque aman los primeros asientos en las sinagogas, y los saludos en las plazas.
44 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! porque son como las tumbas que no se ven, y los hombres que caminan encima no lo saben.
45 Entonces respondió uno de los nomikos, diciéndole: Maestro, diciendo esto, nos insultas también a nosotros.
46 Y Él dijo: ¡Ay de ustedes también, nomikos! porque cargan a los hombres con cargas difíciles de llevar, y ustedes no tocan las cargas ni con uno de sus dedos.

47 ¡Ay de ustedes! porque construyen las tumbas de los profetas, y sus padres los mataron.
48 Así testifican que consienten las obras de sus padres: porque ellos ciertamente los mataron, y ustedes construyen sus tumbas.
49 Por eso también dijo la sabiduría de Dios: Les enviaré profetas y apóstoles, y de ellos matarán y perseguirán:

50 Para que la sangre de todos los profetas, derramada desde la fundación del mundo, se demande de esta generación;
51 Desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, muerto entre el altar y el templo: Ciertamente digo a ustedes, será demandada de esta generación.
52 ¡Ay de ustedes, nomikos! porque tomaron la llave del conocimiento: ustedes no entraron, y a los que entraban se lo impidieron.
53 Y diciendo Él estas cosas a ellos, los escribas y los fariseos comenzaron a presionarlo gravemente, y a provocarlo acerca de mucho.
54 Acechándolo, y buscando atrapar algo de su boca, para acusarlo.

12

La levadura de los fariseos

1 En esto, reunida una multitud innumerable de gente, de tal manera que se pisaban unos a otros, comenzó a decir primero a sus discípulos: Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
2 Porque no hay nada encubierto, que no sea revelado; ni oculto, que no se conozca.
3 Por eso, todo lo que hablen en la oscuridad se oirá en la luz; y lo que hablaron al oído en la cámara secreta, se proclamará en las azoteas.

Teman a Dios

mt 10.26

4 Y digo a ustedes, mis amigos: No teman a los que matan el cuerpo, aún después de eso no tienen más que hacer.
5 Pero les mostraré a quién deben temer: Teman a aquél que, matando, tiene el poder de arrojar al infierno; sí, les digo: Ténganle miedo.
6 Cinco gorriones, ¿no se venden por dos cuartos, y ni uno de ellos es olvidado delante de Dios?
7 Pero hasta los cabellos de su cabeza están todos contados. No teman entonces; ustedes valen más que muchos gorriones.

El pecado sin perdón y la confesión para vida

8 También les digo: Todo aquel que me confiese delante de los hombres, también a él lo confesará el Hijo del hombre delante de los ángeles de Dios:
9 Pero quien me niegue ante los hombres, será negado ante los ángeles de Dios.
10 Y todo el que diga palabra contra el Hijo del hombre, será perdonado; pero el que blasfeme contra el Santo Espíritu no tendrá perdón.
11 Y cuando los lleven a las sinagogas, y a los magistrados, y autoridades, no se preocupen cómo o qué responderán, o qué dirán:
12 Porque el Santo Espíritu les enseñará en la misma hora qué deben decir.

El rico confiado

13 Y uno de la compañía le dijo: Maestro, di a mi hermano que parta la herencia conmigo.
14 Y Él le dijo: Hombre, ¿quién me hizo juez o partidor sobre ustedes?
15 Y dijo a ellos: Miren y cuídense de la avaricia, porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de sus bienes.
16 Y les habló una parábola, diciendo: La tierra de cierto hombre rico produjo abundantemente:
17 Y pensó dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde juntar mis frutos?
18 Y dijo: Esto haré: Derribaré mis alfolís, y edificaré mayores; y ahí juntaré todos mis frutos y mis bienes.
19 Y diré a mi psique: Alma, tienes muchos bienes acumulados para muchos años; descansa, come, bebe y alégrate.
20 Pero Dios le dijo: Tonto, esta noche se te pedirá tu alma; entonces, ¿de quién será lo que preparaste?
21 Así es el que atesora para sí mismo, y no es rico para con Dios.

El afán y la ansiedad

mt 6.25

22 Y dijo a sus discípulos: Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán; ni por el cuerpo, qué vestirán.
23 La vida es más que la comida, y el cuerpo más que el vestido.
24 Consideren los cuervos, que no siembran ni siegan, que no tienen almacén ni granero, y Dios los alimenta: ¿cuánto más superando a las aves?
25 ¿Y quién de ustedes, preocupándose, puede agregar a su estatura un codo?
26 Si entonces, no son capaces de lo menos, ¿por qué se preocupan por lo demás?
27 Consideren los lirios cómo crecen: no trabajan, no hilan; y les digo que Salomón, en toda su gloria, no se vistió como uno de ellos.
28 Si Dios viste así a la hierba que hoy está en el campo y mañana se tira al horno, ¿cuánto más a ustedes, oligopistos?
29 Y no busquen ustedes qué comerán, o qué beberán, ni estén dudando.
30 Porque todas estas cosas las desean las naciones del mundo; y su Padre sabe que necesitan estas cosas.
31 Pero busquen el reino de Dios; y todas estas cosas les serán añadidas.

Tesoro en el cielo

mt 6.19

32 No tengan miedo pequeño rebaño; porque a su Padre le agradó darles el reino.
33 Vendan sus bienes y den limosna; háganse bolsas que no envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ningún ladrón se acerca, ni la polilla corrompe.
34 Porque donde está su tesoro, ahí estará también su corazón.

El siervo vigilante

35 Sus lomos estén ceñidos, y sus lámparas encendidas;
36 Y ustedes como hombres que esperan a su señor, cuando vuelve de la boda; Que viene, golpea y le abren inmediatamente.
37 Benditos esos siervos, a quienes el Señor, al venir, los encuentra velando: Amén les digo que se ceñirá, y los sentará a la mesa, y vendrá a servirles.
38 Y si viniere en la segunda vigilia, o viniere en la tercera vigilia, y los encontrare así, makarios son esos siervos.
39 Y sepan esto, que si el padre de familia supiera a qué hora viene el ladrón, velaría y no dejaría que traspasara su casa.
40 Por tanto, ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora que no piensan.

El siervo infiel

mt 24.45

41 Entonces Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola a nosotros, o también a todos?
42 Y el Señor dijo: ¿Quién es, entonces, el mayordomo creyente y sabio, a quien el Señor pondrá sobre therapeia, para darle su ración de comida a tiempo?
43 Bendito aquel siervo a quien su señor, al venir, encuentre haciendo así.
44 En verdad les digo, que lo pondrá sobre todo sus bienes.
45 Pero si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a los siervos y a las siervas, y a comer y a beber, y a emborracharse;
46 El señor de ese siervo vendrá en día en que no espera, y a la hora que no sabe, y lo cortará en dos, y pondrá su parte con los incrédulos.
47 Y aquel siervo que conoció la voluntad de su señor, y no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, será azotado con muchos azotes.
48 Pero el que no sabía, e hizo lo digno de azotes, será azotado poco. Porque a todo aquel que mucho se le dio, mucho se le demandará; Y a quien mucho se le encomendó, más se le pedirá.

Jesús, causa de división

mt 10.34

49 Vine a tirar fuego a la tierra; ¿y qué haré, si ya está listo?
50 Pero tengo un bautismo para ser bautizado; Y ¡cuán angustiado estoy hasta que se cumpla!
51 ¿Piensan que vine a dar la paz en la tierra? Les digo, No, sino más bien división:
52 Porque desde ahora cinco serán divididos en una casa, tres contra dos, y dos contra tres.
53 El padre dividido contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.

¿Cómo no distinguen este tiempo?

mt 16.1 mc 8.11

54 Y dijo también al pueblo: Cuando ven subir una nube por el occidente, enseguida dicen: Viene tormenta; y así sucede.
55 Y cuando sopla del sur, dicen: Habrá calor; y sucede.
56 Hipócritas, pueden discernir la faz del cielo y de la tierra; pero ¿cómo no disciernen este tiempo?

Arréglate con tu adversario

mt 5.25

57 ¿Y por qué aún de ustedes mismos no juzgan lo correcto?
58 Pero cuando vayas con tu adversario al magistrado, en el camino, procura librarte de él; no sea que te arrastre al juez, y el juez te entregue al oficial, y el oficial te eche en la cárcel.
59 Te digo, no saldrás de ahí, hasta que pagues hasta el último leptón.

13

Arrepentimiento o muerte

1 Y estaban en ese momento algunos que le hablaron de los galileos, cuya sangre Pilato mezcló con sus sacrificios.
2 Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Piensan que estos galileos eran más pecadores que todos los galileos, porque padecieron esto?
3 Les digo, no; pero si no se arrepienten, todos morirán igualmente.
4 O esos dieciocho, sobre quienes cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿piensan que ellos eran más deudores que todos los hombres que habitaban en Jerusalén?
5 Les digo, no; pero si no se arrepienten, todos morirán igualmente.

Parábola de la higuera estéril

6 Habló también esta parábola: Cierto hombre tenía una higuera plantada en su viña; y vino y buscó fruto en ella, y no lo encontró.
7 Entonces dijo al viñador: Acá, tres años vengo buscando fruto en esta higuera, y no lo encuentro: córtala; ¿para qué también inutiliza la tierra?
8 Y Él, respondiendo, le dijo: Señor, déjala también este año, hasta que cave alrededor de ella y tire abono:
9 si en verdad da fruto, y si no, será para cortarla.

Jesús sana a una mujer un sábado

10 Y estaba enseñando en una de las sinagogas en sábado.
11 Y acá, había una mujer que tuvo espíritu de enfermedad dieciocho años, y estaba encorvada, y no podía en ninguna manera enderezarse.
12 Y al verla Jesús, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad.
13 Y le impuso las manos; e inmediatamente se enderezó, y glorificó a Dios.
14 Y el jefe de la sinagoga respondió indignado, porque Jesús curó el sábado, y dijo a la gente: Hay seis días en que deben trabajar; en ellos, por tanto, vengan y sean curados, y no el día de reposo.
15 El Señor entonces le respondió, y dijo: Hipócrita, cada uno de ustedes ¿no suelta en sábado su buey o su asno del pesebre, y lo lleva a beber?
16 Y no debía esta mujer, siendo hija de Abraham, a quien satanás ató, acá dieciocho años, ser desatada de esta atadura en el día de reposo?

17 Y diciendo Él estas cosas, todos sus adversarios se avergonzaron; y todo el pueblo se alegró por todo lo glorioso hecho por Él.

Parábola de la semilla de mostaza

mt 13.31 mc 4.30

18 Entonces dijo: ¿A qué es semejante El Reino de Dios? y ¿a qué lo compararé?
19 Es como un grano de mostaza, que un hombre tomó y echó en su jardín; y creció y se hizo un gran árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas.

Parábola de la levadura

mt 13.33

20 Y otra vez dijo: ¿A qué compararé el reino de Dios?
21 Es como la levadura, que una mujer tomó y ocultó en tres medidas de harina, hasta que todo leudó.

La puerta estrecha

mt 7.13

22 Y salió por las ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose hacia Jerusalén.
23 Entonces le dijo uno: Señor, ¿son pocos los salvos? Y Él dijo a ellos,
24 Agonizomai por entrar por la puerta angosta; porque muchos, les digo, tratarán de entrar, y no podrán.
25 Después de que el jefe de familia se levante y cierre la puerta, y comiencen a quedar excluidos y a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos; Y responda diciéndoles: No sé de dónde son:
26 Entonces comenzarán a decir: Comimos y bebimos en tu presencia, y enseñaste en nuestras calles.
27 Pero dirá: Les digo, no sé de dónde son ustedes; apártense de mí, todos los obradores de adikia.
28 Ahí será el llanto y el crujir de dientes, cuando vean a Abraham, e Isaac, y Jacob, y a todos los profetas, en el reino de Dios, y ustedes echados fuera.
29 Y vendrán desde el este, y oeste, y del norte, y sur, y se sentarán en el reino de Dios.
30 Y miren, hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos.

Lamento de Jesús sobre Jerusalén

mt 23.37

31 El mismo día vinieron algunos fariseos, diciéndole: Sal y vete de aquí, porque Herodes quiere matarte.
32 Y les dijo: Vayan, digan a esa zorra: Acá, expulso demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día teleioó.
33 Sin embargo, yo debo caminar hoy, y mañana, y al siguiente: porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén.
34 Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían; ¡cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus polluelos bajo sus alas, y no quisiste!
35 Acá, su casa les es dejada desierta; y amén les digo: No me verán, hasta que llegue cuando digan: Bendito el que viene en el nombre del Señor.

14

Jesús sana a un hidrópico

1 Y sucedió que entrando Él en casa de uno de los principales fariseos a comer pan en sábado, ellos lo estaban observando.
2 Y acá estaba cierto hombre delante de Él, hidrópico.
3 Y Jesús, respondiendo, habló a los doctores de la ley y fariseos, diciendo: ¿Es lícito sanar el sábado?
4 Y ellos callaron. Y tomándolo, lo curó y lo dejó ir;
5 Y les respondió, diciendo: ¿Quién de ustedes al caer el asno o el buey en un pozo, no lo sacará inmediatamente en el día de reposo?
6 Y no pudieron contestarle estas cosas.

Los invitados a las bodas

7 Y dijo una parábola a los invitados, atento a cómo elegían los primeros lugares, dijo a ellos,
8 Cuando seas invitado por alguien a la boda, no te sientes en el lugar principal, no sea que uno más honorable que tú sea invitado por él;
9 Y el que te invitó, y él, vengan a decirte: Da lugar a este; y tú, comiences con vergüenza a tomar el último lugar.
10 Pero cuando se te invite, ve a sentarte en el último lugar, para que cuando venga el que te invitó, te diga: Amigo, sube más arriba; entonces tú tendrás gloria en presencia de los que se sientan a la mesa contigo.
11 Porque cualquiera que se exalte a sí mismo será humillado; y el que se humille a sí mismo será exaltado.
12 Entonces dijo también al que le convidaba: Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos también te conviden, y se te recompense.
13 Pero cuando hagas banquete, llama a los pobres, a los mancos, a los cojos, a los ciegos:
14 Y serás bendito, porque no pueden recompensarte: pero tú serás recompensado en la resurrección de los justos.

Parábola de la gran cena

15 Y uno de los que estaban sentados a la mesa con Él, escuchando estas cosas, le dijo: Bendito el que coma pan en el reino de Dios.
16 Entonces le dijo a él: Cierto hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos:
17 Y envió a su siervo a la hora de la cena diciendo a los convidados: Vengan, porque todo ya está preparado.
18 Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero le dijo: Compré un terreno y necesito ir a verlo: Te ruego que me excuses.
19 Y otro dijo: Compré cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos: Te ruego que me excuses.
20 Y otro dijo: Me casé con mi esposa, y por eso no puedo ir.
21 Vino, entonces, aquel siervo, y declaró estas cosas a su Señor. Entonces el Jefe de la casa, enojado, dijo a su siervo: Sal rápido a las calles y plazas de la ciudad, y trae acá a pobres, a mancos, a lisiados y a ciegos.
22 Y el siervo dijo: Señor, se hizo como ordenaste, y aun hay lugar.
23 Y El Señor dijo al siervo: Sal por los caminos y los vallados, y oblígalos a entrar, para que mi casa se llene.
24 Porque te digo que ninguno de aquellos hombres invitados probará mi cena.

El Requisito de seguir a Cristo

25 Y fueron con Él grandes multitudes; y volviéndose, dijo a ellos,
26 Si alguno viene a mí, y no miseo a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, sí, y también su propia vida, no puede ser mi discípulo.
27 Y el que no lleva su cruz y viene tras de mí, no puede ser mi discípulo.
28 Porque, ¿quién de ustedes, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula el costo, si tiene para terminarla?
29 No sea que él ponga los cimientos, y no sea capaz de terminar, viendo todos, comenzarán a burlarse de él,
30 Diciendo: Este hombre comenzó a construir, y no fue capaz de terminar.
31 ¿O qué rey, yendo a hacer la guerra contra otro rey, no se sienta primero, y consulta si con diez mil es capaz de encontrarse al que viene contra él con veinte mil?
32 Si no, estando él todavía lejos, envía embajador pidiendo condiciones de paz.
33 Así también, cualquiera de ustedes que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo.

La sal sin sabor

mt 5.13 mc 9.50

34 La sal es buena: pero si la sal pierde sabor, ¿con qué se salará?
35 No sirve para la tierra, ni aún para el estiércol; la tiran fuera. El que tenga oídos para oír, oiga.

15

Parábola de la oveja perdida

mt 18.10

1 Entonces se le acercaron todos los publicanos y pecadores para oírlo.
2 Y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este recibe a los pecadores y come con ellos.
3 Y les habló esta parábola, diciendo,
4 ¿Quién de ustedes, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la perdida, hasta encontrarla?
5 Y cuando la encuentra, la echa sobre sus hombros, alegre.
6 Y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Alégrense conmigo, porque encontré mi oveja perdida.
7 Digo a ustedes, que de igual manera hay alegría en el cielo por un pecador arrepentido, que por noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentimiento.

Parábola de la moneda perdida

8 ¿O qué mujer teniendo diez drachmas, si pierde una drachma, no enciende una vela, y barre la casa, y busca cuidadosamente hasta encontrarla?
9 Y al encontrarla, reúne a sus amigas y vecinos, diciendo: Alégrense conmigo, porque encontré la drachma que perdí.
10 De la misma manera les digo que hay alegría ante los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.

El hijo pródigo

11 Y dijo: Cierto hombre tenía dos hijos:
12 Y el menor de ellos dijo al padre: Padre, dame la parte de los bienes que me toca. Y les repartió los bienes.
13 Y no muchos días después, el hijo menor juntó todo, y partió a un país lejano, y ahí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.
14 Y él gastando todo, sobrevino un gran hambre en aquella tierra, y comenzó a sufrir necesidad.
15 Y fue junto a un ciudadano de aquella tierra, y lo envió a sus campos a apacentar cerdos.
16 Y deseaba llenar su vientre con las cáscaras que comían los cerdos; pero nadie le daba.
17 Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros de mi padre abundan en pan, y yo muero de hambre!
18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti,
19 Y después de esto, no soy digno de ser llamado hijo tuyo: hazme como uno de tus jornaleros.
20 Y levantándose, vino a su padre. Pero él aún estando lejos, lo vio su padre, y tuvo compasión, y corriendo, cayó en su cuello y lo besó.
21 Y el hijo le dijo: Padre, pequé contra el cielo y ante ti, y después de esto, no soy digno de llamarme hijo tuyo.
22 Pero el padre dijo a sus siervos: Saquen el mejor vestido, y pónganselo; y pongan un anillo en su mano, y zapatos en sus pies:
23 Y traigan aquí el ternero gordo, y mátenlo; y comamos y euphrainó:
24 Porque este mi hijo estaba muerto, y vive de nuevo; estaba perdido, y fue hallado. Y comenzaron a alegrarse.
25 Pero su hijo mayor estaba en el campo; y cuando llegó, acercándose a la casa, oyó música y danzas.
26 Y llamó a uno de los criados, y le preguntó qué era eso.
27 Y él le dijo: Tu hermano vino; y tu padre mató el ternero gordo, porque lo recibió sano.
28 Y él enfureció, y no quiso entrar: Entonces salió su padre y le rogó.
29 Y respondiendo él, dijo a su padre: Mira, todos estos años te serví, sin quebrantar jamás tu mandamiento; y nunca me diste un cabrito para alegrarme con mis amigos: 30 Pero en cuanto vino este, tu hijo, que devoró tus bienes con rameras, mataste para él el ternero gordo.
31 Y él le dijo: Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo que tengo es tuyo.
32 Es necesario hacer fiesta y alegrarnos, porque este, tu hermano estaba muerto, y vive de nuevo; y estaba perdido, y fue hallado.

16

Parábola del mayordomo infiel

1 Y dijo también a sus discípulos: Había cierto hombre rico que tenía un mayordomo, y éste fue acusado como disipador de sus bienes.
2 Y llamándole, le dijo: ¿Por qué oigo esto de ti? Da cuenta de tu mayordomía; porque tal vez ya no seas mayordomo.
3 Entonces el mayordomo dijo en sí mismo: ¿Qué haré? porque mi señor me saca la mayordomía: No puedo cavar; mendigar me da vergüenza.
4 Se lo que haré, para que cuando me saquen la mayordomía, me reciban en sus casas.
5 Llamó, entonces, a cada uno de los deudores de su señor, y dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi señor?
6 Y él respondió: Cien batos de aceite. Y él dijo: Toma tu cuenta, siéntate rápido, escribe cincuenta.
7 Entonces dijo a otro: ¿Y cuánto debes tú? Y él dijo: Cien koros de trigo. Y él le dijo: Toma tu cuenta, y escribe ochenta.
8 Y el señor elogio al mayordomo injusto, porque hizo sabiamente; porque los hijos de este mundo son en su generación, mas sabios que los hijos de luz.
9 Y digo a ustedes: Háganse amigos de las riquezas injustas, para que cuando falten, los reciban en moradas eternas.
10 El fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho; y el injusto en lo poco, también es injusto en lo mucho.
11 Si entonces, no fueron fieles en las riquezas injustas, ¿quién les confiará lo verdadero?
12 Y si no fueron fieles en lo ajeno, ¿quién les dará lo suyo?
13 Ningún siervo puede servir a dos señores, porque miseo al uno y agapao al otro, o se aferrará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a mammon.
14 Y también los fariseos, siendo avaros, oyeron todas estas cosas, y ekmuktérizó de Él.
15 Y les dijo: Ustedes son los que se justifican a sí mismos delante de los hombres; pero Dios conoce sus corazones, porque lo sublime entre los hombres es abominación a los ojos de Dios.

La ley y el reino de Dios

16 La ley y los profetas, hasta Juan; desde entonces euangelizo el reino de Dios, y todos biazo para entrar en él.
17 Y es más fácil que pasen cielo y tierra, que falle un tilde de la ley.

El divorcio y el adulterio

mt 19.1 mc 10.1

18 El que deja su mujer y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la divorciada del marido, adultera.

El rico y Lázaro

19 También había cierto hombre rico, que se vestía de púrpura y lino fino, y cada día festejaba con esplendidez:
20 Y había un mendigo llamado Lázaro, que estaba tirado a su puerta, lleno de llagas,
21 y deseaba alimentarse con las migas que caían de la mesa del rico; y además, se acercaban los perros, lamiéndole las llagas.
22 Y sucedió que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham: y murió también el rico, y fue sepultado;
23 Y en el hades levantó sus ojos, estando en tormentos, y vio a Abraham de lejos, y a Lázaro en su seno.
24 Y él, clamó diciendo: Padre Abraham, ten compasión de mí, y envía a Lázaro, para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.
25 Pero Abraham dijo: Hijo, recuerda que tú, en tu vida, recibiste tus bienes, e igualmente Lázaro males; pero ahora él es consolado, y tú atormentado.
26 Y además de todo esto, entre nosotros y ustedes hay fijado una gran sima: porque si quisieran pasar de acá a ustedes, no pueden; ni tampoco pasar a nosotros desde allá.
27 Entonces dijo: Te ruego, entonces, padre, que lo envíes a la casa de mi padre:
28 Porque tengo cinco hermanos; para que les testifique, no sea que ellos también vengan a este lugar de tormento.
29 Abraham le dijo: Tienen a Moisés y a los profetas; óiganlos.
30 Y él le dijo: No, padre Abraham; pero si uno va a ellos de entre los muertos, se arrepentirán.

31 Y le dijo: Si no escuchan a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán, aunque uno se levantara de los muertos.

17

Tormento para quien sea tropiezo

mt 18.6 mc 9.42

1 Entonces dijo a los discípulos: Es imposible que no vengan escándalos; pero ¡ay por quien vienen!
2 Es mejor para él que le cuelguen al cuello una piedra de asno y lo arrojen al mar, a que escandalicen a uno de estos pequeños.
3 Cuídense de ustedes mismos, más si tu hermano peca contra ti, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo.
4 Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces al día vuelve a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónalo.

Auméntanos la fe

5 Y los apóstoles dijeron al Señor: Aumenta nuestra fe.
6 Y el Señor dijo: Si tuvieran fe como un grano de mostaza, dirían a este sicómoro: Arráncate de raíz y plántate en el mar; y les obedecería.

El deber del siervo

7 ¿Pero quién de ustedes, teniendo un siervo que ara o apacienta el ganado, le dirá en seguida, viniendo del campo: Ve y siéntate a la mesa?
8 ¿Y no le dirá: Prepara lo que cenaré, y cíñete, y sírveme hasta que coma y beba; y después de eso tú comerás y beberás?

9 ¿Da gracias a aquel siervo porque hizo lo que se le mandó? Pienso que no.
10 Así también ustedes, cuando hagan todo lo ordenado, digan: Somos siervos inútiles; nosotros hicimos lo que debíamos hacer.

Diez leprosos son limpiados

11 Y sucedió que yendo Él a Jerusalén, pasó por en medio de Samaria y Galilea.
12 Y al entrar en cierto pueblo, lo recibieron diez hombres leprosos, los cuales se pararon lejos:
13 Y ellos, alzando la voz, decían: ¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!
14 Y al verlos, les dijo: Vayan a mostrarse a los sacerdotes. Y sucedió que al apartarse, fueron limpios.
15 Y uno de ellos, al verse sano, volvió, con gran voz glorificando a Dios,
16 y cayó de rostro a sus pies, dándole gracias; y era samaritano.
17 Y respondiendo Jesús, dijo: ¿Diez no fueron limpiados? pero ¿dónde los nueve?
18 No se encontraron de regreso dando gloria a Dios, salvo este extranjero.
19 Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te salvó.

La venida del Reino

mt 24.23

20 Y entre los fariseos preguntaron cuándo vendría el reino de Dios, y respondiendo Él, dijo: El reino de Dios no viene con paratérésis:
21 Ni dirán: ¡Miren acá! o, ¡Miren ahí! porque, miren, el reino de Dios está con ustedes.
22 Y dijo a los discípulos: Vendrán días en que desearán ver uno de los días del Hijo del hombre, y no verán.
23 Y dirán a ustedes: Miren acá; o, miren ahí: no vayan, ni los sigan.
24 Porque como el relámpago resplandece por debajo del cielo, iluminando a lo que está bajo el cielo, así también el Hijo del hombre será en su día.
25 Pero primero debe sufrir mucho, y ser rechazado por esta generación.
26 Y como fue en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre.
27 Comían, bebían, se casaban, se daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos.
28 Así también como en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban;
29 Pero el mismo día en que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y los destruyó a todos.
30 Así, de la misma manera será el día en que se manifieste el Hijo del hombre.
31 En aquel día, el que esté en el terrado y sus cosas en casa, no baje a llevárselas; y el que esté en el campo, que tampoco vuelva atrás.
32 Recuerden a la mujer de Lot.
33 El que busque salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida, la salvará.
34 Les digo, en esa noche estarán dos en una cama; el uno será tomado, y el otro será dejado.
35 Dos estarán moliendo juntas; la una tomada, y la otra dejada.
36 Dos estarán en el campo; el uno tomado, y el otro dejado.
37 Y respondieron diciéndole: ¿Dónde, Señor? Y Él les dijo: En donde el cuerpo, ahí se juntarán las águilas.

18

Parábola de la viuda y el juez injusto

1 Y les habló una parábola, que es absolutamente necesario orar siempre, y no desmayar;
2 Diciendo: Había en una ciudad un juez, que no temía a Dios, ni respetaba a los hombres:

3 Y había una viuda en esa ciudad; y vino a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario.
4 Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo en sí mismo: Aunque no temo a Dios, ni respeto a hombre;
5 Sin embargo, esta viuda me molesta, le haré justicia, no sea que por venir continuamente me canse.
6 Y El Señor dijo: Oigan lo que dijo el juez injusto.
7 ¿Y Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a Él noche y día, y será paciente con ellos?
8 Les digo que les hará justicia pronto. Sin embargo, cuando el Hijo del hombre vuelva, ¿encontrará fe en la tierra?

Parábola del fariseo y el publicano

9 Y dijo esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos como justos, y despreciaban a otros:
10 Dos hombres subieron al templo a orar; el uno fariseo, y el otro publicano.
11 El fariseo, de pie, oraba así consigo mismo: dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, extorsionadores, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano.
12 Ayuno dos veces a la semana, diezmo todo lo que tengo.
13 Y el publicano, estando lejos, no quería ni levantar los ojos al cielo, aún se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.
14 Les digo, éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque todo el que se exalta, será humillado; y el que se humilla, será exaltado.

Jesús bendice a los niños

mt 19.13 mc 10.13

15 Y le trajeron niños también, para que los tocara; pero al verlo sus discípulos, los reprendieron.
16 Y Jesús llamándolos, dijo: Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan; porque de los tales es el reino de Dios.
17 Amen les digo, el que no reciba el reino de Dios como un niño, de ninguna manera entrará en él.

El joven rico

mt 19.16 mc 10.17

18 Y cierto gobernante le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
19 Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? nadie es bueno, excepto uno, Dios.
20 Conoces los mandamientos: No adulteres, no mates, no robes, no seas testigo falso, honra a tu padre y a tu madre.
21 Y dijo: Todo esto guardé desde mi juventud.
22 Y Jesús, oyendo estas cosas, le dijo: Todavía te falta algo: vende todo lo que tienes, y repártelo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
23 Y al oír esto, se entristeció mucho, porque era muy rico.
24 Y viendo Jesús que estaba muy triste, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios teniendo riquezas!
25 Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de Dios.
26 Y oyendo decían: ¿Quién, entonces, podrá salvarse?
27 Y Él dijo: Lo imposible para los hombres, es posible para Dios.
28 Entonces Pedro dijo: Acá, nosotros dejamos todo y te seguimos.
29 Y Él les dijo: Amén les digo: No hay ninguno que deje casa, o padres, o hermanos, o esposa, o hijos, por causa del basileía Theos.
30 Que no reciba mucho más en este tiempo, y en la era venidera, la vida eterna.

Nuevamente Jesús anuncia su muerte

mt 20.17 mc 10.32

31 Entonces tomó a los doce, y les dijo: Miren, subimos a Jerusalén, y todo lo escrito por los profetas del Hijo del hombre, se cumplirá.
32 Porque será entregado a los gentiles, y burlado, e injuriado y escupido:
33 Y azotado, lo matarán; y al tercer día resucitará.
34 Y ellos no entendieron nada de estas cosas; y esta palabra les fue encubierta, y no entendieron lo que dijo.

Un ciego de Jericó recibe la vista

mt 20.29 mc 10.46

35 Y sucedió que acercándose Él a Jericó, un ciego mendigaba sentado junto al camino:
36 Y escuchando a la multitud que pasaba, preguntó qué era eso.

37 Y ellos le dijeron que Jesús Nazareno venía.
38 Y gritó, diciendo: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!
39 Y los que iban delante lo reprendían para que se callara; pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!
40 Y Jesús se detuvo, y mandó que lo trajeran hacia Él; y al acercarse, le preguntó,
41 Diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que recobre la vista.
42 Y Jesús le dijo: Recibe la vista; tu fe te salvó.
43 E inmediatamente recibió la vista, y lo siguió, glorificando a Dios; Y al verlo todo el pueblo dio alabanzas a Dios.

19

Jesús y Zaqueo

1 Y entrando pasó por Jericó.
2 Y acá un hombre llamado de nombre Zaqueo, y que era jefe entre los publicanos, y era este rico.
3 Y procuraba ver quién era Jesús; y no podía por la multitud, porque era pequeño de estatura.
4 Y corriendo delante, se subió a un sicomoro para verlo, porque pasaría por ahí.
5 Y cuando Jesús llegó al lugar, miró hacia arriba y lo vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa y baja, porque hoy debo estar en tu casa.
6 Y apurándose, bajó, y lo recibió con alegría.
7 Y al verlo, todos murmuraron, diciendo: Que fue a hospedarse con un hombre pecador.
8 Y Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: Acá Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si por falsa acusación defraudé algo a alguno, lo devuelvo cuadruplicado.
9 Y Jesús le dijo: Hoy llegó la salvación a esta casa, por cuanto él también es hijo de Abraham.
10 Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo perdido.

Parábola de las diez minas

11 Y oyendo ellos estas cosas, añadió y dijo una parábola, porque estaba cerca de Jerusalén, y pensaban que el reino de Dios debía aparecer inmediatamente.
12 Dijo, entonces: Cierto hombre noble partió a un país lejano para recibir un reino para sí mismo, y volver.
13 Y llamando a sus diez siervos, les entregó diez minas, y les dijo: Ocúpense hasta que vuelva.
14 Pero sus ciudadanos lo odiaban, y enviaron embajadores tras Él, diciendo: No queremos que este reine sobre nosotros.
15 Y sucedió que recibiendo el reino, regresó y ordenó llamar a los siervos a quienes dio el dinero, para saber cuánto ganó cada uno comerciando.
16 Entonces vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ganó diez minas.
17 Y Él le dijo: Bien, buen siervo; porque fuiste fiel en muy poco, tendrás autoridad sobre diez ciudades.
18 Y vino el segundo, diciendo: Señor, tu mina ganó cinco minas.
19 Y le dijo también: Sé tú también sobre cinco ciudades.
20 Y vino otro, diciendo: Señor, acá tu mina, que tuve guardada en un pañuelo:
21 Porque te temía, porque eres un hombre estricto: tomas lo que no dejaste, y cosechas lo que no sembraste.
22 Y le dijo: De tu propia boca te krino, siervo malvado. Tú sabías que yo soy hombre estricto, que tomo lo que no dejé, y que cosecho lo que no sembré:
23 ¿Por qué, entonces, no diste mi dinero al banco, para que yo, al regresar, pudiera exigir lo mío con intereses?
24 Y dijo a los que estaban presentes: Tomen de él la mina, y dénsela al que tiene diez minas.
25 (Y le dijeron: Señor, tiene diez minas.)
26 Porque les digo, al que tiene se le dará; y al que no tiene, aun lo que tiene se le sacará.
27 Pero a esos mis enemigos, que no quieren que reine sobre ellos, tráiganlos acá, y mátenlos delante mío.

La entrada triunfal en Jerusalén

mt 21.1 mc 11.1 jn 12.2

28 Dicho esto, iba delante subiendo a Jerusalén.
29 Y aconteció cuando se acercó a Betfagé y Betania, al monte llamado elaía, envió a dos de sus discípulos,
30 Diciendo: Vayan al pueblo de enfrente; en el cual, entrando, encontrarán un pollino atado, sobre el cual ningún hombre nunca se sentó; desátenlo, y tráiganlo.
31 Y si alguien les pregunta: ¿Por qué lo desatan? así le dirán: Porque el Señor tiene necesidad de él.
32 Y apostello fueron, encontrando como se les dijo.
33 Y al desatar el pollino, los dueños del mismo les dijeron: ¿Por qué desatan el pollino?
34 Y ellos dijeron: El Señor tiene necesidad de él.
35 Y lo trajeron a Jesús; y echaron sus mantos sobre el pollino, y sentaron a Jesús.
36 Y andando Él, tendían sus mantos en el camino.
37 Y al acercarse, ya en la bajada del monte de Olivos, toda la multitud de los discípulos comenzó a alegrarse y a alabar a Dios a gran voz por todas las obras poderosas que vieron;
38 Diciendo: Bendito el Rey que viene en nombre del Señor: paz en el cielo y gloria en las alturas.
39 Y algunos de los fariseos de entre la multitud dijeron a Él: Maestro, reprende a tus discípulos.
40 Y respondió diciéndoles: Les digo que si éstos callan, las piedras gritarían.
41 Y cuando se acercó, viendo la ciudad, lloró sobre ella,
42 Diciendo: ¡Si conocieras, aun tú, al menos en este tu día, lo que es para tu paz! pero ahora está oculto a tus ojos.
43 Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán y te cercarán, y te estrecharán por todas partes,
44 y te derribarán a tierra, y a tus hijos en ti; y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no conociste el tiempo de tu visitación.

Purificación del templo

mt 21.12 mc 11.15 jn 2.13

45 Y entró en el templo, y comenzó a echar fuera a los que vendían en él, y a los que compraban;
46 Diciéndoles: Está escrito: Mi casa es casa de oración; pero ustedes la hicieron cueva de ladrones.
47 Y estaba enseñando cada día en el templo. Pero los sumos sacerdotes y los escribas y los principales del pueblo procuraban destruirlo,
48 y no encontraban qué hacer; porque todo el pueblo lo escuchaba muy atento.

20

La autoridad de Jesús

mt 21.23 mc 11.27

1 Y sucedió en uno de esos días, enseñando al pueblo en el templo y evangelizando, los sumos sacerdotes y los escribas vinieron con los ancianos,
2 Y le hablaron, diciendo: Dinos, ¿Con qué autoridad haces estas cosas? o ¿quién es el que te dio esta autoridad?
3 Y respondió diciéndoles: Yo también les preguntaré una palabra; y respóndanme:
4 El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o del hombre?
5 Y ellos razonaban consigo mismos, diciendo: Si decimos: Del cielo; dirá: ¿Por qué, entonces, no le creíste?
6 Pero si decimos: De los hombres, todo el pueblo nos apedreará, porque están convencidos de que Juan era profeta.
7 Y respondieron: no sabemos de dónde.
8 Y Jesús les dijo: Tampoco yo les digo con qué autoridad hago estas cosas.

Los labradores malvados

mt 21.33 mc 12.1

9 Entonces comenzó a decir a la gente esta parábola: Un hombre plantó una viña, y la alquiló a labradores, y viajo al extranjero por mucho tiempo.
10 Y a su tiempo envió un siervo a los labradores, para que le dieran del fruto de la viña; pero los labradores lo golpearon y lo enviaron sin nada.
11 Y otra vez envió otro siervo; y ellos también lo golpearon, y lo humillaron, enviándolo sin nada.
12 Y otra vez envió a un tercero: y ellos lo hirieron, y lo echaron fuera.
13 Entonces dijo El Señor de la viña: ¿Qué haré? Enviaré a mi Hijo amado: tal vez lo respeten al verlo.
14 Pero viéndolo los labradores, razonaron entre sí, diciendo: Este es el heredero: vamos a matarlo, para que la heredad sea nuestra.
15 Entonces lo echaron fuera de la viña, matándolo. Por tanto, ¿Qué les hará El Señor de la viña?

16 Vendrá y destruirá a esos labradores, y dará la viña a otros. Y al oírlo, dijeron: Dios no lo permita!
17 Y Él, mirándolos, dijo: ¿Qué es, entonces, lo escrito: La piedra que los edificadores desecharon, la misma viene a ser cabeza del ángulo?
18 Cualquiera que cayere sobre esa piedra, será quebrado; pero sobre quien ella caiga, lo despedazará.

 

La cuestión del tributo

mt 21.45 22.15 mc 12.12

19 Y los sumos sacerdotes y los escribas, en la misma hora, trataron de ponerle las manos encima; porque entendieron que habló esta parábola contra ellos, pero temían al pueblo.
20 Y acechándolo, enviaron espías, fingiendo ser justos, para atraparlo en sus palabras, y así entregarlo al poder y a la autoridad del gobernador.
21 Y le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente, y tampoco aceptas la apariencia, sino que enseñas el camino de Dios en verdad:
22 ¿Es lícito para nosotros dar tributo al César, o no?
23 Pero percibió su astucia, y les dijo: ¿Por qué me tientan?
24 Muéstrenme el denario. ¿De quién es la imagen y la inscripción que tiene? Respondieron diciendo: Del César.
25 Y él les dijo: Den, entonces, al César lo del César, y a Dios lo de Dios.
26 Y no pudieron atraparlo en sus palabras ante el pueblo; y maravillados de su respuesta, callaron.

La pregunta sobre la resurrección

mt 22.23 mc 12.18

27 Entonces vinieron algunos de los saduceos, que niegan que haya resurrección alguna; preguntándole.
28 Diciendo: Maestro, Moisés nos escribió: Si el hermano de alguno muere, teniendo mujer, y él muere sin hijos, que su hermano tome a su mujer, y levante simiente a su hermano.
29 Hubo, entonces, siete hermanos; y el primero tomó mujer, y murió sin hijos.

30 Y el segundo tomó la mujer, y murió sin hijos.
31 Y el tercero la tomó; y así también los siete; y no dejaron hijos, y murieron.
32 Por último murió también la mujer.
33 Por tanto, en la resurrección, ¿de quién de ellos es esposa? porque siete la tomaron por mujer.
34 Y respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este mundo se casan y se dan en casamiento:
35 Pero los dignos de obtener ese tiempo, y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento:
36 Porque no pueden morir, porque son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección.
37 Ahora, que los muertos resucitan, también Moisés lo demostró en la zarza, cuando llamó al Señor el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob.
38 Porque no es Dios de muertos, sino de vivos, porque todos viven para Él.
39 Entonces respondiendo algunos de los escribas, dijeron: Maestro, bien dicho.

40 Y después no se atrevieron a preguntarle nada.

¿De quién es hijo el Cristo?

mt 22.41 mc 12.35

41 Y dijo a ellos: ¿Cómo dicen que Cristo es hijo de David?
42 Aún el mismo David dice en el libro de Salmos:

Kyrios dijo a mi Kyrios:

Siéntate a mi dexios,
43 Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.
44 David por tanto, lo llama Señor, ¿Cómo es su hijo entonces?

Jesús acusa a los escribas

mt 23.1 mc 12.38 lc 11.37

45 Entonces al oído de todo el pueblo dijo a sus discípulos,
46 Guárdense de los escribas, que desean andar con largas vestiduras, y aman los saludos en las plazas, y los primeros asientos en las sinagogas, y las salas principales en las fiestas;
47 Quienes devoran las casas de las viudas, y por aparentar hacen grandes oraciones: Éstos recibirán mucha más condenación.

21

La ofrenda de la viuda

mc 12.41

1 Y levantando la vista, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca.
2 Y vio también a una viuda pobre que echaba ahí dos leptón.
3 Y dijo: En verdad les digo que esta viuda pobre echó más que todos ellos:
4 Porque todos éstos echaron de su abundancia para las ofrendas de Dios; pero ella, de su pobreza, echó todo el bios que tenía.

Jesús predice la destrucción del templo

mt 24.1 mc 13.1

5 Y algunos hablaban del templo, cuán adornado estaba con piedras preciosas y anathéma, dijo,
6 Esto que ven, días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada.

Señales antes del fin

mt 24.3 mc 13.3

7 Y le preguntaron, diciendo: Maestro, pero ¿cuándo serán estas cosas? y ¿qué señal cuando estas cosas sucedan?

8 Y Él dijo: Tengan cuidado de no ser engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy Cristo; y el tiempo se acerca; por lo tanto, no vayan tras ellos.
9 Pero cuando escuchen de guerras y alborotos, no se aterroricen: porque estas cosas deben suceder primero; pero el fin no será inmediatamente.
10 Entonces les dijo: Nación se levantará contra nación, y reino contra reino:
11 Y habrá grandes terremotos según lugares, y hambrunas, y pestilencias; y phóbetron y grandes señales desde cielo.
12 Pero antes de todo esto, pondrán mano sobre ustedes, persiguiéndolos y entregándolos a sinagogas y a prisiones, llevándolos ante reyes y gobernantes por causa de mi nombre.
13 Y resultará a ustedes para testimonio.
14 Póngan por lo tanto en sus corazones, no premeditar respuesta:
15 Porque yo les daré boca y sabiduría, que todos sus adversarios no podrán contradecir ni resistir.
16 Y aún serán traicionados por sus padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de ustedes.
17 serán miséo por todos por causa de mi nombre.
18 Pero ni un cabello de su cabeza se perderá.
19 En su perseverancia obtendrán sus psyché.
20 Y cuando vean a Jerusalén rodeada por ejércitos, sepan entonces que su desolación llegó.
21 En ese momento los que estén en Judea escapen a los montes; y los que estén en medio de ella váyanse; y los que estén en los campos no entren en ella.
22 Porque estos son días de justicia, para que todo lo escrito se cumpla.
23 Pero ¡ay de las que estén embarazadas, y de las que críen, en esos días! porque habrá gran anagké en la tierra, e indignación sobre este pueblo.
24 Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que el tiempo de los gentiles se cumpla.

 

La venida del Hijo del Hombre

mt 24.29 mc 13.24

25 Y habrá señales en Hélios, y Seléne, y Ástron; y sobre la tierra aflicción de pueblos, con confusión; el mar y ruido de olas;
26 Los corazones de los hombres apopsuchó por el temor, y al ver lo que viene sobre la tierra: porque las potencias de los cielos serán sacudidas.
27 Y entonces verán al Hijo del hombre viniendo en una nube con poder y gran gloria.
28 Y cuando estas cosas comiencen a suceder, levántense y levanten sus cabezas, porque llegó su redención.
29 Y les habló una parábola: Miren la higuera y todos los árboles;
30 Cuando ya brotan, ven y saben por sí mismos que el verano ya está cerca.
31 Así también ustedes, cuando vean que suceden estas cosas, sepan que el reino de Dios está cerca.
32 Amén les digo: Esta generación no pasará, hasta que todo se cumpla.
33 Cielo y tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
34 Y tengan cuidado de ustedes, no sea que sus corazones se carguen con glotonería y borrachera, y las preocupaciones de esta vida, y ese día llegue sobre ustedes inesperadamente.
35 Porque como trampa vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra.
36 Velen, por lo tanto, orando en todo tiempo, para ser considerados dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de permanecer en pie frente al Hijo del hombre.
37 Y de día enseñaba en el templo; y de noche salía y pasaba en el monte llamado Olivos.
38 Y todo el pueblo venía a Él, temprano por la mañana para oírlo en el templo.

22

El complot para matar a Jesús

mt 26.1 mc 14.1 jn 11.45

1 Ya se acercaba la fiesta de los panes sin levadura, llamada Páscha.
2 Y los archiereús sacerdotes y los escribas buscaban cómo matarlo, porque temían al pueblo.
3 Entonces entró satanás en Judas de sobrenombre Iskariótes, siendo del número de los doce.
4 Y yéndose habló con los principales sacerdotes y capitanes, cómo se los entregaría.
5 Y chairó, y acordaron darle dinero.
6 Y exomologeó, y buscó oportunidad para entregarlo a ellos en ausencia del pueblo.

Institución de la Cena del Señor

mt 26.17 mc 14.12 jn 13.21 1co 11.23

7 Entonces llegó el día ázymos, en que debía sacrificarse la pascua.
8 Y envió a Pedro y a Juan, diciendo: Vayan y prepárennos la pascua, para que comamos.
9 Y ellos le dijeron: ¿Dónde quieres prepararla?
10 Y Él les dijo: Miren, al entrar ustedes en la ciudad, un hombre saldrá a su encuentro llevando un cántaro de agua; síganlo a la casa donde entre.
11 Y dirán al dueño de la casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento, donde comeré la pascua con mis discípulos?
12 Y les mostrará un gran aposento alto, amueblado: preparen ahí.
13 Y fueron, hallando como les dijo: y prepararon la pascua.
14 Y cuando llegó la hora, se sentó, y los doce apóstoles con Él.
15 Y les dijo: Cuanto deseé comer esta pascua con ustedes antes de padecer:
16 Porque les digo que no comeré más de ella, hasta que se cumpla en el reino de Dios.
17 Y tomando la copa, dio gracias y dijo: Tomen esto, y repártanlo entre ustedes:
18 Porque les digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios.
19 Y tomando pan, dio gracias, lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo dado por ustedes; hagan esto en memoria mía.
20 E igualmente la copa después de cenar, diciendo: Esta copa es el nuevo testamento en mi sangre, que es derramada por ustedes.
21 Pero, miren, la mano del que me entrega está conmigo en la mesa.
22 Y verdaderamente el Hijo del hombre va, como estaba determinado; Pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado!
23 Y ellos empezaron a discutir entre sí, quién de ellos sería el que haría esto.

La grandeza en el servicio

24 Y había también contienda entre ellos, quién de ellos se suponía el mayor.
25 Y Él les dijo: Los reyes de los gentiles ejercen dominio sobre ellos; y los que ejercen autoridad sobre ellos son llamados hacedores del bien.
26 Pero ustedes no así; sino que el mayor entre ustedes, será como el menor; y el jefe, como el que sirve.
27 Porque, ¿quién es mayor, el que se sienta, o el que sirve? ¿no es el que se sienta? pero yo estoy entre ustedes como servidor.
28 Y ustedes son los que permanecieron conmigo en mis peirasmós.
29 Y Yo les asigno un reino, como mi Padre me asignó a mí;
30 Para que coman y beban en mi mesa en mi reino, y se sienten en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.

Jesús anuncia la negación de Pedro

mt 26.31 mc 14.27 jn 13.36

31 Y El Señor dijo: Simón, Simón, mira que satanás te quiere zarandear como al trigo:
32 Pero yo oré por ti, para que tu fe no falte; Y cuando tu vuelvas, fortalece a tus hermanos.
33 Y él le dijo: Señor, estoy dispuesto a ir contigo tanto a la cárcel como a la muerte.
34 Y Él dijo: Te digo, Pétros, que el gallo no cantará hoy, antes que tú niegues tres veces que me conoces

.

Bolsa, alforja y espada

35 Y les dijo: Cuando los envié sin bolsa, sin alforja y sin zapatos, ¿les faltó algo? Y ellos dijeron: Nada.
36 Entonces les dijo: Pero ahora, el que tenga bolsa, que la tome, e igualmente también la alforja; y el que no tenga espada, venda su vestido y compre una.
37 Porque les digo que esto escrito, aún, debe cumplirse en mí, Y fue contado entre los transgresores; porque las cosas acerca de mí tienen un fin.
38 Y ellos dijeron: Señor, acá dos espadas. Y Él les dijo: Es suficiente.

Jesús ora en Getsemaní

mt 26.36 mc 14.32

39 Y saliendo, se fue, como acostumbraba, al monte de los Olivos; y lo siguieron también sus discípulos.
40 Y estando en el lugar, les dijo: Oren para no entrar en tentación.
41 Y Él se apartó de ellos como a un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba,
42 Diciendo: Padre, si quiere, aparte de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la suya.
43 Y se le apareció un ángel del cielo, fortaleciéndolo.
44 Y estando en agonía, oraba más intensamente; y su sudor era como grandes gotas de sangre cayendo hasta la tierra.
45 Y levantándose de la oración, vino a sus discípulos, y los encontró durmiendo de tristeza,
46 Y les dijo: ¿Por qué duermen? Levántense y oren, no sea que entren en tentación.

Arresto de Jesús

mt 26.47 mc 14.43 jn 18.2

47 Y hablando Él todavía, acá una multitud, y el llamado judas, uno de los doce, iba delante de ellos, y se acercó a Jesús para besarlo.
48 Pero Jesús le dijo: Judas, ¿entregas al Hijo del hombre con un beso?
49 Cuando los que le rodeaban vieron lo que iba a suceder, le dijeron: Señor, ¿herimos a espada?
50 Y uno de ellos hirió al siervo del sumo sacerdote, y le sacó la oreja derecha.
51 Y respondiendo Jesús, dijo: Hasta acá lo permito. Y tocando su oreja, lo sanó.
52 Entonces Jesús dijo a los principales sacerdotes, y capitanes del templo, y a los ancianos que vinieron a Él: ¿Salieron como contra un ladrón, con espadas y palos?
53 Cuando estaba cada día con ustedes en el templo, no extendieron las manos contra mí; pero ésta es su hora, y el poder de la oscuridad.

Pedro niega a Jesús

mt 26.57 mc 14.53 jn 18.12

54 Y arrestándolo, lo condujeron y lo llevaron a la casa del sumo sacerdote. Y Pedro lo seguía de lejos.
55 Y habiendo ellos encendido un fuego en medio del patio, y sentándose juntos, Pedro se sentó entre ellos.
56 Pero una criada lo vio sentado junto al fuego, y mirándolo seriamente, dijo: Este estaba también con Él.
57 Y él Lo negó, diciendo: Mujer, no Lo conozco.
58 Y un poco después, otro lo vio, y dijo: Tú también eres de ellos. Y Pedro dijo: Hombre, yo no soy.
59 Y como una hora después, otro afirmaba confiadamente, diciendo: Verdaderamente éste también estaba con Él, porque es un galileo.
60 Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. E inmediatamente, mientras él aún hablaba, cantó el gallo.
61 Y El Señor giró y miró a Pedro. Y Pedro recordó la palabra del Señor, cuando le dijo: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.
62 Y Pedro saliendo fuera, lloró amargamente.

Jesús escarnecido y azotado

mt 26.67 mc 14.65

63 Y los hombres que sujetaban a Jesús se burlaban de Él, y lo golpeaban.
64 Y cubriéndolo, lo golpeaban en la cara, y le preguntaban, diciendo: Profetiza, ¿quién es el que te golpea?
65 Y muchas otras cosas decían contra Él, blaspheméo.

Jesús ante el concilio

mt 26.59 mc 14.55 jn 18.19

66 Y como se hizo de día, se juntaron los ancianos del pueblo y los principales sacerdotes y escribas, y lo llevaron a su concilio, diciendo,
67 ¿Entonces eres tú el Cristo? dínoslo. Y Él les dijo: Si se lo digo, no creerán:
68 Y si también les pregunto, no me responderán, ni me dejarán ir.
69 Desde ahora se sentará el Hijo del hombre a la mano derecha del poder de Dios.
70 Entonces dijeron todos: ¿Eres tú, entonces, El Hijo de Dios? Y Él les dijo: Ustedes dicen que yo soy.
71 Y ellos dijeron: ¿Qué necesidad tenemos de más testimonio? porque nosotros lo oímos de su propia boca.

23

Jesús ante Pilato

mt 27.1 mc 15.1 jn 18.28

1 Y levantándose toda la multitud, lo llevaron a Pilato.
2 Y comenzaron a acusarlo, diciendo: Encontramos a este pervirtiendo a la nación, y prohibiendo dar tributo al César, diciendo ser Él mismo Cristo, Rey.
3 Y Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y respondiendo Él, dijo: Tú lo dices.
4 Entonces Pilato dijo al sumo sacerdote y al pueblo: No encuentro falta en este hombre.
5 Y ellos insistían, diciendo: Él agita al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta éste lugar.

Jesús ante Herodes

6 Cuando Pilato escuchó Galilea, preguntó si el hombre era galileo.
7 Y sabiendo que era de la jurisdicción de Herodes, lo envió a Herodes, quien también estaba en Jerusalén en ese momento.
8 Y Herodes, viendo a Jesús, se alegró en gran manera, porque deseaba verlo desde hacía mucho; Oyó mucho acerca de Él, y esperaba verlo hacer algún milagro.
9 Entonces le preguntó con muchas palabras; pero Él no le respondió nada.
10 Y los principales sacerdotes y los escribas permanecieron acusándolo severamente.
11 Y Herodes con sus soldados lo despreciaron, y burlándose, lo vistieron con un manto precioso, y lo enviaron otra vez a Pilato.
12 Y aquel mismo día Pilato y Herodes se hicieron amigos; porque antes estaban enemistados entre sí.

Jesús sentenciado a muerte

mt 27.15 mc 15.6 jn 18.38

13 Y Pilato, convocando a los principales sacerdotes y a los gobernantes y al pueblo,
14 Les dijo: Me trajeron a este hombre como a uno que pervierte al pueblo; y miren, yo lo examiné delante de ustedes, y de lo que lo acusan, no encontré ninguna falta en este hombre:
15 No, ni tampoco Herodes: porque lo envié a él; y, acá, nada digno de muerte es hecho por Él.
16 Por lo tanto, lo castigaré y lo soltaré.
17 (Porque necesariamente debía liberarles a uno en la fiesta).
18 Y gritaron todos a una, diciendo: Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás:
19 (Que por una sedición hecha en la ciudad, y por homicidio, fue echado en la cárcel).
20 Pilato, entonces, dispuesto a liberar a Jesús, les habló de nuevo.
21 Pero ellos gritaban, diciendo: Crucifícalo! crucifícalo!
22 Y Él les dijo por tercera vez: ¿Por qué, qué mal hizo? No encontré en Él ninguna causa de muerte: Por lo tanto, lo castigaré y lo pondré en libertad.
23 Y ellos, inmediatamente, a grandes voces, pedían que lo crucificaran. Y las voces de ellos y de los principales sacerdotes prevalecieron.
24 Y Pilato sentenció que se haga lo que pidieron.
25 Y les soltó a aquel que por sedición y homicidio fue echado a la cárcel, a quien quisieron; pero entregó a Jesús a voluntad de ellos.

Crucifixión y muerte de Jesús

mt 27.32 mc 15.21 jn 19.17

26 Y mientras lo llevaban, prendieron a un tal Simón, Kyrénaíos, que venía del campo, y sobre él pusieron la cruz, para llevarla en pos de Jesús.
27 Y lo seguía gran multitud de gente y mujeres, que también lo lloraban y lamentaban.
28 Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloren por mí, sino lloren por ustedes mismas y por sus hijos.
29 Porque, acá, vienen días en que dirán: Benditas las estériles, y los vientres que nunca dieron a luz, y los pechos que nunca amamantaron.
30 Entonces comenzarán a decir a las montañas: Caigan sobre nosotros; y a las colinas: Cúbrannos.
31 Porque si hacen estas cosas en el árbol verde, ¿qué harán en el seco?
32 Y también otros dos, malhechores, llevados con Él para ser muertos.
33 Y cuando llegaron al lugar llamado kraníon, allí lo crucificaron, y a los malhechores, de hecho, uno a la derecha y el otro a la izquierda.
34 Entonces dijo Jesús: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y partiendo sus vestidos, echaron suertes.
35 Y el pueblo se quedó mirando. Y también los gobernantes con ellos se burlaban, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si Él es Cristo, El elegido de Dios.
36 Y también los soldados se burlaban de Él, acercándose y ofreciéndole vinagre,
37 Y diciendo: Si tú eres El rey de los judíos, sálvate a ti mismo.
38 Y un epígrafe también estaba escrito sobre Él en letras griegas, latinas y hebreas:

ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.
39 Y uno de los malhechores que estaban colgado lo blasfemaba, diciendo: Si tú eres Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.
40 Pero el otro, respondiendo, lo reprendió, diciendo: ¿No temes a Dios, viendo que estás en la misma condenación?
41 Y nosotros en verdad justamente; porque recibimos lo merecido por nuestras obras; pero este hombre no hizo nada malo.
42 Y dijo a Jesús: Señor, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
43 Y Jesús le dijo: Amén te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso.

44 Y era como la hora sexta, y hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.
45 Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó al medio.
46 Y Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en sus manos encomiendo mi espíritu; y diciendo esto, entregó el espíritu.
47 Y el centurión, viendo lo que sucedía, glorificó a Dios, diciendo: Ciertamente éste era un hombre justo.

48 Y todo el pueblo reunido a aquel espectáculo, viendo lo que sucedío, regresaron golpeándose el pecho.
49 Y todos sus conocidos, y las mujeres que le seguían de Galilea, estaban lejos, mirando estas cosas.

Jesús es sepultado

mt 27.57 mc 15.42 jn 19.38

50 Y acá un hombre llamado José, era consejero; hombre agathos y justo:
51 (El no tuvo consentimiento del consejo y hechos de ellos;) de Arimatea, una ciudad de los judíos: quien también él mismo esperaba el reino de Dios.
52 Este hombre fue a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús.
53 Y bajándolo, lo envolvió en una sábana de lino y lo puso en un sepulcro labrado en piedra, en donde todavía ninguno había sido puesto.
54 Y ese día era la preparación, y se acercaba el sábado.
55 Y las mujeres también, que vinieron juntamente con Él de Galilea, lo siguieron, y vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo.
56 Y regresando, prepararon especias y ungüentos; y aún descansaron el día de reposo conforme al mandamiento.

24

La resurrección

mt 28.1 mc 16.1 jn 20.1

1 Y el primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias que prepararon, y algunos junto con ellas.
2 Y encontraron la piedra del sepulcro removida.
3 Y entrando, no encontraron el cuerpo del Señor Jesús.
4 Y sucedió que, diaporeó ellas acerca de esto, vieron también a dos hombres acercándose a ellas, con vestiduras resplandecientes:
5 Y ellas tuvieron miedo, e inclinaron su rostro a la tierra, dijeron a ellas: ¿Por qué buscan al vivo entre los muertos?
6 No está acá, sino que resucitó: recuerden cómo les habló estando aún en Galilea,
7 Diciendo: El Hijo del hombre debe ser entregado en manos de hombres pecadores, y ser crucificado, y al tercer día resucitar.
8 Y recordaron sus palabras,
9 Y volvieron del sepulcro, y contaron todas estas cosas a los once, y a todos los demás.
10 Y fueron María Magdalena, y Juana, y María de Santiago, y otras con ellas, las que contaron estas cosas a los apóstoles.
11 Y sus palabras les parecieron tonterías, y no les creyeron.
12 Entonces se levantó Pedro, y corrió al sepulcro; y agachándose, vio solo los lienzos de lino tendidos, y se fue, maravillándose en sí mismo por lo sucedido.

Camino a Emaús

mc 16.12

13 Y acá, dos de ellos estaban yendo el mismo día a una aldea llamada Emaús, estaba de Jerusalén a sesenta estadios.

14 Y hablaban entre sí de todas estas cosas que sucedieron.
15 Y sucedió que, conversando y razonando, Jesús mismo se acercó y fue con ellos.
16 Pero sus ojos fueron retenidos para no reconocerlo.
17 Y les dijo: ¿Qué clase de conversaciones son éstas que tienen entre ustedes, mientras caminan y están tristes?
18 Y uno de ellos, cuyo nombre era Cleofás, respondió diciéndole: ¿Tú eres el único forastero en Jerusalén, que no sabe lo que sucedió ahí en estos días?
19 Y les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: Acerca de Jesús Nazareno, que fue un profeta poderoso en obra y palabra delante de Dios y de todo el pueblo:
20 Y cómo los principales sacerdotes y nuestros gobernantes lo entregaron para ser condenado a muerte, y lo crucificaron.
21 Pero nosotros confiábamos en que sería Él el que redimiría a Israel: y además de todo esto, hoy es el tercer día desde que sucedieron estas cosas.
22 Y algunas mujeres también de nuestra compañía nos asombraron, las cuales fueron temprano al sepulcro;
23 Y no encontrando su cuerpo, vinieron diciendo que también vieron visión de ángeles, quienes dijeron que Él vive.
24 Y algunos de los que estaban con nosotros fueron al sepulcro, y encontraron así, tal como las mujeres dijeron; pero a Él no lo vieron.
25 Entonces Él les dijo: ¡Oh anoétos, y lentos de corazón para creer todo lo que los profetas hablaron!
26 ¿No debía Cristo sufrir estas cosas, y entrar en su gloria?
27 Y comenzando por Moisés y por todos los profetas, les expuso en todas las Escrituras lo referente a sí mismo.
28 Y se acercaron a la aldea adonde iban; y Él hizo como yendo más lejos.
29 Pero ellos lo compelieron, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día declina. Y entró a quedarse con ellos.
30 Y sucedió que, sentado Él a la mesa con ellos, tomó pan, bendijo, y partiendo, les dio.
31 Y sus ojos se abrieron, y lo reconocieron; y Él se ocultó de ellos.
32 Y se dijeron unos a otros: ¿Nuestro corazón no estaba ardiendo en nosotros, mientras nos hablaba por el camino, y mientras nos abría las Escrituras?
33 Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y encontraron a los once reunidos, y a los que con ellos,
34 Diciendo: El Señor verdaderamente resucitó, y apareció a Simón.
35 Y ellos contaron lo que en el camino, y cómo lo reconocieron al partir el pan.

Jesús se aparece a los discípulos

mt 28.16 mc 16.14 jn 20.19

36 Y mientras hablaban estas cosas, Jesús mismo se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a ustedes.
37 Pero estaban asombrados y aterrados, pensando que veían un espíritu.
38 Y Él les dijo: ¿Por qué están turbados? y ¿por qué vienen pensamientos a sus corazones?
39 Vean mis manos y mis pies, que soy Yo mismo: tóquenme y vean; porque un espíritu no tiene carne y huesos, como ven que yo tengo.
40 Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies.
41 Y ellos de alegría aún no creían , y se asombraban, y les dijo: ¿Tienen algo de comer acá?
42 Y ellos le dieron un pedazo de pescado asado, y un panal de miel.
43 Y lo tomó, y comió delante de ellos.
44 Y les dijo: Estas son las palabras que les hablé, estando aún con ustedes, para que se cumplieran lo escrito en la ley de Moisés, y profetas, y salmos, acerca de mí.
45 Entonces les abrió el entendimiento, syníemi las Escrituras,
46 Y les dijo: Así está escrito, y así debía sufrir Cristo, y resucitar de entre los muertos al tercer día:
47 Y que el arrepentimiento y perdón de pecados se predicase en su nombre en todas las naciones, comenzando por Jerusalén.
48 Y ustedes son testigos de estas cosas.
49 Y acá, yo envío la promesa de mi Padre sobre ustedes; pero quédense en la ciudad de Jerusalén, hasta que sean revestidos del poder de lo alto.

 

La ascensión

mc 16.19

50 Y los condujo fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo.
51 Y sucedió que, al bendecirlos, se separó de ellos y fue llevado al cielo.
52 Y ellos lo adoraron, y volvieron a Jerusalén con gran alegría:
53 Y estaban continuamente en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén.

bottom of page